El Huesca se agarra a la vida

El conjunto aragonés atrapa un valioso punto en el campo del Espanyol tras una notable reacción en el segundo tiempo.

Akapo trata de robarle el balón a Wu Lei.
Akapo trata de robarle el balón a Wu Lei.
EFE/Alejandro García

Cuatro días después del resbalón en casa ante el Athletic, el Huesca logró levantarse en la guarida del Espanyol, donde atrapó un punto en la noche del viernes para agarrarse a la vida. En medio de una montaña rusa de sensaciones, tras un primer tiempo pobre y apagado gobernado por el rigor posicional del Espanyol, los aragoneses se vinieron arriba completando un notable segundo acto en el que igualó Etxeita. La victoria, desde luego, se arrimó más al cuadro que gestiona Francisco. El empate deja al Huesca a cinco puntos de la frontera de la permanencia antes de que el Celta salte en la tarde del sábado a Mendizorroza. Independientemente del marcador que se dé en Vitoria, el Huesca ya acumula tres desplazamientos con resultados positivos (Real Sociedad, Girona y Espanyol), dato tan relevante o más que la reducción de la cota de la supervivencia a solo cinco puntos. Lo dicho, el Huesca está muy vivo.

La ovación con que la afición perica abraza el minuto 21 enlazó con el gol inmediatamente anterior rubricado por Esteban Granero. Preciosa cifra este 21, en memoria del malogrado Dani Jarque. En el campo del Espanyol se aplaude el fútbol. Nada que ver con los gritos que se escuchan al otro lado de la ciudad, en el Camp Nou, en el minuto 17 y 14 segundos. Ya saben, 17 primero y 14 después: 1714, la Guerra de Sucesión y su singular interpretación en Barcelona. Gritos por la independencia y en referencia a los políticos presos. Eso no es fútbol; Dani Jarque, sí. Educado en el sufrimiento, arrinconado por tantas y tantas corrientes, la bandera del Espanyol es más necesaria que nunca en esta tierra.

Antes de los aplausos en recuerdo de Dani Jarque, los dos conjuntos mostraron sus inseguridades en un arranque caótico de la reunión sobre el césped de Cornellá. Sin demasiada dificultad, uno y otro tocaban hasta la línea de tres cuartos rival. Sistemas defensivos laxos, sin tensión. En el Huesca, pese a que Francisco volvió a acumular cinco hombres atrás, la sensación de fragilidad era manifiesta en el primer tiempo, impresión que creció hasta la desesperación con el escaso aporte energético de la línea de medios. Con Miramon sancionado, Akapo ocupó el callejón derecho, con tres centrales. Libraba un desquiciado Diéguez, con Etxeita y Pulido atentos a la marca. Por la izquierda, Galán creaba más que tapaba. En el medio, Rivera, Moi y Juanpi pecaron de inacción sin balón. El problema es que tocaron poco balón en el inicio, con Chimy apretando los dientes y Enric Gallego siempre sereno abanderando el ataque.

Borja y el chino Wu Lei dieron pronto el susto. Y del susto, al disgusto, con una falta de Etxeita al borde del área que sería transformada en gol por Esteban Granero, en un lanzamiento blandito y acaramelado al que Santamaría contestó tarde y mal. Gol, 1-0. Se apreciaba fatiga mental y física en el Huesca, superado por un Espanyol más firme. Sin brillantez, pero con eficacia, los de Rubi mandaban en el encuentro con holgura, incluso con comodidad, sin agobios, sin apreturas. Con estar puestos y con Melendo, Darder y Wu Lei liándola por dentro bastaba y sobraba. El resultado al descanso, paradójicamente, era lo mejor para un Huesca derrotado por incomparecencia en el primer acto.

Francisco logró reactivar al Huesca en el intermedio. Regresó a la pradera rearmado moral y físicamente. Se invirtieron de forma radical las sensaciones de la primera parte. Además, el conjunto aragonés encontró el gol de inmediato, en un preciso remate de Etxeita tras asistencia de Pulido. La metamorfosis del Huesca la encarnaban sus centrales, pero luego se contagió a todo un colectivo que se sintió ganador. Los centrales dijeron presente y los medios contestaron con la misma palabra y predisposición. Y el Chimy y sobre todo Enric Gallego comenzaban a generar incertidumbre en el nido perico.

El sentido del fútbol viró más en el campo que en el marcador. Se apreciaba la inseguridad de ese Espanyol que se desvaneció en noviembre y diciembre. Solo el chino Wu Lei, quizá porque entre el idioma y que lleva cuatro semanas en el equipo no se entera de nada, era la única amenaza, jugando a su aire y en acciones individuales. Así, Wu Lei lanzó a la madera en el minuto 65. Poco más hizo el cuadro blanquiazul pese a que Rubi movió el banquillo. El Huesca sí las tuvo por medio del Chimy. Y también, Enric Gallego. Se retiró Rivera, entrando Yangel. Abrochó el marcador Francisco, poniendo a Ferreiro por el Chimy, dejando a Gallego como llanero solitario. La última la tuvo el Cucho, última bala ayer en la canana de Francisco. La imagen del goleador Borja forzando córners en su portería queda como epítome de la reacción. Sí, arrancó un punto el Huesca y apretó para ganar. Un punto que deja a cinco la salvación. Lo repito bien alto: la permanencia es posible.

FICHA TÉCNICA

Espanyol: Diego López; Rosales, David López, Hermoso, Dídac Vila (Pedrosa, 63); Marc Roca (Alfa Semedo, 78), Darder, Granero (Ferreyra, 63); Melendo, Wu Lei y Borja Iglesias.

Huesca: Santamaría; Akapo, Etxeita, Pulido, Diéguez, Galán; Rivera (Yangel Herrera, 68), Moi Gómez, Juanpi (Cucho, 82); Chimy Ávila (Ferreiro, 71) y Enric Gallego.

Goles: 1-0, min. 20: Granero; 1-1, min.47: Etxeita.

Árbitro: Hernández Hernández (comité canario). Amonesto a Etxeita, Chimy Ávila, Granero, Juanpi, Semedo.

Incidencias: partido correspondiente a la vigesimoquinta jornada de la Primera División disputado en el RCDE Stadium ante 20.078 espectadores.

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