sector agrario

Las lluvias dan un respiro al secano aragonés pero no alivian la preocupación por la falta de reservas

Las recientes precipitaciones han favorecido a las siembras del cereal de invierno, pero los representantes de las organizaciones agrarias de la Comunidad consideran que son «insuficientes».

Cultivos de cereal en la provincia de Teruel.
Cultivos de cereal en la provincia de Teruel.
UAGA

Las últimas precipitaciones han caído como agua de mayo en los campos aragoneses en los que los agricultores están realizando (o lo han hecho ya) la siembra de cereal de invierno. Sin apenas una gota desde la pasada primavera, el sector agrario agradece la lluvia, pero advierte que continúa siendo "muy insuficiente" y no despeja la incertidumbre que se vive en el regadío ante la escasas reservas que mantienen los embalses de la Comunidad tras una campaña con restricciones y cupos que han terminado "justísima" para dar el riego necesario a los cultivos.

"La sementera se estaba complicando mucho por los altos costes y la PACpero también por la sequía, tanto que incluso se estimaba que habría un descenso del 20% pero estas últimas lluvias han sido un alivio y la siembra se esta realizando con normalidad", señala José Manuel Roche, secretario general falta de UPA en Aragón. Reconoce, sin embargo, que queda mucha campaña por delante y será necesario que las lluvias sigan estando muy presentes durante los próximos meses. "Lo que ha caído hasta ahora ha servido para que la lluvia tenga el estado adecuado para recibir el grano pero ya veremos lo que pasa con la nascencia en primavera", advierte Roche.

Aunque la llegada de precipitaciones tras unos meses tan secos y unas temperaturas tan elevadas "siempre se agradecen", el portavoz de Asaja Aragón, Fernando Luna, insiste en que "han sido insignificantes" para lo que el campo necesita. "La lluvia siempre es buena tanto para lo que está sembrado como para que haya tempero para sembrar", explica Luna, que insiste en que las precipitaciones de los últimos días "son insuficientes".

El representante de Asaja en Aragón piensa en la situación de los embalses, donde las reservas son tan mínimas "que lo que necesitan son nieves y lluvias torrenciales para que haya escorrentías y se pueda almacenar agua", detalla.

Por eso, Fernando Luna destaca la inquietud que se vive en el regadío. "Hay una gran incertidumbre que nos lleva al miedo", señala el representante agrario que se muestra convencido de que con este escenario la superficie dedicada a los cultivos de riego podría reducirse considerablemente durante esta campaña. "Con la farragosidad de la PAC, el incremento de los costes de producción y sin agua en los embalses, va a resultar muy arriesgado dejar tierra para realizar después primeras cosechas de maíz, alfalfa o girasol", explica. Y es que ante este panorama, los agricultores prefieren ocupar las tierras con trigo y cebada y "luego ya se verá", matiza.

En esta predicción coincide también el máximo representante de UPA-Aragón. "En los regadíos hay mucha preocupación", asegura, al tiempo que reconoce que no solo por la falta de lluvias sino también por lo mucho que se han disparado los costes energéticas, especialmente para aquellos agricultores que tienen que realizar elevaciones de agua. "Y además el efecto del tope del gas en las facturas de los regantes ha sido brutal", lamenta Roche, que reitera que lo que hace falta es que "llegue mucha lluvia y mucha nieve".

Desde UAGA, su secretario general, José María Alcubierre, advierte que a aunque "bienvenidas" las lluvias están siendo "muy justicas" y además las precipitaciones han sido muy diferentes, y con beneficios también muy dispares, entre unas comarcas y otras. Pero advierte también de otro problema, el que afecta a la ganadería extensiva. "A ver cómo evolucionan los pastos, porque aunque con estas precipitaciones ha salido algo de verde, no hay alimento para los animales", advierte Alcubierre, que señala también que hasta ahora –ayer entró un frente polar en el país– las temperaturas han sido demasiado suaves "y las plantas necesitan horas de frío".

A los agricultores les preocupa además que el agua que tanto desean llegue de forma torrencial y provoque, como sucedió a mediados de diciembre del pasado año con el paso de la borrasca Barra, una avenida extraordinaria del Ebro y con ella las temidas inundaciones.

"Lo que se necesita en el campo es que llueva bien, de forma continuada y no tres veces al año y toda el agua de golpe", explica el presidente de Araga, Jorge Valero, que señala que las últimas precipitaciones "han facilitado la siembra, pero poco más".

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