Habrá que esperar hasta el mes de septiembre para comenzar a ver las vendimiadoras en los viñedos aragoneses. Este año la cosecha llega con unos diez días de retraso respecto a una campaña normal, porque las temperaturas más frescas tanto en primavera como en verano y la ausencia, prácticamente total, de precipitaciones, afectó a la floración y han ralentizado la maduración de los frutos.

Así, la recolección llegará más tarde y las primeras previsiones apuntan a un descenso de la producción. Las cuatro denominaciones podrían sumar este año unos 140 millones de kilos de uva, una cifra que aunque se acerca a la media de los últimos años, representa un descenso superior al 20% respecto al año anterior. Los responsables de las D. O. mantienen sus estimaciones mirando al cielo. Y advierten: "Si no llueve en los próximos días, podría haber un mayor recorte de producción". Eso sí. También coinciden en que el mismo clima que ha provocado un descenso de fruto ha propiciado una excelente sanidad de la viña, por lo que se espera una uva de gran calidad.

La Denominación de Origen Somontano es la primera en cosechar. Su presidente, Mariano Beroz, explica que a mediados de la próxima semana comenzarán a vendimiarse las primeras variedades blancas. Se espera una cosecha "similar a la del año anterior", explica Beroz, que cifra en unos 17 o 18 los millones de kilos de uva que llegarán a las bodegas oscenses.

En septiembre

En Cariñena, la mayor y más antigua D. O. de Aragón, el grueso de la vendimia arrancará a finales de la segunda semana de septiembre, aunque a comienzos del próximo mes está previsto que se inicie la recolección de las primeras chardonnay y merlot. "No ha caído una gota desde abril", destaca su presidente, Antonio Ubide, para explicar el recorte de producción que se espera en la denominación. Se estima que se vendimiarán unos 83 millones de kilos, un 15% menos respecto a la media de la D. O. y un 25% menos que el año anterior. Un porcentaje este último que Ubide matiza: "Hay que tener en cuenta que la producción de la campaña pasada fue histórica, rozó los 110 millones de kilos de uva".

Será también a mediados de septiembre cuando los vendimiadores comiencen la campaña en Campo de Borja, que espera una producción de entre 28 y 30 millones de kilos. Una cosecha "muy buena", como la califica su presidente, Eduardo Ibáñez, porque aunque supone un descenso de entre el 20% y el 25% respecto al año anterior, representa un incremento de más del 25% si se compara con la media histórica de la D. O., que se sitúa en los 23,2 millones de kilos.

Ibáñez señala que la causa del descenso hay que buscarla en el clima. La primavera fue una estación más bien seca, con temperaturas suaves y cierzo hasta bien entrado el verano. "Este tiempo es crítico en nuestra denominación porque es cuando se produce la floración de todo nuestro viñedo, pero especialmente de la variedad garnacha, que presenta un cuajado menos abundante, con racimos menos compactos y más claros", señala.

Como es habitual, la denominación más tardana en comenzar la vendimia será Calatayud. No lo hará hasta el 25 de septiembre, cuando comenzará a recoger las variedades blancas. El secretario de su consejo regulador, Javier Lázaro, explica que es muy pronto para hacer previsiones. "La situación puede cambiar de hoy para mañana", dice, pero estima que, de momento, se prevé una producción de entre 11 y 12 millones de kilos, una cantidad similar a la de 2015.

Los representantes de la cuatro denominaciones coinciden, sin embargo, en que estas cifras son todavía provisionales porque si no llueve en los próximos diez días "el recorte de producción podría ir a más".