Comienza una "incierta campaña" de fruta, que se complica aún más con las altas temperaturas

Tras dos años sin apenas producciones por los efectos de las heladas tardías, este año los fruticultores esperaban un respiro y una cosecha, al menos, normal.

También hay infestaciones en otros cultivos, como frutales.
También hay infestaciones en otros cultivos, como frutales.
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Tras dos años sin apenas producciones por los efectos de las heladas tardías, este año los fruticultores aragoneses esperaban un respiro y una cosecha, al menos, normal. Pero ahora lo que preocupa es la ausencia total de precipitaciones, la escasa reserva hídrica y un verano adelantado que ha convertido a abril en un mes de temperaturas inusuales y más propias del mes de julio.

Con esta incertidumbre ha comenzado la recolección de la fruta de hueso en las zonas más tempranas de Aragón, con Mequinenza a la cabeza, que inició la campaña el pasado 25 de abril, a la que seguirán a partir del 2 de mayo otras localidades productoras de las comarcas oscenses de Bajo Cinca y Cinca Medio.

"El problema son las restricciones de agua para riego", señaló este jueves el secretario provincial de UAGA en Huesca y fruticultor de Osso de Cinca, Óscar Moret. Porque, explica el sindicalista y productor, las especies tempranas en recolección necesitan ahora una aportación de unos 40.000 litros por hectárea para "engordar la fruta", pero los cupos establecidos en este caso por Riegos del Alto Aragón solo alcanzan los 17.000 litros por hectárea. Una cifra claramente insuficiente que está obligando a los fruticultores a "regar en precario" y escasamente las producciones tardías, para asegurar el buen término de las que comienzan a llegar a los mercados.

Moret aseguró que el principal problema es la falta de agua, pero reconoció que "es un problema añadido" las elevadas temperaturas que ya han comenzado a registrarse en la Comunidad y que se espera persistan hasta primeros de mayo. "Con estos calores, las transpiración del árbol es mayor y la cereza se queda blanda", detalla el representante de UAGA, que lamenta que "todo parece estar en contra del cultivo". Confían en que lleguen las lluvias e incluso, señala el sindicalista, que dado que parece complicado que haya segundas cosechas de cereal, "el agua que se libere de estas producciones pueda ser utilizada en los frutales", explica.

Preocupa especialmente la situación de las plantaciones de cereza en altura en la comarca de Calatayud. Se trata de plantaciones que no cuentan con riego de apoyo y en los que el fruto se desarrolla gracias a las suaves temperaturas y a las lluvias propias de esas zonas. Este año, sin embargo, la situación es tan distinta que "los árboles no brotan, tirarán la producción e incluso se pueden morir", advierte Moret.

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