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Manu Molina, opción de calidad para el centro del campo de la SD Huesca
El onubense, que ya se vistió de azulgrana hace una década, tiene 30 años y llegaría libre tras dos campañas en el Ibiza.
El centro del campo de la SD Huesca es una de sus líneas más desguarnecidas en este tramo inicial del verano, todavía con la temporada en marcha para Tenerife y Girona, que buscan plaza en Primera, y el mercado moviéndose a paso muy lento. Solo tres futbolistas que se mueven en la parcela media tienen contrato en vigor, Timor, Salvador y Juan Carlos, y el papel de los dos últimos esta temporada ha resultado muy menor. Así, entre los deberes del director deportivo, Ángel Martín González, se encuentra el dotar de contenido a una demarcación capital y que de momento carece de futbolistas capaces de manejar el juego con talento y disciplina. Una de las piezas en el radar es Manu Molina, que ha actuado en el Ibiza los dos últimos cursos y hace una década lo hizo en el cuadro oscense.
El onubense, de 30 años, no ha renovado con los celestes y de esta forma llegaría libre, como también lo ha hecho el extremo camerunés Patrick Soko, primer fichaje veraniego. Manu Molina, pieza clave del ascenso ibicenco en la temporada 20-21, ha seguido siendo importante en los planes tanto de Juan Carlos Carcedo primero como de Paco Jémez después, y ha disputado 38 partidos. De ahí que en la isla sorprendiese su no continuidad en pleno proceso de renovación de esta plantilla que coqueteó durante un tramo del curso con los puestos de ‘play off’. Las razones de esta regularidad se encuentra en su buen manejo de balón al que suma sentido táctico y velocidad mental.
Valores que no han abundado en los azulgranas este último ejercicio. Jaime Seoane, quizá el jugador con más talento del medio campo, terminó acercándose a la portería rival hasta convertirse, de facto, en un segundo delantero que ha transformado 14 goles y sobre el que ha girado el escaso caudal ofensivo de la SD Huesca. Xisco Muñoz terminó llenando de cemento la medular con Pedro Mosquera, Timor y Mikel Rico, con pocas oportunidades para Juan Carlos y Salvador añadidas al caso Nwakali y su desaparición voluntaria a partir del mes de enero. De ahí que ahora se quiera construir esta parcela de manera más equilibrada y la opción del andaluz se contemple con buenos ojos.
Manu Molina es un futbolista que ha conocido todas las caras del fútbol antes y después de vestirse de azulgrana, hace ahora una década. Llegó en la temporada 2011-12 procedente de la cantera del Espanyol, con el que había debutado en Primera División, y no pudo terminar de asentarse en una campaña convulsa. Comenzó con Ángel Royo en el banquillo, relevado después de solo seis encuentros por Quique Hernández para terminar de abrochar una permanencia sufrida. El de Huelva disputó 23 encuentros, nueve de ellos como titular, y marcó un gol. Sus pasos posteriores le hicieron bajar un peldaño y terminar asido a la Segunda B con una única excepción en el Recreativo de Huelva del curso 14-15, con el que además descendió: jugó en Valencia Mestalla, Lleida Esportiu, Salamanca UDS y Balompédica Linense, donde se encontró con el exentrenador azulgrana Antonio Calderón, antes de firmar con el Ibiza.
En las Pitiusas se enfrentó al partido más difícil de su vida cuando se le detectó un cáncer testicular del que ya se encuentra completamente repuesto. El 30 de abril de 2021, el Ibiza comunicó esta circunstancia y el futbolista se sometió a una intervención quirúrgica que le hizo perderse el resto de aquella campaña en la que los celestes lograrían el ascenso superando en la promoción al Real Madrid Castilla y al UCAM Murcia. Molina se pudo reintegrar con normalidad a la preparación del pasado curso y volver así a abrirse hueco en la categoría de plata, donde tiene la oportunidad de quedarse en una plaza que ya conoce y en la que puede ser protagonista a las órdenes de Cuco Ziganda.
