REAL ZARAGOZA

Al Real Zaragoza le quedan, dos, tres... o cuatro finales por la salvación

El equipo aragonés, tras la dolorosa derrota ante el Burgos, solo podrá lograr matemáticamente la permanencia, como pronto, en la jornada 40ª.

Víctor Fernández golpea el balón, con el folio de notas en la mano, en el entrenamiento del equipo.
Víctor Fernández golpea el balón, con el folio de notas en la mano, en el entrenamiento del equipo.
Francisco Jiménez

“Va a ser duro hasta el final, aunque ojalá me equivoque y lo logremos antes", dijo Víctor Fernández nada más llegar en marzo respecto de la salvación del descenso por la que todavía pelea el Real Zaragoza con otros 9 equipos de Segunda División

El tercer entrenador de la temporada 23-24, que alcanza sus últimas 4 jornadas con el peligro de muerte aún demasiado cerca de la posición de los zaragocistas, inestable y vulnerable pues solo tiene 5 puntos de distancia con la primera plaza letal a falta de 12 por dirimirse, avisó desde su misma llegada de que el reto era de órdago a la grande. No tanto porque el equipo estuviera pésimamente clasificado, que nunca ha sido así en esta ocasión (jamás pisó posiciónes de descenso gracias al mentiroso inicio de liga con cinco victorias seguidas), sino por las sensaciones y hechuras que destilaba la plantilla durante los meses precedentes. 

Víctor, seguidor zaragocista perenne vía televisión desde agosto y, en algunos partidos, 'in situ' en La Romareda, sabía mucho de lo que iba a coger entre manos a mitad de marzo. Un bloque en caída libre de la mano de Velázquez que, además, repetía episodio. En noviembre, este y había tenido que hacer la misma maniobra reanimadora cuando fue despedido Escribá. Cuando estos síntomas se dan en cualquier plantilla, el tercero sabe dónde se mete: en una caja de bombas que, en el mejor de los casos, podrá desactivar a base de padecimientos y que, en el peor, acabará explotándole en la cara infeliz y fatalmente

Y ahí está el Real Zaragoza en la segunda semana de mayo. A 24 días del final de todo, sudando frío y con palpitaciones cardiacas. Ha llegado a las últimas 4 jornadas en el 13º puesto, con 46 puntos, con 5 de colchón sobre el primero que marca la zona de descenso, hoy el Alcorcón, que tiene 41. Pero como el 'golaverage' con los madrileños lo tiene perdido el equipo zaragocista, la distancia real con el abismo es de solo 4 puntos. En igualdad, bajaría el cuadro aragonés. 

El fallo estrepitoso del pasado domingo en La Romareda ante el Burgos, esa derrota por 1-3, evitó la salvación virtual -que no matemática aún- de los zaragocistas, que podrían estar ahora con 8 de distancia. Y, en un efecto secundario en sentido inverso, estableció una ralentización indeleble en el proceso temporal de su salvación matemática, que tardará más tiempo en llegar por pura lógica.

¿Hasta cuándo habrá que esperar para cuadrar las matemáticas?

Hoy, Víctor y los futbolistas saben que tienen ante sí, dos, tres o cuatro finales. Cada partido que pase irá tomando un grado de relevancia para mantener la vida en Segunda en virtud de que el Real Zaragoza logre ir solventándolos con victorias o, en sentido contrario, le vengan más derrotas por el camino. 

El domingo que viene es la primera final. Si el Zaragoza la venciera en Oviedo en esta jornada 39, rebajaría la presión de las tres siguientes citas. Sería así si los de abajo pinchan, porque es posible que se pudieran cerrar las matemáticas en la 40, en casa contra el Racing de Ferrol. Y si los de atrás también ganasen, porque la combinatoria favorecería a los zaragocistas a falta de solo 9 puntos por disputar. Son todo conjeturas, no obstante. 

El Real Zaragoza sabe que está abocado a jugar una segunda final con total seguridad. Esto ya no va de solo una. A la de Oviedo, pase lo que pase allí el domingo, le seguirá la visita del Racing de Ferrol a La Romareda el día 19. Solo hay una seguridad al respecto a estas horas: únicamente ganando estos dos partidos habrá muchas opciones de dejar zanjado el problema de la permanencia de modo matemático y convertir en agua de borrajas las últimas dos jornadas. 

Estas se disputarán en Santander el 25-26 de mayo y en casa con el Albacete el 1-2 de junio. Y, por lo tanto, tendrán el grado de finales -o no- según salga de vivo o tocado el Real Zaragoza de sus envites con los ovetenses y los ferrolanos. 

La peor escena posible es que el número de finales que resten sean cuatro. Eso es sinónimo de llegar al último día a jugarse la vida con el Albacete en la jornada definitiva, la 42. Una opción aún no desdeñable.

Como avisó Víctor a su llegada, en efecto, "esto va a ser duro hasta el final". Siendo el peor equipo de la liga desde mitad de septiembre hasta hoy, habiendo tirado por el sumidero 7 meses de torneo con los dos anteriores entrenadores, parece mentira que aún haya quién no vea con claridad que el asesino no es el mayordomo. Hay tramas y guiones de películas bastante más complicadas de entender que esta. Esto, en condiciones ambientales y personales normales, claro. 

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