Una vendimia solidaria a beneficio de Atades

El Vino de la Amistad, que próximamente saldrá a la venta, contribuye a financiar numerosas iniciativas de esta entidad

Los chicos de Atades disfrutaron de la experiencia.
Los chicos de Atades disfrutaron de la experiencia.
Atades

Protegidos con unas gafas especiales y guantes para no cortarse, alrededor de una veintena de usuarios y alumnos de los centros de Santo Ángel, Sonsoles y El Vergel y de los colegios de San Antonio y San Martín de Porres de Atades acudieron hace unos días a Bodegas Enate para participar de lleno en el proceso de la vendimia, que tuvo lugar en las vides que la empresa tiene en su sede de Salas Bajas.


Allí, usuarios de Atades y trabajadores de Enate disfrutaron de una jornada de convivencia en la que unos aprendieron cómo se desarrolla el proceso del vino y otros disfrutaron al ver lo ilusionados que estaban sus nuevos vendimiadores.


Después de la recogida de las uvas, los chicos de Atades recorrieron las instalaciones de Bodegas Enate donde se elaborará el Vino de la Amistad que pondrá a la venta Atades y cuyos beneficios irán a parar a diferentes proyectos socio labores de la entidad.


«La experiencia ha sido muy gratificante para todos porque se ha cumplido con creces el objetivo que nos proponemos al organizar estas salidas: que los chicos consigan una autonomía plena y funcional y que, sobre todo, aprendan a desenvolverse a nivel social, una de las grandes apuestas de Atades», apunta Milagros Vidaller, una de las profesoras que participó en la actividad.


La visita a las vides y la bodega permitió, además, que los usuarios de los diferentes centros de Atades salieran por un día de la rutina cotidiana, algo que es muy beneficioso para ellos, y que se relacionaran con sus compañeros fuera del centro. «Para ellos es muy difícil tener amigos y que aprendan a trabajar en grupo o resolver conflictos y estas actividades colectivas favorecen todo esto», matiza Villader.


El resultado no pudo ser más satisfactorio y los chicos están deseando repetir la experiencia. «Fue un día muy divertido, porque, además de aprender a recoger uvas, también nos enseñaron las bodegas. Además, pudimos estar con amigos de otros centros, a los que vemos en estas escapadas», indica Daniel, uno de los usuarios de Atades que participaron en la excursión.



La jornada finalizó con una comida en la que todos pusieron en común las divertidas anécdotas que habían ocurrido durante toda la jornada y que luego los chicos de Atades contaron a sus padres al volver a casa o a los trabajadores de los centros donde residen.


«En mi casa no se creían que había cortado yo las uvas, pero al final los convencí y están muy contentos de que haya ido a visitar las bodegas y me lo haya pasado tan bien», afirma Victoria, una joven de 16 años, usuaria de Atades, que está deseando repetir la experiencia.

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