día de la discapacidad

Reinventarse cuando una incapacidad te cambia la vida: "De primeras es una bofetada, pero seguir aprendiendo es seguir creciendo"

Pedro Aznar tiene 42 años y un reconocimiento rutinario reveló un problema de salud que le ha obligado a reciclarse laboralmente y despedirse de los maratones, pero no le ha quitado el optimismo.

Pedro Aznar, trabajador que ha tenido que reinventarase tras un problema de salud.
Pedro Aznar, trabajador que ha tenido que reinventarase tras un problema de salud.
Guillermo Mestre

Pedro Aznar ha acudido hace unos días a su primera entrevista de trabajo. A este zaragozano hasta ahora no le había hecho falta ir a ninguna porque con su oficio de soldador, no le ha faltado empleo en sus 42 años. Sin embargo, en 2019 le detectaron un problema de salud que le ha obligado a reinventarse, tras reconocerle una incapacidad que le limita para algunos trabajos que requieren esfuerzo físico.

"Llevo toda la vida trabajando de soldador, desde los 21 años, pero en un reconocimiento médico ordinario de mi empresa vieron algo en el corazón", recuerda. El diagnóstico tardó pero terminó en una incapacidad y en el final de una etapa de su vida. Dejó la empresa y comenzó a reorientarse laboralmente. "De primeras es una bofetada, pero seguir aprendiendo es seguir creciendo", reconoce. A pesar de todo no ha perdido el optimismo ni las ganas de reciclarse. Quiere contar su caso coincidiendo con el Día de la Discapacidad que se celebra este domingo, 3 de diciembre, para "que las empresas conozcan las ventajas de contratar a gente con alguna discapacidad".

Además del menor coste laboral, apela a las competencias que aportan las personas que han afrontado situaciones complicadas en su vida. "Están contratando un valor añadido porque tienen a una persona resiliente", afirma. Así se considera él, que tuvo que asimilar que su vida no volvería a ser igual. El problema de corazón que le detectaron le hizo cambiar por completo sus rutinas para cuidarse. "Yo hacía maratones, entrenaba 20 horas a la semana y esaba volcado en el trabajo, el deporte y la familia", cuenta. Su mujer y sus dos hijos, de 6 y 10 años, han sido su apoyo. 

Su proceso de reciclaje le ha llevado a cursar un certificado de profesionalidad que le cualifica ahora para tareas administrativas. Ya ha hecho sus primeras prácticas en la agencia de colocación de DFA, organización de discapacitados a la que agradece la orientación que le han dado desde el primer momento. 

Mientras espera que le contesten de la entrevista de trabajo que ha hecho se queda con lo positivo de todo este proceso. "Hay que darle la vuelta y hacerlo bueno. Me he echado 15 kilos, pero he podido pasar más tiempo con mis hijos y tengo un pedazo de mujer que se volcó conmigo", cuenta, sin perder las ganas de comenzar una nueva etapa laboral. 

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