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La SD Huesca, en pos de una cabeza visible
El club azulgrana medita los siguientes pasos tras la salida de Manolo Torres de la presidencia.
Los dos últimos veranos han comenzado con decisiones radicales en la SD Huesca. Este, con la salida de Manolo Torres de la presidencia; el pasado, con la destitución del entonces director deportivo, Rubén García, como primera medida tomada por la recién conformada comisión ejecutiva. En un contexto de apreturas económicas, las próximas semanas asistirán a la concepción definitiva del nuevo organigrama del club, en el que ahora se medita la necesidad de contar con un nuevo presidente y la figura que debería encarnar este papel.
La destitución de Torres no ha provocado un vacío de poder. Las caras y los roles de los máximos mandatarios y consejeros de la SD Huesca que se han definido durante los últimos doce meses son las mismas que configurarán la nueva realidad sobre unas bases bien conocidas. El club ha puesto en marcha una serie de medidas destinadas a aliviar su tesorería y sortear el peligro en el que le mantienen las pérdidas económicas con que cerrará este ejercicio. Estas apuntan a una vuelta al superávit en dos años con una clara apuesta por la austeridad a la luz de la auditoría externa que ha recomendado una rebaja en el coste del personal no deportivo de alrededor de un millón de euros.
La entidad ya sabe lo que es permanecer durante un prolongado periodo de tiempo sin cabeza visible. Huérfana de presidente entre 2019, cuando estalló la Oikos y Agustín Lasaosa dimitió para hacerse a un lado, y 2022 con el nombramiento de Manolo Torres. Precisamente, la opción de que Lasaosa recuperase el bastón de mando sería bien vista por el propio mandatario, padre de la SD Huesca moderna junto a José Antonio Martín, Petón, y su estatus de investigado no le limitaría en este sentido, aunque cabe esperar a la resolución de la instrucción para que esta posibilidad sea tangible.
El futuro también aparece vinculado a la operación de venta de un importante paquete accionarial a un nuevo socio activo, con el conglomerado empresarial aragonés Grupo Costa interesado en que aquella llegue a buen puesto y el añadido de una inyección de capital que aliviaría y mucho la actual situación económica del club oscense.
Con Josete Ortas como director general, la toma de decisiones descansa ahora sobre tres figuras principales. Las de los consejeros Fernando Callizo, Alberto Larraz y Sergio Gracia. Los tres conforman la comisión ejecutiva y, de todos ellos, el más ligado al fútbol es Gracia. Presente desde el primer consejo de administración que se conformó en 2010, entró en representación de Bahía Internacional, que posee el 15,24 % de las acciones. Además, es hermano del exfutbolista Rubén Gracia, Cani, con el que reparte responsabilidades en la empresa Necaser, dedicada a la asesoría deportiva y distribuidora de marcas orientadas a la prevención de lesiones y a la recuperación.
Callizo, presidente del consejo de administración, ha desarrollado su carrera en el mundo de la empresa. Es director general de la empresa Transportes Callizo, y tiene una dilatada trayectoria en el ámbito del asociacionismo y la representación empresarial. Ha estado al frente de CEOE Aragón, entre otras asociaciones. Un perfil político más acusado define a Alberto Larraz, presidente asimismo de la comisión ejecutiva. Hasta su nombramiento como consejero de Sanidad, desempeñó su labor profesional como médico de cuidados intensivos en el Hospital San Jorge de Huesca. Fue también consejero de Ciencia, Tecnología y Universidad y de Economía en el Gobierno de Aragón.
El principal accionista de la SD Huesca es la Fundación Alcoraz con el 66,24 % de los títulos. La preside Petón, que el año pasado dejó el consejo de administración; el vicepresidente es Cuco Lanau, el secretario Javier Cruz y cuenta con cuatro patronos: Manuel Ollé, Carlos Santolaria, Luis Miguel Ciprés y Juan Blas. Javier Celigueta es el responsable de la administración, el exfutbolista Juanjo Camacho de eventos y proyectos e Ismael Arilla del área deportiva.
Respecto a la participación de Bahía en el accionariado azulgrana, la entrada en vigor el 1 de octubre de la nueva normativa FIFA sobre los agentes de futbolistas puede plantear un conflicto de intereses, aunque es de lectura ambigua. Esta dice que podría ser objeto de investigación que una agencia sea parte interesada tanto por el jugador representado como por el club al que este se incorpore si tiene intereses en este último.
