Real Zaragoza

Rivalidad... con límites

Isidro Villanova, ex jugador del Real Zaragoza, repasa el ambiente que reinaba cuando se enfrentaba al Osasuna, rival del equipo aragonés, durante su época como futbolista.

Recuerdo con nostalgia que no hace mucho tiempo, los partidos entre Osasuna y Real Zaragoza eran una auténtica fiesta. Los aficionados esperaban con especial interés la fecha de los mismos, y se recuperaba la esencia verdadera del fútbol.


Los zaragozistas viajaban a Pamplona con la conviccion de ser bien recibidos, de pasar una jornada que iba más alla del partido, pasear por las calles navarras en compañía de la familia o amigo, alternar por bares y restaurantes; en fin, un dia completo. Lo mismo sucedia con los navarros en nuestra ciudad.


Pero sucedió que “algunos” se propusieron cambiar la rivalidad deportiva por una confrontación social y desgraciadamente lo consiguieron; convirtieron un campo de futbol en un escenario del botellón de la ideología, la politica y el fanatismo. Me averguenzo de los cobardes que con vileza y siempre en grupo transformaron la naturaleza del fútbol rellena de sentimientos y emoción en una batalla dialéctica reprochable, llena de insultos, desprecios y humillaciones.


Es mi deseo que de igual forma que unos pocos salieron victoriosos en su afán de desunirnos, la mayoría de todos los que amamos el fútbol logremos ganar la guerra de la pasión, el sentimiento y la defensa sana de los valores de ambos equipos.


Vuelve el fútbol a La Romareda en un partido especial y con urgencias para ambos; para el Real Zaragoza porque todavía no ha sido capaz de ganar ante su afición porque todavía es un equipo desconocido, del que más que saber intuimos, sospechamos o esperamos.


Hoy empieza todo, aunque no se niega que se hayan volado algunos puntos que ni vuelven ni se anulan. Se prevé un partido muy táctico, trabado, intenso; donde una vez más el que cuide y mime los detalles y gobierne las ansias de la importancia del partido tiene mucho ganado.