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La SD Huesca pierde el paso hacia la permanencia

Las lesiones, sanciones, falta de contundencia en las áreas y arbitrajes pasan factura con las dos últimas derrotas ante Getafe y Alavés.

Enric Gallego
El delantero Enric Gallego se lamenta durante el partido ante el Alavés.
Rafael Gobantes

Dos derrotas, ante Getafe (2-1) y Alavés (1-3), han frenado el ritmo de una Sociedad Deportiva Huesca que había adquirido velocidad de crucero hacia la permanencia. Varios factores explican estos dos traspiés que mantienen a los azulgranas en la última plaza a falta de diez jornadas para la conclusión del campeonato. Las continuas ausencias de futbolistas clave se unen a dos problemas que parecían olvidados y han vuelto a asomar: la fragilidad defensiva y la falta de gol. También los dispares criterios arbitrales han contribuido a desestabilizar a un club que sigue creyendo en la salvación pese a todo.

El técnico Francisco Rodríguez ha debido improvisar equipos y convocatorias con una falta de recursos que ha disminuido el rendimiento general del bloque. Contra los vitorianos se contaron siete ausencias: los sancionados Javi Galán y Musto y los lesionados Etxeita, Akapo, Melero y Luisinho además de Pablo Insua. Jugadores que han sido titulares en un momento u otro de la campaña. Además, Miramón se lesionó antes de la media hora y la reaparición de Rivera, una vez recuperado de la fractura de codo, se adelantó unos minutos al plazo previsto.

En el Coliseum Alfonso Pérez la semana anterior estuvo castigado por las amonestaciones Jorge Pulido y ni Miramón ni Rivera llegaron a tiempo, como tampoco un Akapo que se había resentido de sus problemas físicos. De nuevo, siete ausencias y sin una solución como la de Martín Mantovani. El central argentino, al menos, sí llegó a tiempo para el Alavés y para aliviar en parte las cuitas de Francisco. El panorama es tan oscuro que en un plantel con 24 futbolistas se ha tenido que llamar en las tres últimas citaciones al canterano Javito, y Uche también viajó a Getafe.

Contra esta escalada de bajas, el entrenador del Huesca se ha mantenido fiel al esquema que ha acompañado al renacer del equipo durante la segunda vuelta. La defensa de tres centrales es innegociable, aun con Musto en el Alfonso Pérez y, el pasado sábado, con un Mantovani que solo había completado tres entrenamientos. Solo Diéguez ha estado disponible en ambas citas, y en los laterales los quebraderos de cabeza se han multiplicado. David Ferreiro fue el carrilero diestro en Getafe y zurdo contra el Alavés. Sendas amarillas en estos partidos le impedirán jugar el domingo 31 de marzo en el Santiago Bernabéu (20.45). Los problemas de Miramón llevaron a Yangel Herrera a la diestra, donde tuvo que lidiar con futbolistas de la calidad de Jony e Inui.

En el centro del campo y el ataque, el Huesca mantiene unas constantes que tuvieron leves modificaciones ante el conjunto vasco. Si en el Coliseum Francisco apostó por Herrera, Moi Gómez y Juanpi, con el Alavés dio entrada a Gallar en lugar del jugador cedido por el Málaga. Su intención era la de abrir el centro del campo y agitar a los de Abelardo en la zona medular para ver interrumpida la fluidez de su juego. En parte lo consiguió. Los blanquiazules se agarraron a los extremos y a la pegada para llevarse el partido en dos acciones aisladas fruto de desajustes defensivos.

Con tan escasos mimbres, el equipo azulgrana se ha resentido y regresado a situaciones que parecían superadas. Los oscenses se mantuvieron imbatidos 308 minutos, desde que Koke marcara el tercer gol del Atlético en El Alcoraz el 19 de enero al tanto de la victoria del Athletic, de Raúl García de penalti, el 22 de febrero (0-1). Entre medias, el 0-0 de Anoeta y las victorias ante Valladolid (4-0) y Girona (0-2) con las que se levantó el vuelo. Desde entonces, el Huesca no ha podido mantener la puerta a cero ante Athletic, Espanyol (1-1), Sevilla (2-1), Getafe y Alavés.

Reaparecen los desajustes atrás

Hasta el Alfonso Pérez solo se recibieron goles a balón parado, una inercia que rompió Jaime Mata y que continuó el pasado sábado Calleri. En estos cinco partidos siempre se ha encajado una diana o bien de penalti, saque de banda o de libre directo con el españolista Granero. La reaparición de los problemas defensivos se ha pagado a un precio muy elevado. Jugadores fuera de su sitio natural y faltas de atención contra rivales muy curtidos que no perdonan y que pelean por jugar la próxima temporada competiciones europeas.

También se ha perdido algo de olfato anotador. El Huesca había virado hacia el carácter de equipo efectivo y contra el Alavés remató en siete ocasiones por las 12 de su rival. Sin embargo, solo acertó desde los siete metros con Chimy Ávila, y Gallar y Cucho malograron dos oportunidades muy claras con el 1-1 todavía en el marcador. En Getafe también se lanzó siete veces pero solo cabe reseñar el gol de Enric Gallego como acercamiento de entidad a la portería azulona. El fútbol de un bloque que se siente cómodo cuando el rival lleva la iniciativa se resiente cuando dispone de la posesión.

Tampoco los colegiados ayudan a mejorar las perspectivas. Las quejas por el arbitraje de Prieto Iglesias trascendieron el desarrollo del partido y el club emitió una queja en forma de comunicado oficial. El fuera de juego de Molina en la acción que dio paso al empate y, sobre todo, el penalti de Arambarri a Musto que no se señaló también enervaron a un Francisco habitualmente contenido que pagará su segundo partido de suspensión contra el Real Madrid y a una afición que mostró sus quejas al tiempo que se señalaba la pena máxima a favor del Alavés por unas manos de Mantovani. Tampoco el de Navarro en el otro área fue claro, y la doble derrota deja al Huesca en una situación complicada a tiempo para recomponerse en la semana de parón liguero.

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