economía

"A la hora de invertir hay que saber qué quieres hacer, y diversificar funciona bien"

El economista aragonés Javier Martínez desmitifica las transacciones y explica al mismo tiempo los factores a tener en cuenta antes de lanzarse a la piscina.

Javier Martínez Suárez, director de Alantra en Zaragoza
Javier Martínez Suárez, director de Alantra en Zaragoza
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Javier Martínez, economista, es director de la oficina zaragozana de Alantra, banca de inversiones española fundada en 2001 y relanzada en 2016, centrada especialmente en el llamado ‘mid-market’; este término alude a una parte del tejido empresarial que se mueve entre los 20 y los 1.000 millones de facturación. En Alemania, Reino Unido y Estados Unidos, este colectivo alberga entre el 15 y el 20% de los respectivos PIB, con predominio de las empresas del sector industrial. Además de su labor de asesoría, Martínez tiene experiencia en la divulgación de conceptos económicos al gran público en medios generalistas, y actualmente comparte con Alberto Sánchez el espacio ‘Diario económico’ de Aragón Radio los martes, con el segmento ‘Mis abuelos lo no entienden’, a las 20.50.

Al abordar la inversión bursátil en mercados extranjeros, Martínez comienza por quitar hierro al tema de la localización. “Una vez que sales del mercado español, ya sea Wall Street o Tokio, todo es muy parecido; hay que atender a la interacción de las monedas, por supuesto, y a los gastos de las transacciones, pero sobre todo es clave saber qué quieres hacer. El truco de toda la vida, diversificar, funciona bien; es como un equipo de fútbol, no funcionaría con 11 Messis. Ya tengas 1.000 euros o 100 millones, en bueno repartirlo en sectores diferentes y en zonas del mundo diferentes”.

El economista explica que “Europa funciona más o menos como un todo en cuanto a ritmo económico, ritmo que varía mucho en el entorno de los países emergentes, y China está en ese segmento porque crece a grandísima velocidad a pesar de ser la segunda economía mundial. Estados Unidos, por su parte, también lleva un ritmo propio. Ahora hay un momento de desacople; Estados Unidos quiere subir los tipos de interés y Europa no está por la labor. Ese factor puede ser determinante a la hora de invertir”.

El ‘momentum’

Un estudio del mercado de interés en el momento previo a la inversión es un paso tan lógico como necesario. “¿Quiero invertir en Estados Unidos? Lo primero que debe hacerse es investigar si se trata del mejor momento para ello; hay que estudiar cómo anda su economía, la salud de sus empresas clave, decidir si busco acciones o renta fija… si se va a por acciones, de empresas tecnológicas por ejemplo, hay que analizar el sector, elegir una o varias empresas y apostar por ellas. Al usarse dólares en Wall Street, en el New York Stock Exchange, lo primero que hay que tener en cuenta es el cambio de moneda; hay gastos en ese cambio, y el riesgo añadido de que la salud de mi inversión allá no solo dependerá de la evolución de la empresa, sino también del comportamiento del dólar con respecto al euro”.

El abanico de opciones es grande. “Hay algunas más complicadas, que son las favoritas de los jóvenes ahora, y otras más accesibles que vamos prefiriendo los que ya tenemos unos años -ríe- pero eso no es totalmente así, claro, hay excepciones. Sobre las alternativas más complicadas, podrían ser derivados de una acción, índice o materia prima, por ejemplo, algo que exige menos inversión y tiene más riesgo. También se puede invertir con un fondo de inversión que trabaje el mercado estadounidense, y que ese fondo se especialice en bancos estadounidenses, o en tecnológicas, por ejemplo. Con eso se abaratan costos en el proceso, al ser una institución de inversión colectiva; el fondo aúna intereses individuales, tiene más recursos, se consiguen algunas ventajas fiscales y se puede diversificar más. Ahora que suben los tipos de interés en Estados Unidos, en lugar de elegir entre Goldman Sachs, JP Morgan o Morgan &Stanley, los compraríamos todos entrando en ese fondo”.

¿Cómo empezar desde aquí?

Javier Martínez aclara que el primer paso, un vez se cuenta con los fondos que se quieren destinar a la inversión, es tan sencillo como una búsqueda en Google para elegir tu aliado. “Se busca la fiabilidad, un fondo que esté registrado en la Comisión Nacional del Mercado de Valores, normalmente respaldado por una entidad financiera, y pueden añadirse otros factores a la búsqueda; el fondo que más rentabilidad ha dado este año en Estados Unidos, el más grande en capacidad, el más barato para entrar… cuando hallas uno que responde a lo que buscas, ves quién lo distribuye en tu territorio, abres una cuenta de inversión en esa institución y listos. Si trabajas con un fondo no tienes que preocuparte de hacer el cambio de divisa personalmente, aunque a tu cartera sí le afectará la evolución de la divisa estadounidense frente al euro”.

La campana de Wall Street que marca el inicio de las sesiones.
La campana de Wall Street que marca el inicio de las sesiones.
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Para olvidarse de los costes concretos de cada transacción, ya sea comisiones de compra o venta, muchos intermediarios ofrecen tarifas planas por paquetes; 10 operaciones, 50, 100… las que se decida. “Los mínimos para invertir en fondos son bajos, a veces ni los hay, pero imagina que sean 100 euros, por ejemplo. Los inviertes, y a esperar a que tu dinero trabaje por ti”. En los últimos años también han surgido plataformas como eToro o Freedom Finance, que simplifican aún más el proceso. “Ahora es mejor idea invertir en Europa que en Estados Unidos, y te argumento: no suben los tipos de interés aquí, y hay dinero en movimiento entrando al mercado por las ayudas que ha generado el tema covid”, sostiene.

La claridad

“Saber un poco de economía te da libertad, es como el carné de conducir, puedes tomar decisiones con más conocimiento”, explica Javier Martínez.

Martínez siempre prima el lenguaje directo sobre los tecnicismos. “Me gusta mucho correr, y cuando sufrí una lesión de rodilla recientemente, el diagnóstico fue elongación de la cintilla iliotibial; oyes eso y, como lego en la materia, piensas que como mínimo estás muy grave. El médico se rió cuando me vio la cara y me dijo que no me iba a morir, que se me había inflamado ese tejido, que va de la cadera a la rodilla; tienes que hacer una serie de estiramientos y ser paciente para aliviar la hinchazón, además de seguir las indicaciones del doctor. Con esto es lo mismo; hay que explicar las cosas con claridad para que las gestiones lleguen a mejor puerto”.

Crípticas ‘criptos’

Martínez aclara que con poco dinero se pueden hacer cosas importantes en la inversión bursátil. Ahora bien, ¿qué pasa con el criptomercado? El economista, sin lanzar las campanas al vuelo y advirtiendo de riesgos palmarios, también relativiza ciertos miedos al respecto del tema, con la mejor herramienta; hechos probados. “El hecho de que no haya un banco central que regule este mercado es parte de su atractivo para mucha gente. Como idea resulta espectacular; un grupo de personas más bien joven, y no muy amplio, crea nuevas divisas para salvaguardar su patrimonio de un posible control de los bancos centrales, que ponen más o menos dinero en circulación y afectan al valor de tu moneda de un euro. Dicen “oye, no me importa lo que diga Christine Lagarde al respecto”.

Una criptodivisa (el bitcoin, por ejemplo, o ethereum) va fuera del carril de la regulación establecida, con un matiz; se marca el número máximo de bitcoins que habrá en el mercado. ¿Qué ocurre? Que nunca se emitirá más divisa. Se puede ganar mucho si aciertas, pero… ¿cuál de las miles de criptodivisas es la que va a triunfar de verdad, cómo saberlo? Martínez le ve otra pega a las criptomonedas. “En teoría son un medio de pago, pero no están aceptadas como tales en casi ningún sitio. Además, se utilizan para la especulación, eso es innegable. No tiene sentido que una moneda valga un día 60.000 euros, al otro 45.000, al siguiente 30.000, una semana después 60.000 otra vez… así nunca va a servir como medio de pago, realmente. Además, no hay que olvidar la fiscalidad de estas transacciones con ese socio de todos nosotros llamado Hacienda”.

Los nuevos inversores claman que el parecido entre la bolsa y las criptomonedas es mayor de lo que quieren reconocer aquellos que defienden esquemas conservadores. “El precio de una acción -apunta Martínez- depende de que los inversores quieran comprar esa acción, pero tras el título hay una firma, un trabajo, un asiento, unos beneficios y volumen de negocio… con las criptos no existe ese elemento. Además, hay muchísimas criptomonedas y mucha competencia, incluyendo los dólares, euros y rublos digitales que están en proyecto en el sistema bancario, más las ‘stable coins’, a medio camino entre la criptomonedas y las divisas convencionales, respaldadas por los balances de los bancos que las emiten; Facebook y muchos otros las están considerando ya. Hace unos días, el mercado cripto sufrió además un durísimo revés. Hay que tener todo eso en cuenta”.

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