automoción

Figueruelas proyecta su futuro (eléctrico)

La planta de Opel España, del grupo Stellantis, competirá por ayudas europeas para adaptarse mejor a la fabricación de más vehículos a baterías.

Cadena de montaje de Opel España, del grupo Stellantis, en Figueruelas.
Cadena de montaje de Opel España, del grupo Stellantis, en Figueruelas.
Guillermo Mestre

Fue Javier Lambán, el presidente del Gobierno de Aragón, el primero que dio detalles sobre el futuro que aguarda a la planta de Opel España en Figueruelas a medio y largo plazo y que puede incluir en los próximos años el montaje de modelos eléctricos de Peugeot y Lancia, como se ha publicado esta semana. Con el permiso de la dirección de la factoría aragonesa, el jefe del Ejecutivo autonómico anunció el 23 de noviembre de 2020 que PSA (no se había producido la fusión con FCA para crear Stellantis) preparaba un proyecto de transformación de la fábrica que le hará ser «pionera en electromovilidad» y le permitirá poder ensamblar vehículos a baterías de mayor tamaño que el Opel Corsa, modelo con versiones térmica y eléctrica que ya estaba saliendo de su cadena de montaje.

Ese día se celebraba la Mesa de la Automoción nacional en Zaragoza, con presencia de la ministra de Industria, Reyes Maroto, y Lambán quiso aparecer ante la prensa con ese titular de impacto, precisando que el proyecto de PSA conllevaría una inversión de entre 220 y 230 millones de euros, que contaba con el respaldo del Ejecutivo regional y que su materialización le ayudaría a ser «una planta modélica en la fabricación de coches eléctricos».

Unos meses después, el 12 de marzo de 2021, el entonces director de la factoría zaragozana, Juan Antonio Muñoz Codina, ofreció más detalles a un grupo de periodistas, entre ellos este diario, al señalar que el objetivo sería preparar la línea 1 de la planta de Figueruelas, por la que hoy discurren el Opel Crossland y el Citroën C3 Aircross, para una mayor electrificación. En esa línea 1 (en la 2 se ensambla el Corsa) «es donde tenemos los vehículos más maduros, un fin de vida más próximo en el tiempo, por lo que es ahí donde hemos incorporado el proyecto al que se refirió el presidente Lambán en la Mesa de Automoción», declaró.

Próximo anuncio

Los actuales SUV o ‘todocaminos’ que se hacen aquí tienen de vida útil hasta finales de 2023, en el caso del modelo de Opel, y hasta primeros de 2024, en el del C3 Aircross, por ello se espera que las decisiones sobre su continuidad y, en su caso, dónde se ensamblarán, se anuncie en los próximos meses. En Figueruelas esperan que ocurra así y que sea entonces cuando se desvele qué vehículo o vehículos se fabricarán en la planta desde 2023-24.

Es este el escenario que ha rodeado a la publicación, el pasado martes por ‘La Tribuna de Automoción’, de que la planta de Stellantis en Zaragoza se encargará de producir dos coches eléctricos más, la versión a baterías del Peugeot 208, que comparte plataforma con el Opel Corsa, y el Lancia Ypsilon. Desde la compañía se insiste en que no hay una decisión oficial al respecto, aunque apuntan que «Stellantis está trabajando con determinación y rapidez para anticipar y apoyar la transición energética de todas sus marcas y plantas de producción» y que «hará las comunicaciones apropiadas en el momento adecuado».

Ese momento, según admiten desde el propio fabricante, debería producirse en los primeros meses del año, mientras diferentes fuentes del sector corroboran que la candidatura de Zaragoza a adjudicarse los citados modelos es firme, aunque a cambio es muy posible que se pierda la fabricación del Crossland y el C3 Aircross o sus sucesores, si los hay, lo que al menos a corto plazo recortaría seguramente el volumen de producción actual de la factoría.

Lo sindicatos alertan

La posible reducción sustancial del número de vehículos que se ensamblan es lo que más preocupa a los sindicatos de la planta, que recuerdan que la capacidad productiva de esta es de medio millón de unidades al año, aunque en 2021 se ensamblaron 334.000 como consecuencia de la crisis de suministro de chips semiconductores procedentes de países asiáticos. El récord de coches que salieron de sus cadenas de montaje se alcanzó en 2007 con 485.857 unidades y la compañía contaba con poder superarlo en 2020 por la buena marcha en el mercado de sus tres modelos, pero el parón causado por el inicio de la pandemia de la covid-19 frustró esa posibilidad. Ese año se fabricaron 390.000.

«Todo lo que no sea llenar la fábrica es perder empleo», han señalado en estos días dirigentes sindicales, que también han expresado el temor de que, como se ha publicado, la planta de Figueruelas deje de contar con dos líneas de producción y que se quede solo una, por muy positivo que sea el futuro eléctrico de la factoría. El coche a baterías, han señalado, es aún poco popular (en España su cuota de mercado en 2021 fue del 2,7%), de modo que aunque la continuidad a largo plazo esté garantizada, la transición a medio puede ser complicada.

La empresa, entre tanto, sigue estudiando al detalle los requisitos para acceder a ayudas a la electrificación de la factoría procedentes del Perte (Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica) aprobado por el Gobierno central, sabedores de que el plan que anunció Lambán y corroboró Muñoz Codina encaja perfectamente con el espíritu de lo previsto por el Ejecutivo una vez que los sindicatos presionaran para que no estuviese todo dirigido a apoyar a las fábricas de baterías y que se incluyera la electrificación de plantas como la de Figueruelas.

La DGA sigue el proceso con expectación, aunque su interlocución con la hoy fábrica de Stellantis -dirigida por Manuel Munárriz- no sea tan fluida como llegó a ser la de la planta de Opel en el seno del grupo General Motors en los años de Antonio Cobo como máximo responsable.

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