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La grupeta de Cuco Ziganda en el Huesca

Mossa y Alberto Martínez, el segundo entrenador y el preparador físico del Huesca, son la mano derecha del entrenador azulgrana, con el que comparten aficiones como el ciclismo.

Alberto Martínez, preparador físico de la SD Huesca, y Mossa, el segundo entrenador.
Alberto Martínez, preparador físico de la SD Huesca, y Mossa, el segundo entrenador.
E. R. B.

Están juntos tanto en el banquillo de El Alcoraz como en la carretera rumbo a Arguis, Loarre o el embalse de Vadiello. José María Angresola, más conocido como Mossa, y Alberto Martínez forman con Cuco Ziganda el bloque duro del cuerpo técnico de la SD Huesca y también una grupeta, una cuadrilla de amigos que realizan rutas en bicicleta. El segundo entrenador y el preparador físico son los más estrechos colaboradores del navarro, aquellos a los que llevó de la mano al club azulgrana hace un año y con los que más tiempo pasa tanto pensando sobre fútbol como pedaleando, afición que sin ir más lejos justo antes de comenzar la pretemporada le llevó a Bilbao a presenciar la salida del Tour, cuyas etapas ahora en Benasque, donde el equipo está realizando la concentración de pretemporada, son tema de conversación entre ellos.

"Nos sirve de desconexión, para pasarlo bien, sobre todo para el entrenador, que es el que tiene mucha exposición, presión y desgaste", comenta Mossa, el segundo técnico. El valenciano ha sido el último en unirse a la grupeta y reconoce que "me llevan con el gancho". "Cuando ganamos salimos y cuando perdemos nos cuesta más, pero siempre viene bien", expone. "Ahora en pretemporada se tienen más ganas, sin competición se está más relajado", añade.

"La relación entre los tres es muy buena, compartimos muchas cosas. A Mossa ya lo tuve de jugador tres temporadas y con el míster ésta es la que quinta con él", confirma Alberto Martínez, el responsable de la parcela física, quien destaca su conexión con Ziganda. "Hay muchas cosas que nos gustan a los dos, a parte de en bicicleta, también vamos a correr, disfruta mucho entrenándose", pone de ejemplo.

Los tres conforman un engranaje bien engrasado que va a afrontar su segundo curso en el Huesca. Martínez ya había sido en el Oviedo un hombre de confianza para Ziganda con el que quiso seguir contando tras salir del Tartiere. El tercer vértice del triángulo con los asturianos era Bingen Arostegui, quien llevaba siendo el segundo de Cuco desde 2016, pero que no se sumó a la aventura de El Alcoraz.

Ziganda tuvo que pensar en alguien nuevo y llamó a Mossa, el que había sido su lateral derecho en el Oviedo y que se estaba preparando para una nueva campaña como futbolista. "No fue algo premeditado, se presentó la oportunidad y me motivó", explica Mossa que de forma repentina hace un año se descalzó las botas y se colgó el silbato tras una trayectoria que le había llevado por clubes como el Levante, el Valencia y el Nàstic antes de al de los carbayones. "Cuco tenía muy claro que le podía aportar", indica. "Ahora ya me veo más como entrenador que como jugador", reconoce "muy contento" con el camino que escogió: "Me gusta, no me importa hacer horas y estoy todo el día pensando en fútbol".

"Las funciones que asumo han salido solas, estamos en pleno contacto intercambiando opiniones durante el entrenamiento, también después y analizando al rival. Intentamos aportar nuestra visión y a partir de ahí Cuco es el que acaba decidiendo", explica. Esa labor colegiada de asesoría la corrobora Martínez: "Al acabar los entrenamientos nos juntamos los tres y analizamos los datos de cada jugador". "Cuco le da mucha importancia a la preparación física", subraya alguien con experiencia internacional en lugares como Tailandia e Irak.

"Estamos muy contentos de iniciar en el Huesca la segunda temporada, tenemos mucho ganado respecto a la temporada pasada, conocemos a casi toda la plantilla y al resto del cuerpo técnico", asegura el preparador, que recalca que los futbolistas "han llegado muy bien tras las vacaciones". "Hace algunos años se dejaban, pero ahora siguen entrenando lo que les pautamos y cuidan la alimentación, saben que si no lo hacen después sufrirán más", compara.

Tras "haber dotado al equipo de una identidad defensiva", Mossa fija como meta "ser mejores con la pelota, llegar a la meta contraria con más posesión". "Si mejoramos en lo ofensivo daremos un salto", considera.

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