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  • Guillermo Santos Aramburo, socio de iCapital

Un conflicto enquistado para las bolsas

Guillermo Santos Aramburo, analista y socio de iCapital.
Guillermo Santos Aramburo, analista financiero y socio de iCapital.
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Después de un año del comienzo de la invasión rusa en Ucrania, me llama poderosamente la atención que, en lugar de acercarse el alto el fuego o una paz negociada, todas las partes sigan tomando medidas para intensificar las tensiones, con consecuencias inciertas para el mundo y la economía global así como para los mercados financieros. Con todo, mientras no haya un inesperada escalada militar global, de contendientes y tipo de armas, los efectos financieros del conflicto se están absorbiendo. Mientras, el drama humano continúa o empeora.

Como sucedió con la pandemia, tras el impacto inicial de varios meses motivado sobre todo por la subida de la inflación impulsada por los costes de la energía, el mercado ha ido absorbiendo los verdaderos efectos que en la economía tenía el conflicto. Después de la amenaza de recesión, la superación, al menos en los próximos trimestres, de ésta, ha permitido a varios índices bursátiles recuperar con fuerza e incluso alguno tocar máximos históricos (caso del FTSE 100 inglés). Ahora mismo, salvo escalada del conflicto hacia el riesgo nuclear, el mercado parece asumir la situación bélica como un conflicto enquistado y, como tal, con menor efecto en las cotizaciones.

Lógicamente las tensiones inflacionistas acompañadas de subidas de tipos de interés de los bancos centrales provocaron una merma significativa en el crecimiento global de la economía y modificaron a la baja las previsiones de beneficios de las empresas cayendo por ello las cotizaciones de éstas. Ahora, el mercado asume que si la recesión no se confirma o al menos no es profunda, veremos un escenario más favorable para los activos de riesgo, las bolsas a la cabeza.

Saltos de volatilidad

Para 2023 debemos esperar saltos de volatilidad, es decir, caídas de los índices en fases en que el sentimiento varíe hacia el lado negativo, pero mantener cierto optimismo pues el binomio rentabilidad/riesgo ha mejorado notablemente en muchos activos financieros y, si acertamos decantándonos por las empresas de calidad con menor volatilidad de los beneficios y una mayor capacidad para defender sus márgenes y, como siempre, mantenemos una amplia y eficiente diversificación, podríamos vivir un año positivo en la rentabilidad de nuestras carteras de inversión.

Aguantarán mejor los sectores más defensivos, menos cíclicos, como cuidado de salud, y los beneficiados por subidas de tipos y apertura de China: sectores financiero y de turismo/ocio.

El mejor refugio, y buen refugio por su favorable retorno, lo tenemos en la deuda soberana a corto, en torno al 3% en Letras del Tesoro españolas, y con algo más de riesgo en fondos de renta fija privada de calidad con duraciones de entre 1 y dos años.

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