Heraldo del Campo

trayectoria

El veterinario que susurraba, escuchaba y pintaba a las ovejas

Tras 42 años de trabajo, Luis Miguel Ferrer, co-fundador del SCRUM de la Facultad de Veterinaria, aprovecha la jubilación para disfrutar de la pintura.

Luis Miguel Ferrer está ya disfrutando de una merecida jubilación.
Luis Miguel Ferrer está ya disfrutando de una merecida jubilación.
José Miguel Marco

"Escuchar a los animales es indispensable para saber lo que les pasa. Cuando un veterinario llega a una explotación ganadera, antes incluso de entrar, puede saberlo. Algunos animales, como las ovejas, dejan rastro de lana en los árboles por el picor, otros cojean de manera casi imperceptible mientras avanzan hacia la paridera. Ellos te cuentan qué les ocurre, solo hace falta saber escucharlos". Esta ha sido la metodología de trabajo de Luis Miguel Ferrer desde el mismo momento en el que comenzó a trabajar de veterinario en el año 1981 en su pueblo, Sástago.

Cuarenta y dos años después, en agosto de este año, este doctor en Veterinaria, profesor titular de Patología Animal en la Facultad de Veterinaria de la UZ, fundador del Servicio Clínico en Rumiantes (Sección Clínica) y diplomado del European College of Small Ruminant Health Management desde 2013, ha decidido jubilarse y dedicarse a otra de sus grandes pasiones: pintar animales que luego formarán parte de los libros que todavía le quedan por publicar, entre otros un atlas de patología ovina y caprina que saldrá en diciembre y un futuro diccionario sobre vocabulario en el mundo rural.

Al hacer balance de su vida, asegura que lo que más feliz le ha hecho, más allá del medio centenar de proyectos de investigación en los que ha participado, los 20 libros que ha escrito o la dirección de tesis doctorales, es ser veterinario de campo y conocer el día a día de los animales, de la mano de los ganaderos con los que ha tratado estos años.

"A mí me hubiera encantado estudiar Bellas Artes en Madrid pero mis padres, que eran agricultores, creían que ese no era un trabajo para ganarse la vida. Entonces estudié Veterinaria y cuando terminé hice una especie de máster en cirugía animal experimental y empecé a trabajar con ovejas", explica este apasionado del mundo animal, que se ha convertido en uno de los grandes expertos internacionales en enfermedades relacionadas con el ovino y un gran defensor del control del lobo cuando genera problemas a los animales y a los humanos, "tal y como decía Félix Rodríguez de la Fuente y dictan las Directivas Europeas, de obligado cumplimiento. Hay que proteger a la ganadería extensiva para mantener el medio rural y minimizar la cantidad e intensidad de los incendios. Ellos son los primeros bomberos de la naturaleza y los que más nos pueden ayudar a conservar el medio ambiente", matiza.

Clínico de campo

Su gran satisfacción laboral ha sido ser clínico de campo, es de lo que más orgulloso se siente. En los años ochenta, junto con otros compañeros dirigió las primeras Agrupaciones de Defensa Sanitaria (ADS) de ovino que había en España, "un hecho que cambio la visión de la sanidad porque ya no se atendía a una explotación afectada por alguna enfermedad, sino que se intervenía en toda la zona donde estaba el problema. Con estas primeras ADS logramos limpiar de Brucelosis a todas las explotaciones de ovino de la zona", explica, a la vez que muestra el orgullo que para él supone que su hija María haya seguido sus pasos y "se haya atrevido ya a operar, recién salida de la facultad, mientras que yo tardé un tiempo en hacerlo. He conseguido quitarle sus miedos, al igual que al resto de mis alumnos. Yo siempre les digo que si aciertan aprenderán y si fallan todavía más". Y lo dice alguien que lleva en su haber más de 5.000 operaciones.

Además, en su currículum, Luis Miguel puede presumir de ser el co-fundador del Servicio Clínico de Rumiantes (Scrum), de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Zaragoza. "Es uno de los proyectos más ilusionantes en los que he participado. Los estudiantes pueden hacer prácticas y le damos servicio a la ganadería de forma totalmente gratuita gracias al apoyo que recibimos de numerosas empresas y otras entidades", explica Ferrer, mientras muestra su preocupación por la actual Ley de Bienestar Animal, que "humaniza y demoniza a los animales de granja, sin darse cuenta de que son los que nos dan de comer a la sociedad todos los días, porque la mayoría de los mortales comemos tres veces al día y comemos de todo".

Las diarreas del cordero

Además, su profesión le ha permitido conocer a lo más granado del mundo veterinario gracias a sus muchos viajes por todo el mundo, sobre todo Hispanoamérica, llevando su experiencia y dándola a conocer de manera muy original, como así lo demuestran charlas como ‘La diarrea del cordero’, en la que utilizaba los cuadros del genial pintor de Fuendetodos para explicar los distintos cuadros clínicos que experimenta un cordero enfermo, en función del color de sus heces.

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