Nurel prevé una facturación de 100 millones en 2018, año en el que celebra su medio siglo

La planta zaragozana, que organizó este sábado una jornada de puertas abiertas para sus empleados, encara el futuro con «planes de crecimiento en plantas y en nuevos productos».

Jornada de puertas abiertas en Nurel
Jornada de puertas abiertas en Nurel
Toni Galán

La química aragonesa Nurel cumple medio siglo. Y lo hace recogiendo los frutos de una decidida apuesta por la inversión y la innovación con la que ha realizado una continua diversificación que le ha situado en los puestos de cabeza del mercado internacional en sus tres líneas de negocio -la fabricación de fibras sintéticas que incorporan activos cosméticos; de plásticos técnicos dirigidos a la fabricación y, su última incorporación, la producción de biopolímeros (biobasados, biodegradables y compostables) con una amplia variedad de aplicaciones, entre ellos la agroalimentación–.

Con estas tres divisiones, la planta situada en el polígono Malpica de Zaragoza, integrada desde 1999 en el grupo aragonés Samca y que emplea a 350 trabajadores, cerrará 2018 con una facturación que rondará los 100 millones de euros. La cifra supone un incremento del 10% respecto a la alcanzada el pasado año, explicó este sábado Miguel Ángel Caballero, director general de Nurel Engineering Polymers y director de I+D en el grupo Samca, que destacó que este aumento es fruto del avance logrado especialmente en los dos últimos años con la puesta en marcha en 2016 de una nueva planta de bioplástico con la que ha duplicado su capacidad de producción. Y llegará esencialmente de los mercados internacionales, ya que, detalló Caballero, casi el 95% de su producción se exporta a todo el mundo. "Realizamos trabajos para toda Europa, para Asia (especialmente China, Japón y Corea), para Estados Unidos y para Sudamérica (principalmente para Argentina, Brasil o Colombia)", matizó el directivo.

El directivo insistió en que Nurel "es una empresa global en el aspecto comercial, pero en el aspecto fabril su única planta está en Zaragoza". La capital aragonesa fue el enclave elegido en 1968 por la compañía estadounidense Standard Oil para instalar una planta que nacería entonces con el nombre de Esson. "Su comienzo ya fue un hito porque en los años 60 llamó la atención la construcción de una factoría que ocupaba una superficie de 360.000 metros cuadrados", explicó.

La compañía tomó el nombre de Nurel en 1974 con la llegada a la propiedad del grupo químico británico Imperial Chemical Industries (ICI) que en 1977 incorporó una planta de poliéster. Sin embargo la historia y el espaldarazo de la empresa de Malpica llegaría en 1999 cuando fue adquirida por el grupo aragonés Samca. Bajo su tutela se han realizado las inversiones más importantes y ha cobrado fuerza la apuesta por la innovación. En 2003 se crea la nueva división de polímero plástico. "Hasta entonces Nurel había sido una planta textil que se dedicaba a la fabricación de fibras sintéticas", puntualizó Caballero. Apenas dos años después, la compañía lanza al mercado los primeros productos cosméticos en las fibras sintéticas que fabrica, gracias a una innovación que la convirtió en pionera en el desarrollo y patente de una tecnología de microencapsulación de principios activos (vitamina E, aloe vera, cafeína o retinol) de aplicación interna y permanente en las fibras de nailon.

Alta tecnología

La necesaria adaptación al mercado llevó a la firma aragonesa a entrar en el sector alimentario con la creación de nuevos polímeros plásticos para la alimentación, «un campo en el que hoy Nurel es referencia internacional con productos de alta tecnología», destacó Caballero.

El cierre de su sección de poliéster para centrarse en la poliamida, tanto en su vertiente plástica como textil; la planta cosmética que la convierte en la primera del sector que crea esta diversificación; la nueva división de bioplásticos y la creación de la nueva unidad de reciclado son los últimos hitos que han situado a Nurel "en el liderato de este tipo de producciones», explicó el directivo. Una apuesta que ha supuesto una inversión «de entre 10 y 15 millones en los últimos ocho años".

La compañía zaragozana conmemoró este sábado una jornada de puertas abiertas el recorrido realizado durante su medio siglo historia pero también un futuro al que se encamina con perspectivas de crecimiento. «Queremos ahora afianzar nuestra inversiones, pero tenemos planes de crecimiento con nuevas plantas de producción y nuevos proyectos de I+D que nos van a llevar a nuevos mercados», explicó el director el director general de Nurel Engineering Polymers.

Un día en familia

Nurel celebró ayer su 50 cumpleaños con "la gente sin la que esto no hubiera sido posible". Y abrió sus puertas para que los trabajadores y sus familias disfrutaran de una jornada en la fábrica. Las más de 850 personas, según los responsables de Nurel, que se acercaron a las instalaciones situadas en el polígono de Malpica de Zaragoza pudieron recorrer las diversas secciones de la planta, descubrir, a través de una exposición, los decisivos momentos de su medio siglo de historia, participar –para gozo de los más pequeños– en talleres lúdicos para conocer qué son y cómo se hacen los polímeros o relajarse en torno a una mesa en el picnic organizado por la firma del grupo Samca.

No quisieron perderse la celebración directivos de Samca como Javier Luengo, Ruben Orera y Miguel Ángel Caballero, así como el responsable de Recursos Humanos del grupo, Salvador Sánchez, que aprovecharon el acto para saludar y departir de forma más distendida que en el día a día del trabajo con los empleados y sus familias. Y entre todos dejaron huella de la conmemoración participando en un mural de graffiti con representantes del Festival Asalto, una iniciativa que se celebra en Zaragoza para llenar de arte urbano las calles de la ciudad.

"Queríamos dar protagonismo a nuestros empleados y agradecer su fidelidad y su esfuerzo durante todos estos años", destacó ayer el director general de Nurel Engineering Polymers, Miguel Ángel Caballero, que señaló que "hemos estados con trabajadores que vinieron de niños cuando se inauguró la planta porque sus padres trabajaban en la fábrica".

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