Heraldo del Campo

Proyectos

La carrera de fondo del emprendimiento rural

Ana Maturana se trasladó con su familia en 2022 a Huesa del Común, donde intenta poner en marcha una panadería artesana con la ayuda de un programa de formación de la Fundación Nantik Lum.

Maturana (a la derecha), junto a su madre, tras elaborar unos panellets y subir un vídeo a sus redes sociales.
Maturana (a la derecha), junto a su madre, tras elaborar unos panellets y subir un vídeo a sus redes sociales.
A. M.

La pandemia ha llevado a muchas personas a cambiar de rumbo y buscar la tranquilidad de los pueblos. Los grandes atascos que como resultado de ello se produjeron en torno a Tielmes y las localidades madrileñas aledañas, unidos a la falta de conciliación familiar, llevaron a Ana Maturana a salir de esa zona con su marido y su hijo para instalarse en el medio rural turolense hace casi dos años. "Llegamos por una oferta de repoblación para regentar un bar y después nos ofrecieron ir a un pueblo cercano, Huesa del Común, que conocimos en el cambio de una localidad a otra y del que nos enamoramos", señala Maturana, natural de Monzón y residente en el municipio turolense desde abril de 2022.

Desde que se mudaron, ella y su marido han pasado por varios empleos –en lugares como Pancrudo, Monforte de Moyuela o Muniesa–, y actualmente parecen haber encontrado la estabilidad con el trabajo que Ana desempeña como camarera y cocinera en el bar Las Piscinas de Oliete. Sin embargo, su gran pasión se llama Horno de Ayer, un proyecto de emprendimiento en el que lleva tiempo trabajando para intentar ponerlo en marcha y que consiste en una panadería artesana especializada en intolerancias alimentarias y que tiene en cuenta de forma especial a las personas de la tercera edad.

Precisamente con el fin de impulsar su iniciativa, Maturana se apuntó recientemente a ‘Avanza 3.0 Mujer Rural’, un programa de formación ‘online’ y gratuito organizado por la Fundación Nantik Lum y su plataforma digital PEM que va dirigido a mujeres emprendedoras en este ámbito de todo el país. Se trata de un itinerario mentorizado de cuatro meses de duración en los que el objetivo final es que las participantes elaboren un plan de viabilidad sólido para poder optar a un crédito de hasta 25.000 euros.

El modelo Canvas –herramienta estratégica que permite conocer aspectos clave del negocio– o el ‘elevator pitch’ –discurso ágil y rápido sobre la presentación de un proyecto– son algunos de los aspectos en los que Maturana trabajo con Álvaro, su mentor y voluntario de la fundación. "Le estoy muy agradecida, porque me ha ayudado a entender muchas cuestiones financieras que no conocía y en las que él ya tenía experiencia. Son temas a veces muy técnicos y tener a alguien que te los explique y que te dé seguridad ayuda mucho. Además, emprendiendo pones en juego tu patrimonio, de forma que si no lo tratas con alguien que sepa cómo proceder es arriesgado", agrega.

Desde la Fundación Nantik Lum indican que en esta primera edición del programa, que cuenta con la colaboración de Fundación Afi, Culturia y Fademur, y la financiación del Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030, participan 20 mujeres de diferentes partes de España. Estas pueden llevar a cabo las actividades al ritmo que deseen, lo que les permite conciliar su vida laboral y familiar. El objetivo de este y otros programas similares que desarrolla la entidad y que se incluyen en su plataforma de formación ‘online’ es mitigar los efectos de la despoblación, dinamizar la economía de las zonas rurales y contribuir a acabar con la brecha de género que existe en estas áreas.

Recetas variadas y creativas

"Puedo hacer sustituciones de cualquier cosa. Recetas para veganos, intolerantes a la lactosa, sin azúcar... El día que abra me gustaría llevar a cabo un servicio de acompañamiento a la gente mayor, pues sin duda es una necesidad que existe en los pueblos, ya que muchas de estas personas están solas hasta que los familiares pueden llegar. Yo les llevo a menudo el pan y también la leche y otras cosas de peso, y charlo con ellos", apunta Maturana, que elabora encargos de propuestas creativas basadas en rosquillas, magdalenas, panes de aceite o tartas de queso de cabrales para los vecinos, además de ofrecer talleres de repostería infantil.

No obstante, han sido "dos años muy duros". "Ahora mismo, Horno de Ayer está en el limbo, porque es muy difícil conseguir la financiación que necesitamos. Además, se nos ha juntado el emprendimiento con la repoblación. Cuesta mucho hacer una mudanza de Madrid hasta aquí con todas tus cosas y, con la repoblación, hay muchas promesas que no se cumplen. Te ofrecen trabajos que luego no existen y hay mucha escasez de vivienda. Y para emprender tienes que tener un colchón económico, pues has de invertir un dinero que no tienes. El emprendimiento no es un sprint, sino una carrera de fondo", señala la panadera, que destaca el apoyo que ha recibido de la asociación cultural de Huesa del Común y de los gerentes del bar Las Piscinas.

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