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Vuvuzela: ¿una trompeta lejana?

LA NOTA DISCORDANTE

A estas alturas todo el mundo sabe qué es una vuvuzela o, cuando menos, conocerá el sonido que produce esta peculiar trompeta si ha seguido la retransmisión de cualquier partido del Mundial de Sudáfrica.

Vuvuzela: ¿una trompeta lejana?
EFE

El estruendo colectivo que producen las vuvuzelas en los estadios sudafricanos no es nuevo en el ámbito futbolístico, aunque nunca se había dado en tal cantidad.


La dificultad acústica que genera a los espectadores de las retransmisiones de radio y televisión, a los propios jugadores y a los aficionados en el campo está marcando este campeonato, ya que la vuvuzela puede alcanzar los 127 decibelíos, prácticamente los mismos que genera el despegue de un avión.


Aunque estuvo a punto de ser prohibida por el Comité Organizador del Mundial, la presión de las autoridades sudafricanas hizo que, finalmente, la vuvuzela se impusiera a los cánticos de las hinchadas de las selecciones. Y el fenómeno se ha hecho imparable. Ahora, hasta proliferan las aplicaciones que permiten emular en los teléfonos iPhone el sonido de estas trompetas.

Sin rastro en Zaragoza

En la capital aragonesa resulta una tarea prácticamente imposible conseguir una trompeta similar a la vuvuzela. En temporada de Liga sí es posible adquirir una en los puestos ambulantes que se encuentran en las inmediaciones del estadio de la Romareda, pero, ahora, el rastreo en comercios y tiendas del centro de la ciudad ha sido desalentador. Las pocas que se ven son proporcionadas por grandes marcas que, en sus estrategias de ‘merchandising’, regalan vuvuzelas a los aficionados.


No obstante, más de uno agradecerá que esta ruidosa manera de animar los partidos no haya calado hondo en Zaragoza, con el consiguiente beneficio que reporta a una ciudad ya de por sí contanaminada acústicamente. La estridencia que produce este instrumento se debe a que las armonías más altas están en la frecuencia que el ser humano percibe con mayor sensibilidad y, por lo tanto, es más irritante para nuestros oídos.La ‘sociedad del ruido’

Daniel Ríos, responsable del Laboratorio de Sonido del Ayuntamiento, ubicado en el Centro de Historia, apunta a dos factores sobre el problema acústico de las vuvuzelas. “En primer lugar sería la directividad del sonido, ya que no es lo mismo la proyección directa que esta trompeta emite al oído que, por ejemplo, el sonido ambiente de un aeropuerto. En segundo lugar, hay que tener en cuenta la respuesta no lineal del oído, cuya curva es más afín, por ejemplo, a la voz humana”. Daniel constata que “el sonido de la vuvuzela es, sin duda, muy directivo y machacador”. Además, alerta de que estos sonidos pueden producir traumatismos auditivos relacionados con la pérdida total o parcial de audición.


Del mismo modo opina el doctor otorrinolaringólogo Jorge Damborenea, facultativo especialista adjunto del Hospital Miguel Servet de Zaragoza: “El oído es potencialmente lesivo a partir de 90 decibelios. Entre los 115 y los 130, el traumatismo acústico puede ser agudo. Y entre 130 y 140 riesgo es alto”.


El doctor Damborenea añade que “no quiere decir que siempre que suene una vuvuzela se vaya a producir una lesión, aunque no es descabellado. Se debe tener en cuenta que el daño de las células filiadas del oído interno conlleva una lesión irreversible”.

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