Agricultura

La sequía avanza en el cereal de invierno y ya hay daños de hasta el 50% en secanos frescos

El sector advierte que no hay en Aragón ninguna superficie que vaya a tener una cosecha normal. La falta de agua y los elevados precios de las semillas retrasan las siembra del girasol y del maíz

Cereal en secano fresco en Lechago (Teruel), que comienza a amarillear por la falta de agua.
Cereal en secano fresco en Lechago (Teruel), que comienza a amarillear por la falta de agua.
J. M. R.

Las ansiadas lluvias no llegan y los daños provocados por la sequía se van extendiendo por el cereal de invierno. Hace poco más de 15 días las organizaciones agrarias confiaban en que las precipitaciones regaran sus cultivos "en las próximas dos semanas", decían entonces. Si así sucedía se podría salvar la producción en las zonas más altas –en los secanos áridos ya se daba por irreversible más del 70% de la cosecha–. Dos semanas después, los agricultores comienzan a perder la esperanza porque el estrés hídrico que soportaban estas producciones se está convirtiendo en pérdidas.

"La situación empeora cada día más", señala el secretario provincial de UAGA en Zaragoza, José Antonio Miguel, que asegura que en los secanos más frescos en los que el cultivo estaba aguantando ya hay daños de hasta un 50%. Un porcentaje que incluso se supera, asegura Miguel, en comarcas húmedas como la de Campo de Daroca –en la que tiene sus cultivos– donde hay pérdidas de hasta el 70%. "Y todavía puede ir a peor", señala el representante de la organización agraria, que detalla que las altas temperaturas no ayudan al llenado de las espigas. "Si hiciera más fresco, aunque no lloviera, podría haber margen, pero si siguen estas calores se puede llegar a perder hasta un 10% más en una semana", explica.

"Se nota ya que las cebadas están cogiendo un preocupante tono pálido", asegura desde sus campos en la comarca turolense del Jiloca, José Manuel Roche, secretario general de UPA-Aragón, que, sin embargo, se muestra cauto al poner cifras a los daños ya visibles en las zonas frescas. Reconoce que aquellas producciones situadas en solanas las mermas se acercan al 50%, pero insiste en que en las más altas las mermas rondan un 25%. Añade, además, que dado que las temperaturas no se han disparado a niveles tan altos como los registrados en el valle del Ebro, "estas producciones podrían aguantar un poco más mientras llega la lluvia", aunque a renglón seguido avanza que las previsiones no son precisamente buenas. "Lo que sí podemos decir de forma tajante es que ya no hay ninguna superficie en Aragón que vaya a tener una cosecha normal de cereal de invierno", afirma.

Lo corrobora también Asaja-Aragón, que estima pérdidas cercanas a los 500 millones de euros en las producciones cerealistas (trigos, cebada, avena, centeno o triticale) y advierte que la situación "es de tal gravedad" que no solamente se va a ver afectado el rendimiento económico de las explotaciones durante este año, sino que además el impacto de la sequía va a condicionar las próximas campañas o la reposición de animales en las granjas.

A las pérdidas económicas que generará la merma de producciones hay que sumar los elevados desembolsos que los agricultores tuvieron que realizar para la sementera. "Venimos de un año en el que la siembra ha sido la más cara de la historia, hemos destinado ingentes cantidades de dinero a abonos, semillas, riego, gasóleo... y no vamos a coger ni un grano. No hay empresa de ningún sector que soporte semejante gasto sin tener ingreso alguno", recuerda Jorge Valero, presidente de Araga.

Siembras paralizadas

No solo es el volumen de cosecha lo que preocupa a los agricultores. "Teníamos que sembrar en este mes de abril esparcetas y alfalfas y aún no hemos empezado", señala José Antonio Miguel, que insiste en que las dificultades para realizar la rotación con especies mejorantes (leguminosas, girasol, colza o soja) que exige uno de los ecorregímenes de la nueva Política Agraria Común (PAC) podría restar ayudas directas.

Miguel da por hecho que la superficie dedicada al girasol se reducirá notablemente. "La semilla se ha encarecido un 50% hasta casi los 65 euros por hectárea. A ello hay que añadir la eliminación del pago acoplado y el coste de las labores de siembra. Y si no hay agua, eso supone 200 euros por hectárea tirados", advierte el representante de UAGA.

Los agricultores también han sacado la calculadora para decidir si merece la pena arriesgarse a echar el grano en los maizales cuando apenas hay reservas en los embalses.

Con todo, el secretario provincial de UAGA en Zaragoza prefiere ser cauto y esperar hasta el momento de la recolección para cuantificar en euros el impacto de la sequía. Confía en que las lluvias lleguen pronto y se alivie la situación. "La esperanza es lo último que se pierde, pero la verdad es que la situación nos está probando mucho", dice.

No habrá ayuda para lo que no esté cultivado

El Fondo Español de Garantía Agraria (FEGA) es el organismo, adscrito al Ministerio de Agricultura, que tiene como misión principal que las ayudas de la Política Agraria Común se apliquen estrictamente. Por eso, ante la necesidad de flexibilizar o aplicar excepciones a los requisitos que impone la nueva PAC que entró en vigor el pasado 1 de enero debido a las dificultades de cumplimiento por la sequía, su presidenta, María José Hernández Mendoza, ha mantenido esta semana sendas reuniones con las comunidades autónomas y con las organizaciones agrarias para abordar las posibles actuaciones con las que garantizar que los perceptores no vean mermado el cobro de las ayudas.

En esta última participó como representante de UPA el aragonés José Manuel Roche, máximo responsable de esta organización en la Comunidad, que reconoce la disposición del organismo a aplicar las necesarias excepciones y modificaciones del Plan Estratégico por «causas de fuerza mayor», detalla Roche. Pero no será un ‘café para todos’. Se prevé que la Comisión Europea dé el visto bueno a las medidas siempre que estas se apliquen de forma territorializada, detalla el representante de UPA, que asegura que el Gobierno de Aragón y las organizaciones agrarias ya han creado un grupo de trabajo para realizar un mapeo periódico con el fin de tener constantemente actualizados los datos por comarcas agrarias.

Roche advierte además de que en dicho encuentro la responsable del FEGA dejó claro no se va a pagar nada que no se haya hecho, por lo que si no se siembra girasol para la rotación con especies mejorantes no se considerará cumplida la exigencia para acceder a dicha ayuda. Por eso, señala el sindicalista, «lo que habrá que hacer es reorientar las opciones a la hora de elegir los ecoesquemas».

Las organizaciones agrarias insisten también en la necesidad de retrasar hasta el 30 de junio el plazo para presentar las solicitudes de la PAC –finaliza el 31 de mayo con posibilidad de modificación hasta el 15 de junio– , porque además, señala Roche, el sistema informático no ha funcionado correctamente hasta el 24 de abril, por lo que, de momento, solo se ha validado el 15% de los expedientes. Eso sí, UPA insiste en que para agilizar los pagos, el Ministerio tendrá que presionar a Bruselas para que minimice los controles, porque la situación es «crítica» y el sector necesita liquidez. 

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión