Juan Béjar: "Con una dependencia energética del 74% el ahorro es imprescindible"

Nacido en Madrid en 1957. Juan Béjar es uno de los ejecutivos más reconocidos internacionalmente por sus hechos: la compra del aeropuerto de Heathrow para Ferrovial, la salida a Bolsa de Cintra o el lanzamiento de un fondo de infraestructuras para Citi Group.

Juan Béjar, ante una instalación de placas fotovoltaicas.
Juan Béjar, ante una instalación de placas fotovoltaicas.
J.M.V.

¿Desde cuándo Bruc Energy apuesta por las renovables y qué peso tiene en Aragón?

Bruc se constituyó a finales de 2015 para poseer y gestionar un portafolio de activos en el ámbito de las energías renovables. En 2018 se incorporó un primer fondo de pensiones, Ontario Pension Trust (OPT) y en 2021 un segundo, USS, el mayor fondo de pensiones del Reino Unido, quienes comparten con el equipo directivo la visión de crear un gigante de las energías renovables. Actualmente Bruc tiene 8.000 MW en explotación, construcción y desarrollo, de los que más de la mitad (4.363 MW) están ubicados en Aragón, un territorio en el suma inversiones por valor de más de 3.900 millones.

Va de la mano de Forestalia y otros grupos, pero ¿tiene algún proyecto en solitario?

Somos inversores y gestores. Confiamos el desarrollo a otras empresas, como Forestalia, quien, a su vez, permanece como inversor en algunos proyectos.

¿Qué le falta a Aragón, una potencia en renovables, para ser autosuficiente en consumo energético?

Aragón está liderando la transición energética en España gracias a la acción conjunta de empresas locales y capital internacional y la eficiente gestión administrativa del Gobierno de Aragón. Estamos ante un ejemplo de colaboración público-privada que da respuesta al mayor desafío al que se enfrenta la economía, su descarbonización y la independencia energética. Solo con los megavatios que está aportando Bruc, Aragón puede ser independiente en términos de electricidad y exportarla a otras comunidades. Los 4.363 MW de Bruc son suficientes para abastecer a todos los hogares de Aragón y otros 1,9 millones fuera de la comunidad.

¿Ve al Gobierno capaz de convencer a la UE de que hay que cambiar el actual sistema de tarifa para que la luz no salga tan cara?

El sistema marginalista es muy bueno cuando las diferencias de coste entre las tecnologías de generación son pequeñas. Ahora, con el precio de gas disparado, se convierte en ineficiente porque trastorna el 100% de los precios del mercado spot. Este gobierno ya obtuvo una victoria en Bruselas cuando la Unión Europea aceptó que la Península Ibérica se comporte como una isla energética y estoy seguro que sabrá defender la necesidad de modificar el sistema marginalista.

¿Piensa que Rusia finalmente cortará el gas a Alemania y eso derivará en una desaceleración económica o incluso recesión?

Esa desaceleración ya se está produciendo. Rusia lleva tiempo jugando con la llave del gas, que es probablemente el arma más poderosa que tiene para enfrentarse a las sanciones de Europa. La Unión Europea, y España en particular, no pueden depender ni esperar a la decisión que tome Putin. Son imprescindibles las medidas de ahorro y eficiencia en el plazo más inmediato y, sobre todo, la aceleración en el despliegue de las renovables.

¿Qué le parece el decreto de medidas de ahorro energético del Gobierno?

Toda medida de ahorro en un país que tiene una dependencia en energías primarias del 74% es imprescindible porque estamos reduciendo la transferencia de rentas al exterior. La eficiencia también es necesaria para mejorar la competitividad de nuestra industria. Y la razón más importante es que contribuye a la lucha contra el cambio climático. Estos beneficios deberían ser más que suficientes para que todas las administraciones públicas se pusiesen de acuerdo. Pero ahorro y eficiencia no son suficientes. Necesitamos acelerar la disrupción que suponen las energías renovables, que se alimentan de los dos únicos recursos propios que prácticamente tiene España: sol y viento. Entre septiembre y enero expira el plazo de plantas que suman 140 GW, el equivalente a casi una vez y media el parque instalado de generación en España. Esperemos que muchos de esos proyectos no se pierdan o se vean de nuevo retrasados por una administración ineficiente.

¿Cree que España podría haber adelantado a Alemania en renovables sin esos años de parón con el impuesto al sol y otras trabas?

Lo cierto es que los sucesivos cambios regulatorios acometidos por todos los gobiernos, sean del signo que sean, no han favorecido la imagen de seguridad jurídica de España en el campo de la energía. Sin embargo, sí existe un denominador común: la apuesta por las energías renovables, que es de libro y de sentido común, que ha hecho que España siga siendo un país atractivo para la inversión. Resulta paradójico que Alemania haya desarrollado más rápidamente la energía solar que España cuando tiene bastante menos horas de sol. Pero eso demuestra que están más preocupados y ocupados en reducir la dependencia energética. En España bastaría con que se quitasen los frenos de mano, como la burocracia en la tramitación de los permisos, para que las renovables volasen a un ritmo muy superior al actual.

¿Cómo habría que aumentar las interconexiones en materia de energía?

Claro que es difícil atravesar Los Pirineos, pero bastaría con que ambos países se pusiesen de acuerdo para convertirlo en un proyecto estratégico de la Unión Europea. Tal vez ahora Francia tenga un doble estímulo para acelerar tal interconexión: la competitividad en precio de su energía nuclear y los beneficios que está obteniendo de la energía eléctrica que actualmente importa de España, que lleva incluida la subvención por la llamada ‘excepción ibérica’. España también debe aprovechar sus infraestructuras de transporte de gas. De hecho, tenemos seis de las 20 regasificadoras que existen en la UE. Estas plantas se han vuelto mucho más críticas porque facilitan el acceso al gas natural licuado (GNL), imprescindible para combatir la dependencia del gas ruso. Hay que aumentar las interconexiones tanto en electricidad como en gas.

Uno de los grandes problemas que tienen las renovables es que no hay capacidad de almacenamiento ¿No habría que acelerar la investigación en este sentido?

El sector de las renovables ha evolucionado tecnológicamente muy rápidamente en las últimas dos décadas. El primer parque eólico instalado en Europa se inauguró en Grecia en 1982. Contaba con cinco aerogeneradores con una capacidad de 20 kW. La media de las actuales turbinas es de 2 MW, es decir, dos mil veces superior. Como dato curioso, el generador más grande del mundo está instalado en la ciudad portuaria de Rotterdam (Países Bajos), tiene una potencia de 14 MW y puede generar hasta 74 GWh de energía por año, ahorrando la emisión de 52.000 toneladas de CO2, equivalente a las generadas por 11.000 vehículos. También se está avanzando mucho en el almacenamiento, que aún necesita una reducción en el precio de producción de las baterías y en su capacidad. Dada la necesidad, cabe pensar que aquí también se evolucionará muy rápidamente y que lograremos pronto que las renovables sean gestionables.

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