Stoian Markov: "La palabra crisis nunca me dio ningún miedo"

Stoian Markov (Plovdiv, Bulgaria, 1969) es ingeniero industrial por la Universidad Técnica de Sofía. Director general de Hidromek y presidente del comité organizador de Smopyc.

Stoian Markov, en Smopyc de Feria de Zaragoza.
Stoian Markov, en Smopyc de Feria de Zaragoza.
Enrique Navarro

Stoian Markov es el presidente del comité organizador de Smopyc, el Salón Internacional de Maquinaria de Obras Públicas, Construcción y Minería que durante esta semana se ha desarrollado en Feria de Zaragoza. ¡Qué mejor ejemplo que usted para confirmar el carácter global de este certamen!

No me considero ejemplo de nada. Solo trato de desarrollar mi labor. Lo que sí es verdaderamente importante es que la feria haya logrado reunir a más de 800 marcas. O que una ciudad tan importante como Madrid haya tratado de sacar un evento de maquinaria de obra pública y Zaragoza haya logrado mantener su posición. La firma que represento, la compañía turca Hidromek, decidió apostar por Zaragoza.

¿Por qué Zaragoza?

La situación geográfica en España es magnífica, entre Madrid, Barcelona, Bilbao y Valencia. Está en el centro de todo. En cierto modo, guarda mucha relación con mi ciudad, Plovdiv.

En Bulgaria tenemos un alma gemela…

Las dos ciudades están estratégicamente ubicadas, son cruce de caminos, de destinos. Plovdiv quiere decir ciudad de Filipo, que fue el padre de Alejandro Magno. Habrá sido conquistada por distintos pueblos a lo largo de la historia en más de treinta ocasiones.

Desde luego, los búlgaros tienen un mérito enorme de seguir siendo búlgaros, con tantos imperios que han pretendido borrarles del mapa…

Solo somos ocho millones de habitantes. Los otomanos estuvieron desde el siglo XIV al XIX. Después de los otomanos, a mitad del siglo XX, tras la Segunda Guerra Mundial, Bulgaria quedó bajo la órbita de los rusos. Fueron años duros. Yo viví el final del comunismo en mi país. Lo único bueno era el respaldo a las universidades, a la ciencia, a la cultura y al deporte. Yo me formé en la Universidad Técnica de Sofía.

Usted era un chaval cuando se desvaneció el Este…

Dejamos de hablar ruso y pasamos a hablar en inglés. Después llegó un capitalismo salvaje. Una vez licenciado en Ingeniería Industrial, logré un buen trabajo en mi ciudad, en Plovdiv. Afortunadamente, en Plovdiv, como en Zaragoza, hay una feria muy importante, la más grande de Bulgaria, con más de cien años de historia. Allí conocí a una gente que me invitó a trabajar en Estambul. Eran los importadores de la firma coreana Samsung.

¿También trabajó para los coreanos en telefonía móvil?

No, aunque ahora los productos estrella de Samsung sean los móviles, también tuvo industria pesada, que luego vendió a Volvo. Y allí estuve trabajando en Turquía. Todo era muy paradójico.

¿Por qué?

Me encontraba en un país que muy pocos años antes estábamos vigilando desde los radares de la defensa antiaérea de Bulgaria. Fui sargento del Pacto de Varsovia...

¡Qué vida tan curiosa la suya, señor Markov! ¿Y qué tal le fue en Turquía?

Muy bien. En Estambul tuvimos un terremoto, un desastre natural que jamás olvidaré: 7,2 en la escala de Richter. Pero laboralmente todo fue fantástico y en 2001 entré a formar parte de Hidromek, una gran firma de maquinaria. Comenzamos a externalizar la empresa y en 2006 llegamos a España.

Año 2006: a punto de estallar la crisis del ladrillo en España.

La palabra crisis nunca me dio ningún miedo. En chino significa oportunidad.

Yo pensaba que en chino significaba peligro…

A mí me encanta el significado de oportunidad. Yo entiendo la crisis como una oportunidad. Mi firma había vendido mil equipos a España entre 2002 y 2006. Desde 2006, pese a la recesión, no abandonamos a los clientes y continuamos ofreciéndoles servicios. Conseguimos penetrar en mercados importantes. En España estamos en Gavá, a 6 kilómetros del aeropuerto del Prat y a 10 del puerto de Barcelona. Allí tenemos máquinas de hasta 50 toneladas. Exportamos a Francia, Portugal, Italia… En 2012 abrimos otra empresa en Krasnodar, en el sur de Rusia.

Y todo lo exponen en Feria de Zaragoza, en Smopyc.

Así es. Esa es la enorme importancia real de Smopyc.

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