sociedad

La lucha de Mercedes por una pensión de incapacidad: "No puedo ni vestirme sola, cómo voy a trabajar"

Tiene 67 años y a su marido le han reconocido una ayuda a la dependencia por encargarse de su cuidado. 

Mercedes Hermando.
Mercedes Hermando ha comenzado a utilizar andador desde hace unos meses.
José Miguel Marco

Mercedes Hermando sufrió una caída en 2008 que le apartó de su trabajo de ayudante en un obrador de panadería y pastelería en Zaragoza. Cuenta que le provocó una lesión en la columna vertebral que supuso un vuelco en su vida. 

"Yo he sido una mujer muy activa. En mi vida no he hecho más que trabajar", recuerda esta vecina de Gelsa. Ahora, tras la lesión, con tratamiento por la Unidad del Dolor, fibromialgia, artrosis y problemas de corazón que ya tenía, entre otras dolencias, su rutina ha cambiado. "Era ayudante de obrador y levantaba peroles de hierro de 25 kilos y ahora no puedo abrir una botella de agua", lamenta.

El Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) le viene denegando la pensión de incapacidad permanente que ha solicitado porque, según el organismo, podría seguir trabajando. En este mismo sentido se ha pronunciado el juzgado de lo Social número 8 de Zaragoza, en la sentencia 294/2022, de 24 de noviembre. En ella, el juez considera que "atendiendo a las capacidades físicas que exige la profesión de ayudante de obrador de pastelería o panadería y dependienta, en este momento no se acredita suficientemente que la actora se encuentre en situación de incapacidad permanente total para su profesión habitual".

Resolución negativa del INSS y el juzgado

La resolución ha sido un jarro de agua fría para ella, que asegura que lo que más le afecta es "que no crean que estoy enferma". Su abogado pedía que se le reconociera la incapacidad permanente absoluta o la total, alegando que no solo no puede hacer cualquier actividad laboral, sino que está limitada para el desarrollo habitual de tareas básicas en su vida privada. El INSS mantiene que no aprecia limitaciones de este tipo.

El juez, atendiendo al cuadro clínico y el informe médico, y a otras sentencias dictadas en Aragón sobre las dolencias de la paciente, considera que en el caso de la fibromialgia "en sí misma no es incapacitante para el desarrollo de cualquier trabajo, sino que, en todo caso, habrá que ponerla en conexión con las características propias de la profesión concreta". Además, sobre las "dificultades en la deambulación" que alega Mercedes, el magistrado entiende que aunque tiene pautado un andador desde el pasado mes de noviembre por su centro de salud, "de la exploración efectuada por el médico del INSS en el expediente de incapacidad", que es anterior, no se desprende que exija "ayuda externa". En todo caso, añade que "sería preciso un nuevo examen exhaustivo" para comprobar que su movilidad ha empeorado desde la revisión del INSS.

Pese a ello, la pareja no se explica "que el juez diga que necesita una nueva valoración cuando llevamos una documentación que consta que ha habido un empeoramiento" y en el que se acredita la dependencia. "Le tengo que ayudar yo para todo", recalca su marido, José Manuel Salvador, que recuerda que el andador fue recomendado por su médico de la Seguridad Social. Por ello, cree injusto que no se reconociera en el juicio el empeoramiento y la necesidad de andador. 

Mercedes y su marido, que es quien se encarga de sus cuidados y de llevar al día la documentación de su caso, no quieren rendirse porque consideran injusta su situación. "Los argumentos que usan no son válidos", critican. "No puedo ni vestirme sola, cómo voy a trabajar", se queja ella. 

Reconocido el grado de discapacidad y dependencia

Creen que no se ha tenido en cuenta su situación actual y su agravamiento en este tiempo. "En la Unidad del Dolor les dije que me aumentaran la medicación, pero me dijeron que ya no me la podían aumentar más porque llevo ya la que dan a los que están en fase terminal de cáncer", cuenta como ejemplo de que su situación ha ido empeorando desde la caída en el trabajo que afectó a su espalda. Hace años que toma morfina, explica.

Desde 2010 tiene reconocida una discapacidad, que ha ido aumentando hasta elevarse al 50% en la última revisión en el Instituto Aragonés de la Seguridad Social (IASS), hecha en 2021. Cada tres meses presentan en el Salud el informe para renovar su situación de incapacidad laboral, ahora ya sin prestación, por reconocerle que no se encuentra "en condiciones de desempeñar la actividad laboral correspondiente a su profesión habitual". Además, es considerada una persona que necesita cuidados según la ley de dependencia y su marido cobra una pequeña ayuda por ser quien se encarga de ellos. Él está jubilado.

En marzo Mercedes cumplirá 68 años y no le queda ningún tipo de prestación. En este tiempo ha agotado todas las que podía solicitar y le faltan dos años para tener el mínimo de 15 cotizados necesarios para pedir una pensión mínima. 

Confiesa que psicológicamente le ha superado todo este cambio de vida y la lucha por la pensión, llegando a diagnosticarle un trastorno depresivo.

"Mis nietos me levantan el ánimo", reconoce. Tiene de 6, 3 y unos gemelos de un año. Está dispuesta a seguir recurriendo para conseguir una prestación que reconozca su situación actual.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión