Alimentación

Trufa Negra d’Aragón, la marca para promocionar la calidad del diamante negro de la gastronomía

La iniciativa está impulsada por las asociaciones de productores de las tres provincias de la Comunidad, que han creado una federación con el mismo nombre.

Primeros ejemplares de trufa negra de Aragón, recolectados en la campaña que acaba de comenzar.
Primeros ejemplares de trufa negra de Aragón, recolectados en la campaña que acaba de comenzar.
Cristina Martínez. Agencia Almozara

La trufa negra aragonesa ya tiene marca. La han creado e impulsado la Asociación de Recolectores y Cultivadores de Trufa de Aragón (Huesca), la Asociación de Jóvenes Truficultores de Teruel y la Asociación de Recolectores de Trufa Negra de Zaragoza (Truzarfa) con el objetivo de potenciar su imagen, las buenas prácticas y garantizar al consumidor la calidad y diferenciación de este hongo, considerado el diamante negro de la gastronomía y del que Aragón es el primer productor mundial, con más de 10.000 hectáreas.

Nace con el nombre de Trufa Negra d’Aragón, pero su presencia en el mercado no llegará hasta la próxima campaña (2022-2023) cuando está previsto que la luzcan los primeros lotes. Porque queda trabajo por hacer. Aunque sus impulsores comenzarán ya a promocionarla en todos sus actos, la marca nace con el objetivo de asegurar la calidad para lo que se está trabajando en un protocolo que se fundamenta en la estandarización, la trazabilidad, la formación ya la creación de un control de dicha calidad.

Lo explicaron este jueves los presidentes de Truzarfa, Jesús López, de la asociación de Huesca, David Royo, y de los jóvenes tricultores de Teruel, Marisa Esteban, durante la presentación de esta iniciativa que llega además acompañada con la creación de una federación que aunará el trabajo y los intereses de todo el sector en la Comunidad.

De izquierda a derecha: Roque Vicente, Jesús López, Carmen Urbano, Marisa Esteban y David Royo, en la presentación de la marca.
De izquierda a derecha: Roque Vicente, Jesús López, Carmen Urbano, Marisa Esteban y David Royo, en la presentación de la marca.
Cristina Martínez. Agencia Almozara

"Hoy es un día grande para la trufa", aseguró Esteban, que resaltó las cualidades de la tuber melanosporum, un hongo cuyo cultivo no deja de crecer en Aragón "impulsando y dinamizando el territorio y favoreciendo el desarrollo del medio rural", añadió.

Royo animó a todos los productores de Aragón a unirse al proyecto. "Si queremos que la trufa siga generando valor en nuestro territorio hemos de conseguir que la calidad de la trufa sea reconocida a nivel mundial y al calor de este prestigio podamos construir una industria en torno a este hongo que siga generando empleo y riqueza en nuestros pueblos", señaló Royo.

No ha sido un camino fácil. La iniciativa comenzó a fraguarse hace ya tres años, en los que se ha invertido "mucho esfuerzo y trabajo", destacó López, que explicó que este es un primer paso para avanzar hacia la consecución de Identificación Geográfica Protegida (IGP) una marca de calidad diferenciada reconocida por Europa y ligada al territorio.

"Sabemos que es un camino largo y difícil pero ilusionante", añadió Royo, que ocupa también la presidencia de la recién creada federación, cuyo trabajo se centrará ahora en construir y consolidar la marca, divulgar las cualidades del producto, potenciar el consumo tanto interno como internacional, incrementar la cifra de negocio de los productores y generar nuevos negocios en torno al preciado hongo.

Una actividad en desarrollo

La truficultura es una actividad que se encuentra en pleno proceso de desarrollo en Aragón, con un crecimiento aproximado de 500 hectáreas anuales y una superficie de 10.000 kilómetros cuadrados aptos para el desarrollo de la trufa negra. La Comunidad aloja además 12 de los 27 viveros de planta micorrizada que existen en España, que suponen cerca del 75% del total de la producción anual del país, con alrededor de 350.000 plantones. 

Hay además otras cifras que dan buena cuenta de la importancia de estas producciones en Aragón. El 11% del total mundial de las plantaciones productoras de trufa negra se encuentran en la Comunidad y se estima que el 50% de la producción global de estos hongos es aragonés. Estas hectáreas micorrizadas ofrecen su principal forma de vida a muchas familias de las zonas productoras. El avance de su cultivo se explica ante la decreciente producción de la silvestre así como por su alta demanda en los mercados. Pero supone un esfuerzo económico importante lo que explica que la inversión realizada por los agricultores en los últimos años haya sido muy considerable. Su desarrollo ha propiciado además que en los últimos años la tasa de desempleo haya descendido en las zonas de influencia trufera.

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