Previsiones
Ibercaja rebaja siete décimas su previsión de crecimiento para Aragón en 2019 y la sitúa en el 1,7%
Para 2020 estima un incremento del PIB del 1,6%. Pese a estos descensos, la entidad, que ha presentado el número 69 de la revista Economía Aragonesa, asegura que solo se trata de una ralentización ya que el avance mantiene todavía el vigor del ciclo.
Nadie quiere hablar de crisis. Mucho menos de una recesión. Pero lo cierto es que tanto los gobiernos como las entidades económicas están rebajando las previsiones económicas tanto para este año que ahora termina como para el que está por venir. Hoy lo ha hecho Ibercaja que en el número 69 de la revista Economía Aragonesa reduce sus expectativas de crecimiento para Aragón hasta el 1,7%, siete décimas menos que las realizadas el pasado mes de julio, cuando situaba el avance del PIB en el 2,4%. La cifra es menor que el crecimiento esperado para el conjunto del país, que la entidad financiera sitúa en el 1,9%, cuando hace seis meses este porcentaje alcanzaba el 2,3%.
A la baja son también las estimaciones realizadas para el próximo año. El crecimiento previsto por Ibercaja en Aragón en 2020 se quedará en el 1,6%, si bien en este caso el avance adelanta por un décima al previsto en el conjunto de la economía española.
No hay motivos, sin embargo, para el desánimo, han explicado hoy martes Enrique Barbero, director de Comunicación de Ibercaja y Santiago Martínez, responsable de análisis económico de la entidad aragonesa, durante la presentación de la publicación, que incluye además tres monográficos, que analizan las consecuencias de una política monetaria de tipos de interés negativos, la conveniencia de instalar una zona franca en Zaragoza y la situación actual del sector textil impulsado por el asociacionismo.
Barbero y Martínez han insistido en que si bien es cierto que la economía se encuentra en un periodo de desaceleración, no habrá una crisis (mucho menos una recesión) como la originada en 2008, ya que actualmente “la economía es mucho más resistente” y la industria que quedó tras los dolorosos ajustes que hubo que hacer durante esos años “compite bien incluso en los mercados exteriores”. A ello hay que sumar además una balanza de pagos saneada, en la que las ventas son un 15% superiores a las compras y por lo tanto lleva años acumulando un cómodo supéravit.
Pero ambos han reconocido que los datos más recientes evidencian que el crecimiento en Aragón puede ser más débil a corto plazo que en el conjunto de España, pero también porque su industria tiene mucho más peso en el conjunto del PIB (un 20%) que la media nacional (un 12%) y por lo tanto está más expuesta a las incertidumbres y los factores de riesgo que dominan en escenario mundial, como la guerra comercial entre Estados Unidos y China o el ‘brexit’, que, según los representantes de Ibercaja, “todavía no han tocado suelo” en este ciclo. Pese a todo, Barbero y Martínez se han mostrado “optimistas” ya que en Aragón “se están llevando a cabo proyectos de inversión relevantes en los sectores energético, tecnológico y agroalimentario que no se han visto suficientemente reflejados en la cifras de crecimiento”.
La mejor noticia
A pesar de la desaceleración, “la mejor noticia de la economía aragonesa en 2019 proviene de los datos del mercado laboral”, ha explicado Martínez, que ha insistido en que este buen comportamiento procede tanto de la expansión de la ocupación como de la aceleración de la población activa, “lo que aleja la sombra de posible dificultades en la contratación”, tal y como la entidad advertía en 2018. “El paro cae menos en la Comunidad porque la población activa se ha incrementado un 2,5%, lo que supone un potencial de mejora significativa”, ha explicado el responsable de análisis económico de la entidad, que ha señalado, sin embargo, que para hacer frente a este nuevo escenario económico en el que el crecimiento económico pierde vigor la solución no pasa precisamente “por un plan de gasto”. Desde Ibercaja se apuesta por la inversión, especialmente la pública, y por ligar dicha inversión a la educación “que continúa siendo la gran asignatura pendiente”. De hecho, ha señalado, en España y en Aragón los empleados en ciencia y tecnología suponen el 24%, una cifra destacada pero muy alejada todavía a ese 73% que supone en Europa.
En la presentación del número 69 de la revista economía aragonesa han participado también Mikel Tapia, autor junto con Rogelio Martínez, profesores de finanzas del Departamento de Economía de la Empresa de la Univesidad Carlos III de Madrid, del artículo ‘La política monetaria de tipos de interés negativo’, ha insistido en los tipos de interés negativos “ya no son una anomalía” y “están aquí para quedarse”. Eduardo Sanz Arcega, profesor de la Universidad de Zaragoza ha resumido su artículo ‘La zona franca en la ciudad de Zaragoza, fundamentos y posibilidades de una demanda sensata’ asegurando que la capital aragonesa ofrece cualidades suficiente para disponer de una zona de ventajas aduaneras y tributarias para las empresas y el intercambio de mercancías, por lo que sería bueno que los agentes sociales y económicos articularan una propuesta potente y la trasladarán al Gobierno central que es el que tiene potestad para impulsar este tipo de infraestructuras.
‘El estado del sector textil en Aragón: moda y mucho más’ es el artículo que Santiago Vicente vocal del comité ejecutivo de Fitca y Conchita Sanz, del departamento de comunicación de esta federación han publicado en la revista Economía aragonesa, en el que evidencian que el asociacionismo y el esfuerzo conjunto han permitido que el sector textil aragonés haya mantenido el tipo a pesar de la dura crisis estructural que sufre esta actividad desde hace 20 años.
