Más allá de la agricultura ecológica

Bodegas Tempore incorpora en sus viñedos técnicas de biodinámica, un modelo que defiende la aportación de componentes únicamente orgánicos para enriquecer los suelos.

Ángel Amurrio, de Biodinámica Tierra Viva, asesora a Bodegas Tempore.
Ángel Amurrio, de Biodinámica Tierra Viva, asesora a Bodegas Tempore.

"Un paso adelante en la agricultura ecológica", así entiende la directora de Bodegas Tempore, Paula Yago, el nuevo proceso que han comenzado a desarrollar en sus instalaciones y que desembocará en la obtención de la Certificación de Agricultura Biodinámica, emitida por la única entidad mundial, Deméter, que aglutina a casi una veintena de organizaciones.

«Siempre hemos trabajado nuestros viñedos de modo ecológico, pero queremos avanzar en este sentido, porque el respeto por el suelo, que es uno de los ejes de nuestra filosofía, se traslada al vino que producimos», explica.

La agricultura biodinámica concibe el suelo como un organismo vivo que hay que enriquecer por medio de tratamientos biodinámicos. Se trata de conocer el suelo y aportarle las sustancias (ya sean estiércoles u otros tipos de compuestos homologados) de origen animal que le aporten los nutrientes que los viñedos necesitan. Es decir, «se trata de recrear de manera no invasiva ecosistemas favorables para las plantas», asevera la responsable de Tempore, quien prevé que la puesta en marcha de esta técnica de cultivo «nos dará una mayor producción y de mayor calidad en una zona como la nuestra, donde los suelos son pobres y además hay poca pluviometría», añade Paula Yago.

Para introducir este tipo de técnica, por ahora en una superficie de en torno al 18 o 20% del total de su finca, los responsables de Tempore han contado con la colaboración de un asesor externo: la empresa navarra Biodinámica Tierra Viva, cuyo creador, Ángel Amurrio, está asesorando directamente a la bodega lecerana.

Primera agricultura ecológica

Amurrio defiende que la agricultura biodinámica es «la primera agricultura ecológica». De hecho, surgió en 1924 de la mano de Rudolf Steiner. Este tipo de agricultura considera las granjas como organismos complejos. Hace hincapié en la interrelación entre suelos, plantas y animales, tratando el conjunto como un sistema en equilibrio, evitando en en la medida de lo posible intervenciones externas, teniendo en cuenta la pérdida de nutrientes debido a la salida de las cosechas y otros productos fuera de la finca.

Como en otras formas de agricultura ecológica, se evita el uso de fertilizantes, pesticidas y herbicidas industriales. La agricultura biodinámica se diferencia de otros tipos de ecológica en el uso de preparados vegetales y minerales como aditivos para el compost y aerosoles para el terreno, así como en el seguimiento de un calendario de siembra basado en el movimiento de los astros.

«Quienes defendemos este modelo compartimos la inquietud por una pérdida de calidad de los suelos, que se traduce en una merma en la calidad de los alimentos y en la capacidad reproductora de las semillas», afirma Amurrio. «Consideramos que el suelo ya cuenta de por sí con todos los nutrientes necesarios, pero algunos están aletargados y no son asumidos por las plantas. Lo que hacemos es activarlos, por medio no solo del uso de determinadas sustancias homologadas», explica. «A la tierra no hay que llevarle las sustancias minerales, sino los componentes orgánicos que necesita», asevera Amurrio.

En otras palabras, para este experto, se trata «de ordenar, de organizar -de ahí viene la palabra orgánica- una agricultura que el proceso de industrialización ha desordenado», añade.

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