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Un día para estar sereno

CAI ZARAGOZA

El CAI debe poner el punto de cordura en un momento tan alocado de la liga para vencer a un Huelva renovado en los últimos instantes. El rival ha fichado en horas a Bustamante y Bennerman, pero solo cuenta con 8 séniors.

Si ya de por sí esta liga está loca, puesto que cualquiera puede vencer en todas las canchas, estos días la competición ha adquirido un ritmo vertiginoso en cuanto a fichajes, rumores, contactos… El plazo para poder incorporar jugadores termina esta misma noche y eso ha provocado que equipos tanto de arriba como de abajo traten de reforzarse hasta el último momento. Mientras el CAI no ha querido volverse loco con la llegada de hombres que pudieran alterar la unidad de su vestuario, su rival de hoy, el Ciudad de Huelva ha sido el punto de mira de muchos conjuntos. La salida de varios de sus jugadores (Hernández, Schraeder y Junyent) en apenas una semana ha provocado que los onubenses hayan fichado dos en las últimas horas, el base Antonio Bustamante y el alero Cameron Bennerman. Ante esa locura, el equipo de Curro Segura debe poner el punto de cordura, confiar en sus hombres, jugar como ha demostrado que sabe y lograr un triunfo que le mantenga en lo alto de la tabla. Si se confía corre el riesgo de sufrir y, por eso, afrontará el choque con la mayor seriedad, independientemente de los problemas que atraviesan los andaluces.


Ambos equipos llegan en situaciones bien distintas, aunque eso no debe despistar a los rojillos. Las cuatro derrotas consecutivas del Ciudad de Huelva no le restan peligro, aunque sí que es cierto que el baloncesto practicado por los aragoneses tanto en la primera mitad ante el Bruesa como en el partido de Lugo sí que son una garantía de éxito.


Por eso, la clave de esta noche (21.00, Aragón Televisión lo ofrecerá en diferido a partir de las 23.30) será la calma, la serenidad y la concentración. Solo si el CAI se olvida del rival, de sus problemas y de sus fichajes podrá imponer su mayor calidad. Sin embargo, pensar que los onubenses están tocados (no cobran desde hace tres meses), apenas tienen efectivos (dos recién llegados) o que son un rival muy asequible puede resultar demasiado peligroso.


El baloncesto en Huelva corre peligro, pero el ascenso del CAI también lo hará si no es capaz de derrotar a los hombres de Pepe Rodríguez. En cualquier otra jornada este duelo llamaría la atención por enfrentarse las dos mejores defensas de la liga. Pero todo eso ha quedado de lado con el tema de los fichajes. Aún así, a los zaragozanos no les viene mal un equipo de este tipo, que basa su esfuerzo en la defensa. Y es que los andaluces, además de no ser especialmente efectivos en ataque, han perdido a sus mejores bazas ofensivas. De esta manera, si el CAI defiende como ante el Leche Río, dependerá de su enorme calidad ofensiva para llevarse un triunfo obligatorio.


Lo que está claro es que los zaragozanos tienen muchos frentes para hacer daño a su adversario. Primero, la amplitud de banquillo. Mientras Segura cuenta con sus once hombres disponibles, el técnico andaluz solo puede disponer de ocho jugadores de la primera plantilla, a los que se unirán algún júnior y algún jugador que milita en la Primera Andaluza.


Otro de los aspectos que debe poner el partido del lado rojillo es el juego interior. Con la marcha de Junyent, el Ciudad de Huelva se ha quedado únicamente con Morón y el gigantón Silinskis como armas interiores. Por ello, el júnior de oro Souleymane Drame tendrá que hacer las veces de cuatro. Ahí es donde Starosta, Higgins, DP y Victor tiene que sacar mucha ventaja.


Además, sin Hernández y sin Schraeder los onubenses se han quedado casi sin lanzamiento desde el perímetro. Bennerman y un deseado Van Lacke (que vuelve al equipo después de una lesión) podrán hacer daño por fuera. Mientras, la llegada de Bustamante no deja solo a Eric Sánchez ante los Victoriano, Óscar González y Turner. Demasiado desequilibrio en ese puesto.


Quizá la única batalla en la que parten con ventaja los locales es en el aspecto anímico y moral. Y es que precisamente en momentos de crisis es cuando los grupos se suelen unir más, el público está más entregado (las peñas se manifestaron esta semana para pedir dinero que salve al equipo) y se suele luchar sin miedo a nada. En ese aspecto el CAI tiene mucho más que perder, mucha más presión y la obligación de alcanzar un triunfo que no le separe del camino del ascenso directo en el que se encuentra inmerso junto a Bruesa y Alicante.


Desde luego, ya ayer por la noche los dos equipos ofrecían caras bien distintas. Mientras Pepe Rodríguez explicaba a prisa y corriendo sus sistemas a los últimos en llegar y mantenía una charla con Van Lacke y Morón como haciéndoles ver que tienen que tirar del carro; en el lado rojillo todo era bien distinto.


El grupo llegó a Huelva con la confianza que les dio el triunfo de Lugo y con muy buen ambiente en esa última sesión de entrenamiento antes del partido. Preparación física con Juan Traper y luego un poquito de cancha y tiro para soltar los músculos tras el viaje en tren (nuevo acuerdo con Renfe).


Las diferencias son tantas que, aunque hay que respetar a todos los rivales, algo que no sea una victoria en tierras onubenses sería una catástrofe, algo que ya no se puede permitir este colíder de la LEB.

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