La salvaguarda de "ser los más productivos". Esa es la bandera que enarbolan continuamente los más altos responsables institucionales, desde el ministro de Economía Luis de Guindos hasta el presidente del Gobierno aragonés, Javier Lambán, para alejar el miedo e incertidumbre que entre los trabajadores de la planta de General Motors España pueda sembrar el hecho de que después de 35 años vayan a cambiar de manos y la factoría de Figueruelas pase de pertenecer al gigante norteamericano a ser parte del grupo francés PSA.

También el director general de la planta, Antonio Cobo, y los sindicatos mayoritarios, UGT y CC. OO., en la planta zaragozana, esgrimen el mismo argumento para apelar a la tranquilidad de la plantilla y despejar las dudas sobre el empleo y el reparto de la carga de trabajo que inevitablemente les suscita esta operación de compra filtrada a los medios el pasado 14 de febrero. Solo un día después, Antonio Cobo, director general de GM España, declaraba su confianza en el futuro de la planta de Figueruelas, "bien posicionada competitivamente, con un gran capital humano y técnico y con grandes retos por delante como el lanzamiento de dos coches nuevos este año".

"PSA sabe perfectamente que las fábricas españolas son las más productivas", aseguraba este pasado jueves De Guindos a RNE, tratando de infundir confianza y precisando que la garantía de que todo va a ir bien no era su llamada al directivo francés Olivier Bourges el miércoles, sino el hecho de contar con "magníficas" fábricas en España y que continuamente reciban más inversiones para sacar nuevos modelos.

El "papel relevante" que las plantas españolas -no solo la de Opel en Figueruelas sino las dos que PSA tiene en España, la de Vigo y la madrileña de Villaverde- tendrían en el futuro grupo, si finalmente en dos días se firma la compra, es lo que, al parecer, transmitió el directivo Olivier Bourges al propio De Guindos. El contacto telefónico entre ambos se produjo solo un día después de la Confederación de Cuadros y Porfesionales de España cuestionase su falta de implicación en una operación de compra en la que algunos Gobiernos como el alemán, el francés y el británico han estado desde el primer momento.

Más allá de reproches, parece llegada la hora de la verdad. Y es que la representación de los trabajadores tanto en Figueruelas como en las plantas españolas de PSA ya era conocedora este viernes de que el acuerdo entre la marca del rayo y la del león llegaría este lunes, un día antes de que el Salón Internacional de Ginebra abra sus puertas a la prensa. "Sabíamos que iba a ser el lunes. Aunque no teníamos la confirmación oficial de la dirección, sí éramos conocedores de que querían llegar a esta cita tan importante en automoción con el acuerdo hecho", dijeron. Tanto es así, que están preparando ya un comité europeo conjunto con delegados sindicales de Opel y PSA para valorar los detalles del acuerdo de compra y las consecuencias que para los trabajadores puede tener.

Prudencia y ausencia de declaraciones hasta que no vean el acuerdo el lunes es lo que pidió también este viernes el comité de empresa de Figueruelas, a la espera de ver también cómo reaccionan los sindicatos alemanes. Y pedían paciencia hasta que el lunes o martes, cuando se conozcan más detalles, de esta negociación que se se ha llevado tan en secreto, se pueda trasladar más información a las distintas fábricas afectadas.

En el sector de las auxiliares o proveedoras de Opel y PSA también eran conocedores en la noche del viernes de que el acuerdo era inminente y algunos comentaban incluso condiciones que podría haber puesto GM para cerrar el acuerdo como la imposibilidad de que Opel pudiera vender sus coches en China, Rusia o Estados Unidos. Eso sí, apuntando, que "todo son rumores", y mostrando su inquietud ante lo que pueda suceder con planes y modelos más allá de 2019, cuando la integración entre ambas marcas sea un hecho y salgan a la luz los puntos fuertes y débiles de esta adquisición.