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Cuatro partidos a remolque con tres remontadas de mérito para obtener 5 puntos

El Real Zaragoza solo ha marcado primero en uno de sus últimos 12 partidos. Por ahora, su única y crucial mejoría ha sido la de no bajar los brazos tras encajar el 1-0 y suma tres reacciones con rentas.

Gol de Azón al Tenerife en el partido de la jornada 33, cuando el Real Zaragoza ganó 3-1 a los canarios. Este fue el 2-1.
Gol de Azón al Tenerife en el partido de la jornada 33, cuando el Real Zaragoza ganó 3-1 a los canarios. Este fue el 2-1.
Guillermo Mestre | Francisco Jose Gimenez Vidal

El Real Zaragoza, a trancas y barrancas, está mejorando aspectos negativos que le han resultado muy nocivos en diversas fases de esta mala temporada que está a punto de acabar, la 23-24. La llegada de Víctor Fernández para afrontar a suerte o verdad los últimos 12 partidos de la temporada tras haber recogido un cadáver de manos de Julio Velázquez a mitad de marzo, ha logrado frenar y maquillar los defectos y efectos nocivos padecidos hasta hace poco en los partidos. Todo ello con muchos chirridos, rozamientos y taras incluidos en una herencia terrible, acontecida con el equipo en caída libre.

El más claro es la fortaleza para remontar, el espíritu de recuperación anímica y futbolística (bajo mínimos en este apartado) que ha permitido al grupo no caer abatidos en los últimos tres partidos tras haber empezado perdiendo en el tanteador. Antes, durante largos meses, encajar el 1-0 de primeras fue casi siempre sinónimo de batacazo y derrota. Ahora no.

De hecho, un simple vistazo a lo sucedido en el último trimestre -sin ir más atrás en el análisis- evidencia que el Real Zaragoza solo ha marcado primero en uno de sus 12 partidos más cercanos: aquel que ganó 3-1 al Tenerife en La Romareda el 31 de marzo. Demasiado lastre pesado para un equipo débil en mil aspectos. 

Así, hace tres jornadas, en casa contra el Elche, los ilicitanos marcaron primero el 0-1, por medio de Mario Gaspar en el minuto 53, ya metidos en la segunda parte. Según el patrón de la inmensa mayoría de partidos en los 8 meses precedentes, eso hubiera sido sinónimo de derrota. Ese día no fue así y el Real Zaragoza supo encontrar un resquicio de casta, fortuna e inspiración, en la figura de Azón como ejecutor, para recuperar un punto con el 1-1 logrado en el minuto 61.

En el siguiente partido, en Huesca, la escena habitual se repitió: no habían pasado 19 minutos cuando el Real Zaragoza perdía ya 1-0 con el gol de Loureiro. Un tiempo atrás, ese bofetón hubiera sido el preludio del enésimo tropiezo. Pero el equipo blanquillo no solo empató, por medio del juvenil Liso en el 36, sino que remonto para ganar 1-2 con el tanto de Maikel Mesa en el aumento de la primera parte desde el punto de penalti. 

Y en la última cita, la del sábado pasado en Leganés, los madrileños marcaron el 1-0 en el 57, como el día del Elche también avanzada ya la segunda mitad. El Real Zaragoza una vez más tuvo arrestos, suerte e insistencia para acabar empatando y salvar el mal paso inicial. El penalti en el minuto 98 que transformó Maikel Mesa dejó las cosas en 1-1. 

En total, este rehabilitado Real Zaragoza en el ámbito anímico ha sumado 5 puntos a base de remontadas o recuperaciones de tanteos adversos. Un modo de proceder bien diferente al que ha sufrido infinidad de veces en el resto del curso, donde lo que sucedía con tóxica persistencia era lo contrario: se perdían una vez tras otra ventajas iniciales, varias veces de hasta dos goles y, lo más sangrante, en los últimos minutos (contra el Burgos, rival de este domingo, en su campo; en Gijón; contra el Eibar en La Romareda; lo mismo en la visita del Levante; en Elda...).

Este efecto revitalizante del Real Zaragoza pudo ser aún mejor si al partido de Valencia, hace cuatro jornadas en el campo del Levante, le hubieran sobrado cuatro minutos, pues los granotas ganaron 2-1 con un gol de Dela muy cerca del pitido final del árbitro. Esa noche, al pernicioso gol inicial de Brugué en el minuto 3 para los locales respondió Moya con un tanto por la escuadra en el 19. El 1-1 iba camino de ser el primer episodio de este cambio positivo de talante aquí reseñado cuando se estropeó en las postrimerías del duelo. Hubo remontada parcial, pero no la pudo sujetar el equipo como sí ha hecho en las tres citas siguientes.

A falta de pan, buenas son tortas. En este Zaragoza repleto de carencias, defectos y falta de brújula que Víctor Fernández está tratando de llevar a puerto con vida para ser desguazado y reparado durante el verano, con tan poco hay que conformarse.

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