Tres días antes de que el presidente del grupo PSA, Carlos Tavares, y el consejero delegado de Opel, Michael Lohscheller, presenten el plan de futuro de la marca alemana para su vuelta a los beneficios (previsiblemente en 2020), las primeras aproximaciones de ese plan publicadas por la prensa germana recogen una reducción de la actual oferta de modelos de la compañía del rayo, un recorte de los costes laborales, una apuesta más decidida por el coche eléctrico y un cambio en la política de precios. El diario ‘Frankfurter Allgemeine Zeitung’ recogía ayer este avance en una información en la que deja claro el empeño de PSA#en sacar el máximo rendimiento de sus plataformas y de la utilización de su tecnología.

El denominado ‘Plan de los 100 días’, por el número de jornadas transcurridas tras la materialización de la compra de Opel por PSA a la multinacional estadounidense General Motors, contará –según el ‘Frankfurter’– con acciones para reducir costes laborales con recortes de empleo en áreas determinadas y más prejubilaciones parciales tras considerar, como apuntó el propio Tavares en septiembre pasado en el Salón de Fráncfort, que "las plantas de PSA son mucho más competitivas que las de Opel".

Los nuevos planes para Opel preocupan en la fábrica de Figueruelas, que se halla inmersa en plenas negociaciones del convenio colectivo que regirán las relaciones laborales en la planta en los próximos años. La factoría zaragozana, en cualquier caso, tiene garantizado a corto plazo el ensamblaje de los dos modelos lanzados este año, el Opel Crossland X y el Citroën C3 Aircross, así como la próxima generación del Opel Corsa, que se hará aquí en exclusiva desde finales de 2019, cuando el Mokka X –hoy fabricado en Zaragoza– sea trasladado a la planta alemana de Eisenach. Para entonces Opel había previsto que el sucesor del modelo Adam, hoy en Eisenach, viniese a la factoría aragonesa, pero nada se ha dicho al respecto desde que se anunció la compra de PSA. El sucesor de ese vehículo, ‘hermano pequeño’ del Corsa, podría estar entre los modelos suprimidos en el nuevo plan.

En este escenario abordan los trabajadores de Figueruelas esta semana crucial, después de cumplir la fábrica 35 años de historia. Es decir, con la negociación del convenio sin abordar nada concreto –aunque la compañía quiere tenerla cerrada antes de que concluya el año– y una propuesta de la dirección que incluye trabajar seis días a las semana para sacar todo el volumen de coches previstos. Más flexibilidad sin un coste añadido parece ser la asignatura pendiente si la planta de Zaragoza se mira en el espejo de la de PSA en Vigo, factoría que el grupo francés le ha puesto como referencia.

Reunión de los sindicatos

Los sindicatos de la factoría se reunieron este lunes, precisamente, para ver cómo organizan su estrategia de cara al planteamiento de la doble dirección, PSA y Opel, que están todavía integrándose. Con el acuerdo de decir ‘no’ conjuntamente a los recortes que en salud laboral planteó la dirección la semana pasada y la necesidad de reducir costes en una compañía, la antigua filial europea de GM, que pierde 3 millones de euros al año, transmitida por los compañeros que acudieron a la reunión del Foro del comité europeo, volverán a asistir hoy a un nuevo encuentro con la dirección de la fábrica y sus responsables de Recursos Humanos.

Medidas aplicadas en Vigo

De momento, lo único que la dirección de la factoría de Figueruelas ha dejado claro es que con los esfuerzos realizados hasta ahora por los trabajadores de la planta no es suficiente. Habrá que hacer más y, según adelantan fuentes sindicales de Vigo, el esfuerzo ha de venir por la mayor flexibilidad, la contención en salarios, la doble escala para el acceso de trabajadores y todo tipo de medidas que favorezcan la mayor adecuación posible entre plantilla y picos de producción según la demanda de coches del mercado.

Así, por ejemplo, en Vigo una buena parte de los trabajadores tiene contratación a tiempo parcial. Los del turno de noche tienen una jornada mínima de 5 horas que puede aumentar en función de las necesidades de producción. También una buena parte de los trabajadores del turno de mañana pueden ver alargada su jornada de 5 a 9 horas con la única salvaguarda de que anualmente nunca pueden superar la jornada marcada en contrato. Y también tienen estipulados algunos sábados obligatorios.

Esta amplia flexibilidad se ha ido implantado de forma pareja a la reducción salarial. Ha sido posible gracias al Plan de Competitividad que PSA Vigo pactó en 2014 solo con el Sindicato Independiente de Trabajadores de Vigo (SI), ya que ni UGT ni Comisiones Obreras, que tienen menor representación en la planta, lo firmaron. Estos sindicatos lo rechazaron por estar en contra de la congelación salarial, la rebaja de distintos pluses y el pago más barato del turno de noche –cuyas primeras horas se pagan a un precio y las siguientes a la mitad–, entre otros puntos.

Junto con estas herramientas, la dirección de PSA Vigo puso en marcha otras como una categoría nueva de entrada a la fábrica cuya retribución bruta es de entre 16.500 y 16.700 euros al año y que hace muy difícil equiparar las condiciones de los antiguos trabajadores a las de los recién incorporados. En estos momentos tienen también en marcha un ERE extintivo para 400 trabajadores, de los que ya van 325 inscritos, cuya vigencia vence en marzo de 2018 y que permite también que en ningún momento haya más plantilla que la necesaria. Desde los sindicatos de la planta viguesa recuerdan también que hace años que el contrato de relevo dejó de aplicarse. Todas estas son medidas de ajuste que han permitido fabricar 57 coches cada hora y unos 458 al día a un coste inferior a los que salen de la cadena de producción de Figueruelas.