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El vandalismo grafitero en los trenes de Renfe cuesta 25,2 millones al año

En 2022 se denunciaron 3.559 intrusiones de grafiteros en las instalaciones del operador ferroviario, lo que representa una media de cerca de 10 actos al día.

Operarios limpian una de los trenes vandalizados con grafitis.
Operarios limpian una de los trenes vandalizados con grafitis.
EP

El vandalismo grafitero, que afectó el año pasado a cerca de 80.000 metros cuadrados de superficie de trenes de Renfe, generó un coste de 25,2 millones, lo que representa una media de 69.000 euros al día, según ha informado este sábado el operador ferroviario.

Además de la propia limpieza, a esta cifra se suman los gastos indirectos que se derivan de esta "lacra", como la inversión en seguridad, tanto de personal como otros sistemas de videovigilancia, así como la futura implementación de drones.

Las consecuencias de los trenes vandalizados con pintadas las sufren directamente los usuarios con retrasos y servicios suprimidos por carencia de visibilidad o grafitis en los elementos de seguridad que impiden la circulación, frenazos de emergencia para pintar en medio de un trayecto o el olor de este producto químico que resulta muy molesto a los viajeros, entre otros.

Se han denunciado 3.559 intrusiones de grafiteros en las instalaciones de Renfe, lo que representa una media de cerca de 10 actos vandálicos de este tipo al día.

La presencia de personal de seguridad de Renfe evita que las pintadas sean de mayor dimensión, además de abortar 729 incursiones grafiteras el año pasado.

150 grafiteros, a disposición judicial

En 2022, el personal de seguridad de Renfe detuvo a 33 grafiteros y las fuerzas y cuerpos de seguridad pusieron a disposición judicial a 150, ha detallado el operador público.

En 2022, se emplearon 10.500 horas de trabajo en limpieza de trenes, después de que los grafiteros utilizasen cerca de 16.000 litros aproximadamente de pintura (residuo peligroso contaminado), cifra que supone unos 40.000 botes. La pintura utilizada por los grafiteros está compuesta de sustancias tóxicas como el benceno o el 1,3-butadieno, que comportan efectos nocivos sobre el medio ambiente y las personas.

La retirada de grafitis obliga a movilizar los trenes hacia los centros de limpieza, lo que conlleva un consumo eléctrico equivalente al de 400.000 Kwh o lo que es lo mismo, 36 millones de bombillas encendidas durante una hora o abastecer el de más de 44.000 hogares durante un día. 

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