¿Qué hago con mi gasolinera?

Las estaciones de servicio piden una “una hoja de ruta concreta” para que las inversiones que exige disponer de la tecnología necesarias para alimentar el coche eléctrico no supongan el “desengaño” que provocó el biocombustible.

Hubo una bajada de los precios de los carburantes, sobre todo del gasóleo y la gasolina
Un automóvil repone combustible en una gasolinera
Pixabay

Los responsables de las estaciones de servicio no quieren que la historia vuelva a repetirse. Todavía tienen fresca en la memoria la mala experiencia que supuso la apuesta por el biodiésel, una alternativa más sostenible que los combustibles tradicionales que llegó hasta las gasolineras como la gran esperanza blanca y que terminó convirtiéndose en un ‘bluf’, que incluso llevó al cierre a decenas de empresas.

Por eso, el anuncio del Gobierno de poner fin a la matriculación y venta de vehículos de combustión a partir de 2040 genera muchas dudas en un sector “muy desengañado y escéptico” que quiere saber con seguridad hacia dónde encaminar sus pasos antes de tomar decisiones de inversión y adaptación. Así lo señaló ayer el empresario Zoilo Ríos, vicepresidente de la Asociación de Estaciones de Servicio de Aragón (Aesar) y de la Confederación Española de Empresarios de Estaciones de Servicio (Ceees) que insistió en que “si en estos momentos alguien quiere poner una gasolinera que cuesta un millón de euros y tiene que amortizar en diez años, tiene que estar seguro qué hacer, si la pone de combustibles fósiles, de hidrógeno, de electricidad o de gas licuado”. Eso explica que el sector pida “que haya un guión establecido, con objetivos, con fechas… una hoja de ruta en el que el empresario sepa hacia dónde va”, reiteró Ríos. De hecho, recordó el representante empresarial, en los últimos años los constantes vaivenes normativos han provocado tal incertidumbre que muchos propietarios de pequeñas y medianas empresas han terminado por abandonar el sector.

Y es que para este colectivo, el mayor impacto de la futura normativa anunciada por el Ejecutivo de Pedro Sánchez, se centra en las instalaciones, de elevado coste y con largo periodos de amortización. Es cierto, reconoció Ríos, que también podría tener efecto sobre el empleo, porque “para el servicio de hidrógeno y gas licuado se necesita personal cualificado que no es tan necesario para las cargas eléctricas”, aunque destacó -poniendo como ejemplo la apuesta de su propia empresa- que las estaciones de servicio se han convertido también en centros de descanso, que ofrecen servicios de paquetería, tiendas, reparación…

Ríos no valoró si 2040 es una fecha muy lejana o demasiado precipitada, pero se mostró convencido de que es necesario establecer límites, porque los distintos operadores de este mercado, entre ellos los grandes 'lobby' del petróleo, tienen que verse forzados a cumplir unos plazos que sin esa obligación no atenderán.

“No nos coge desprevenidos”

Aunque como representante de Aesar y de Ceees, Zoilo Ríos destacó la incertidumbre que ha generado el anuncio del Gobierno, reconoció que a su empresa “no nos coge desprevenidos”. Y es que este grupo aragonés (del mismo nombre) con casi un siglo de trayectoria, que cuenta con 15 estaciones de servicio en Zaragoza, lleva más de 15 años trabajando e incorporando tecnologías limpias, sostenibles y respetuosas con el medio ambiente. De hecho, explota la hidrogenera de Plaza y ofrece biocarburantes, gas liquado, así como puntos de recarga para los vehículos eléctricos. “Por eso para nosotros no ha sido una sorpresa porque estamos metidos en este mundillo y sabemos lo que está ocurriendo en otros países”, destacó el empresario.

Pero si el anuncio del borrador no ha sido una sorpresa, “sí lo han sido las formas”, señaló Ríos, que aseguró que quedan muchos pasos por dar y muchas voces por escuchar antes de concretar propuestas como la realizada por el Ejecutivo. “Primero tiene que haber un desarrollo tecnológico del coche eléctrico”, explicó el empresario, que recordó que todavía hay muchos interrogantes y obstáculos en cuanto al precio, al destino de las baterías una vez que ha finalizado su vida útil, e incluso en los tiempos de recarga del vehículo. Además, en su opinión, todo este desarrollo tecnológico tiene que plasmarse aún en un desarrollo industrial, “que no se hace en dos días”. Y además, y no menos importante, añadió, otra barrera es el tema impositivo, porque no hay que olvidar que la mitad del precio de los hidrocarburos son impuestos “necesarios para la sociedad” y habrá que realizar también una destacada inversión en infraestructuras eléctricas “que tendremos que pagar entre todos”.

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