Oriol Pinya, presidente de Spain Cap: "El dinero tiene corazón, por lo menos el nuestro lo tiene"

Pinya (Sabadell, 1972) relevó en abril pasado a Aquilino Peña al frente de Spain Cap (la antigua ASCRI), que agrupa a los inversores privados con presencia en España, 156 gestoras que apoyan el crecimiento de empresas grandes y de ‘start up’, un sector en auge, según revela.

Oriol Pinya, presidente de la asociación de inversores Spain Cap.
Oriol Pinya, presidente de la asociación de inversores Spain Cap.
H. A.

¿Se ha convertido usted, con su nombramiento como presidente de Spain Cap (la antigua Ascri) en la voz del inversor en España?

Nosotros, la junta, somos la voz del inversor de capital privado para invertir por un futuro sostenible. Hemos cambiado el nombre de la asociación de Ascri por Spain Cap, España y capital, que de alguna manera quiere reflejar que hay un ecosistema en el que estamos 156 gestoras que invertimos en diferentes tipos de estrategias, pero siempre con un objetivo transversal de invertir capital en un futuro sostenible para la sociedad. Nuestro capital es muy profesional, de inversor institucional en gran parte, y lo que queremos es que esté basado en una rentabilidad con inversión responsable. Eso es muy importante. Lo hacemos por un lado porque queremos y dos, porque nos lo exigen, tanto el regulador como el inversor.

Entonces el cambio de Ascri va más allá del ‘branding’, de una renovación de la marca.

Ya hubo un primer cambio antes, de Ascri, que incluía capital riesgo e inversión a ASCCRI, con dos C, hablando de capital crecimiento. Ahora lo que queremos enfatizar es la inversión por un futuro sostenible. Si se fija en el logo, que son dos semicírculos, lo que hace es unir a la asociación bajo un mismo paraguas y luego hay como fichas de dominó que crean semicírculos que representan la diversidad: de estrategias, de formas de ser, de pensar, de actuar, grandes, pequeñas, de ‘buy out’, de expansión, incubación. Todo eso al final se junta para transmitir mejor esa responsabilidad hacia la sociedad, esa transparencia, ese foco por la sostenibilidad porque nadie puede entender hoy en día que la inversión no sea responsable. Esto es algo que hace 20 años no formaba parte del discurso de nadie, ni de compañías cotizadas ni de no cotizadas, pero creo que el mundo ha cambiado mucho. Y mundo solo tenemos uno, creo que todos nos estamos dando cuenta de ello a pasos agigantados, como nosotros que somos inversores profesionales gestionando el dinero de terceros.

¿Hablan de una inversión más sostenible es porque hasta ahora no era tan sostenible? Es como rebatir ese dicho que reza que "el dinero no tiene corazón".

El dinero tiene corazón, por lo menos el nuestro lo tiene, y ese corazón es de impacto positivo. Lo que nos ha pasado históricamente es que en el sector no hemos sido lo público y transparentes que han sido en otros países. De alguna forma nuestra actividad estaba bajo el radar de la opinión pública. Trabajaba de forma seria, responsable, profesional, reportábamos a nuestros inversores que son gente tanto de aquí como de todo el mundo, casi todo institucional, pensando que esto era suficiente. Y nuestra actividad ha ido sumando ceros. En los últimos 20 años hemos invertido 75.000 millones de euros de los que 35.000, casi la mitad, en los últimos cinco, lo que da idea de que hemos hecho tanto en los últimos cinco años como en los anteriores 15. Por tanto hemos cobrado una relevancia muy importante y eso nos exige una mayor comunicación de lo que estamos haciendo y que la gente sepa que no se trata solo de invertir sino de hacerlo de una forma responsable.

¿Y cómo lo hacen?

En la asociación hacemos formación, mucha conversación y muchos comités para asegurarnos de que la correa de transmisión no se rompa y que las 3.000 participadas que tenemos y los 500.000 trabajadores de las empresas de nuestro sector, que el discurso llegue y que seamos una palanca de cambio y transformación de la economía española. Por eso en nuestros planes estratégicos, en las participadas, más allá de innovar y de crecer en ventas, también es importante tener diversidad, vigilar las emisiones de CO2, asegurarnos de que hay inclusión, de defender el empleo de gente joven, que mejore la gobernanza, unos convenios colectivos como toca, cumplir las leyes, lo que concierne a los riesgos laborales… Hay 50.000 cosas que van más allá de ganar o no dinero.

¿Y hasta qué punto puede el inversor influir en todo eso? A veces la inversión es solo de capital sin entrar en la gestión.

Como inversores estamos en la parte de ‘buy out’ (con participación mayoritaria) o en ‘venture capital’, entrando en una ‘start up’. La primera representa el grueso del capital de las operaciones en euros invertidos y ahí controlamos las compañías prácticamente siempre. Es decir, somos los accionistas mayoritarios. Eso quiere decir que el consejo está formado por personas o bien de la propia gestora o son independientes, pero gente que conocemos bien, con quien comulgamos con la visión. Si el directivo no está alineado con lo que dice el consejo obviamente esa persona tendrá que cambiar su forma de trabajar. Al final el responsable último frente a la sociedad y frente al accionista somos nosotros, no el directivo, el consejo, que firma las cuentas de la sociedad. En la parte de ‘venture’ es verdad que a lo mejor no tienen el control a nivel de porcentaje de la compañía, pero siempre hay unos pactos para asociar a los accionistas con los fundadores de la ‘start up’. Además, esta va a seguir necesitando dinero en la siguiente ronda y eso hace que el fundador escuche mucho lo que le pide el fondo de ‘venture’.

¿La situación económica actual favorece que haya más operaciones de inversión en empresas? 

2021 fue el segundo mejor año en cuanto euros invertidos. 2022 arrancó con fuerza, tanto en volumen de operaciones como en euros, eso demuestra que oportunidades hay. Ahora estamos entrando en un entorno un poco más incierto, y es en la incertidumbre cuando aparecen las grandes oportunidades. Hay oportunidades porque cuando baja la marea la gente ve que hay que cambiar un poco cómo se están haciendo las cosas. Eso va a implicar que mucha gente necesite un socio para reestructurar su compañía, para crecer, para hacer una adquisición que tenga sinergias, para internacionalizarse, para acometer la transición energética, para cambiar los negocios.

¿Copan Madrid y Barcelona las operaciones que realizan los socios de Spain Cap?

Probablemente en el 70% de las operaciones el pescado se vende en Madrid y Cataluña, Barcelona, pero luego en el resto de España hay polos de inversión y hay oportunidades. Por ejemplo en Levante hay muchas, Málaga en ‘venture capital’, en el País Vasco también. Yo diría que la madurez del sector está haciendo que haya operaciones en toda España y eso es muy bueno para todos. Luego puede ser que la empresa esté en Zaragoza, por ejemplo, y el asesor que la intermedie esté en Madrid.

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