Rafael García Meiro: "Queremos generar una plataforma iberoamericana de la calidad"

El consejero delegado de Aenor destaca el rigor con el que trabaja su organización y los planes de esta fuera de España.

Rafael García Meiro, consejero delegado de Aenor.
Rafael García Meiro, consejero delegado de Aenor.
Oliver Duch

Aenor es sinónimo de certificador de calidad. ¿Cuánto queda de esa definición?

Calidad y rigor son las palabra que definen a Aenor. Lo que sí que no somos es certificadores. Somos creadores y nuestro propósito es crear confianza en la sociedad para transformarla. En Aenor permanece el ADN de ser riguroso y de identificar a los clientes que hacen las cosas bien.

¿Se dan cuenta las empresas de eso? Ahora parece haber certificaciones de todo.

Ese es el punto. Los clientes de Aenor, como se tienen que creer su calidad previamente a ser nuestros clientes, se autosegmentan. Aquellos que hacen las cosas bien seguro que se van a certificar con Aenor, porque quieren demostrarlo, y el mercado sabe que cuando alguien se certifica con nosotros es que cumple sobradamente con las certificaciones.

Muchas empresas quieren demostrar que hacen las cosas bien certificándose porque se lo exigen a su vez otras empresas.

Hay dos mercados, dos líneas. Una es la propia sociedad la que lo exige, como ocurrió con el bienestar animal. No con la ley, sino el concepto de actuar que luego lanzaron al mercado empresas familiares y del que hizo marketing Calidad Pascual. ¿Y qué ocurrió después? Ahora mismo no hay ninguna empresa que pueda estar en el mercado sin certificado de bienestar animal. En Aragón, el Grupo Jorge, que es nuestro principal cliente, toma esa bandera y la hace suya. No hay empresa láctea o de cualquiera de los sectores agroalimentarios que pueda estar en el mercado sin él. Ahí es donde Aenor cumple su propósito, que no solo es servir a sus clientes, que por supuesto lo es, sino transformar la sociedad.

¿Qué presencia tiene Aenor en Aragón?

En Aragón hay 1.500 localizaciones que están certificadas por nosotros. En España está en la media y destaca mucho en el sector agroalimentario. En industria tuvo una bajada, pero ahora se está notando que resurge.

¿Están ganando peso cuestiones que antes apenas se trataban, como los criterios ASG, es decir, ambientales, sociales y de gobierno corporativo?

El mundo de la sostenibilidad comienza seguramente con la ISO 14001. El Banco Mundial daba ayudas a las empresas que rediseñaban sus procesos adecuándose a intentar minimizar el impacto medioambiental. Después, en 2003, aparece un informe de la ONU, ‘Who cares wins’, con Kofi Annan, y ahí se empieza a hablar del mundo ASG, que era casi como una gestión de riesgos. Había una correlación entre las empresas que gestionaban bien sus procesos medioambientales, los de impacto social y los de gobierno corporativo. Aquellos que hacían bien las tres cosas se sostenían más en el tiempo.

¿Y qué ocurre?

Que con eso no es suficiente. Otros se empiezan a dar cuenta de que la cuenta de resultados mejora y que a los grupos de interés les importa, entonces aparece el mundo de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y el Pacto Mundial de la ONU. Con esto lo que ocurre en Aenor es que estamos muy metidos en los procesos medioambientales porque son los más avanzados, pero hay que tener impacto en lo social y en la gobernanza.

El mundo de las certificaciones registró una situación singular durante la covid. Aenor estuvo ahí. ¿Cómo actuó?

Cuando se necesita una verificación de corto plazo, surgen voces como las de aquel momento, en el que se hablaba de que una empresa podía ser ‘free covid’. Nosotros generamos un modelo en el que verificábamos los protocolos que los clientes verificaban por sí mismos. Generamos un ‘know how’ de cómo debían de ser esos protocolos y donde no se cumplían no podíamos certificar. Al final ISO creó una ISO, que es la ISO 45005, y los criterios para conseguirla estaban en un 25% de los protocolos que estábamos haciendo.

¿A qué ritmo salen certificaciones nuevas?

Una cada mes. Por ejemplo hay una que me gusta porque es social que hemos hecho hace medio año. Con la pandemia y la reestructuración financiera se cerraron muchas oficinas bancarias y un segmento que se quedó desatendido es el de la atención a los mayores. Entonces han generado protocolos que nosostros estamos verificando que se están cumpliendo, como los nuevos horarios, llevar incluso la pensión a determinadas personas, etc. El primero que se certificó fue Caixa Bank, pero no con la intención de diferenciarse ellos mismos sino con la de marcar un camino que los demás sigan. Y no solo para el caso de los bancos, sino para los que atienden a mayores. Es decir, certificamos cosas voluntarias, son las empresas las que lo están pidiendo. Es de abajo a arriba, la sociedad civil la que plantea ideas en el mercado y la sociedad le dice cuáles sirven o no.

¿Cómo está Aenor en internacionalización?

Nos internacionalizamos cuando muchas empresas españolas tomaron posiciones en Latinoamérica. Nosotros las seguimos para certificar sus sedes ahí. El rigor que damos en España lo damos también en esos países. Yo presido la Plataforma Iberomericana de la Confianza.

¿Qué objetivos tiene de futuro?

Nuestro objetivo principal es generar una plataforma iberoamericana de la calidad para que lo mismo que generamos en España lo hagamos para todo Iberoamérica, donde incluimos a Portugal y Brasil.

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