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Formar políglotas para la empresa

La compañía de enseñanza de idiomas que lidera Winni Schindler cumple 25 años de andadura en Zaragoza.

Sara
El equipo de soporte. Sarah Lothian, Lorena Serrano, Winni Schindler, Inés Mozota y Pablo Carreras, en las oficinas de la empresa en la plaza del Pilar de Zaragoza. Las clases de idiomas las imparten 30 profesores ‘online’ o en las compañías que los contratan.
Oliver Duch

La historia. «Las empresas han asumido por completo la necesidad de manejar uno o dos idiomas extranjeros, hace 20 años eso era una obligación o un problema». Así cuenta Winni Schindler el cambio de escenario que ha vivido su empresa desde 1998, cuando la creó en Zaragoza con Sarah Lothian, hasta hoy. 25 años en los que han cambiado muchas cosas, pero en los que la creciente globalización de la economía y, sobre todo, la internacionalización de las empresas aragonesas, han jugado a su favor. Aprender inglés es una obligación para muchos trabajadores. A veces, además, también el francés. Y sin duda una ventaja competitiva para cualquier compañía es contar en su equipo con personas que hablen alemán, portugués, italiano, chino... Alemán de Baviera, Schindler llegó a la capital aragonesa en 1984 para perfeccionar su español durante un periodo de tres meses y acabó quedándose para trabajar como profesor de alemán e inglés primero y luego para crear con Lothian, su pareja, un centro de enseñanza de idiomas especializado en trabajar con empresas que hoy celebra un cuarto de siglo de andadura.

El equipo. Trabajan en Schindler Servicio Integral de Idiomas 35 personas, 30 de ellos como profesores de las diferentes lenguas que se imparten. Piezas claves para el buen funcionamiento de la compañía son estos últimos, con quienes Winni Schindler es «muy exigente», pero a la vez cercano, haciéndoles sentir parte de algo, desarrollando su labor a gusto. Es decir, narra el empresario, que puedan decir que «me gusta trabajar aquí». El secreto de esta aventura de 25 años, precisa, es alcanzar tres cosas: que el alumno aprenda, que ese alumno esté a gusto y que el profesor también lo esté. «No buscamos profesores porque estos suelen llamar a nuestra puerta», narra Winni, que para contratarlos revisa su historia, la experiencia que tienen, su formación y cómo son como personas. «Lo que no hacemos es contratar a nativos que vienen un año y se van, no nos interesa», indica el líder del equipo antes de destacar que sean ‘on boarding’, que se adapten cuanto antes a la dinámica de la organización.

Clientes. Schindler trabaja de modo habitual con unas 60 empresas. 45 de ellas son las mismas y unas 15 van cambiando. El grueso de los ingresos procede de la formación a los trabajadores de esas compañías, de las clases que se dan, pero una pequeña parte tiene que ver con el asesoramiento que se da en temas relacionados con los idiomas. Se imparten siete lenguas: inglés, francés, alemán, italiano, portugués, chino y español para extranjeros. Hasta hace poco, también ruso y polaco. BSH Electrodomésticos fue la primera compañía en confiar en Winni Schindler y su equipo, pero luego se han ido sumando otras muchas, entre ellas multinacionales como Filtros Mann, Saica, Adidas o HMY Yudigar, a cuyas instalaciones han ido los profesores, si bien últimamente se ha ido apostando más por el formato ‘online’.

‘Coaching’. El trato tan personalizado que daba a sus alumnos despertó en Winni Schindler una capacidad para el ‘coaching’ hace quince años que se ha convertido al final en una nueva línea de negocio de la empresa. Seminarios sobre organizaciones positivas, posgrados diversos y un máster en Psicología Positiva han potenciado aún más las cualidades del profesor de idiomas para ejercer una actividad que está siendo demandada mucho por organizaciones de distinto tipo. El ‘coaching’, definen en esta empresa al ofrecer el servicio, «es un proceso individual de asesoramiento en el que el ‘coach’ y el cliente comparten un espacio para hablar, y en el que el ‘coach’ le apoya para encontrar soluciones a sus problemas y preocupaciones, para liberar su talento y potencial y, en general, para acompañarle en su desarrollo profesional».

La covid y el día después. La pandemia del coronavirus llegó en 2020 a Schindler como un auténtico mazazo. La suspensión de su actividad por el confinamiento y la prolongación de la pandemia obligó a los fundadores de la compañía a echar mano de sus ahorros para seguir adelante apoyando a sus profesores e incluso a plantearse el cierre total. «Éticamente no podíamos hacer eso, no podíamos dejar en la estacada a esos profesores que llevaban tantos años trabajando con nosotros», apunta el líder de la organización. «En octubre de 2020 empezamos desde 0», recuerda, ofreciendo a las empresas seguir con las clases ‘online’. «Más o menos la mitad de los clientes, unos 30, lo hicieron, y aunque al principio hubo muchas reticencias, poco a poco se fueron acostumbrando a las clases por videoconferencia», indica. Lo curioso vino después. «Seis meses más tarde, en mayo de 2021, estaban tan contentos que ya no querían cambiar, y hoy volvemos a atender a 60 empresas», cuenta Schindler. El 90% de ellas, precisa, con clases ‘online’.

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