Jefe de la sección de Deportes de HERALDO DE ARAGÓN

El derbi aragonés y la chispa de Liso

La SD Huesca y el Real Zaragoza juegan este sábado el segundo derbi de la temporada, después de la victoria azulgrana de la primera vuelta en La Romareda.
La SD Huesca y el Real Zaragoza juegan este sábado el segundo derbi de la temporada, después de la victoria azulgrana de la primera vuelta en La Romareda.
Toni Galan

El derbi estaba para que lo ganara el Huesca. No había arrancado mal el Real Zaragoza, pero el gol de Loureiro (es inexplicable que el VAR no apreciara fuera de juego ahí) le dejó KO. Mediada la primera parte, los azulgranas estaban cómodos y Víctor Fernández no acababa de encontrar las claves del partido. Hasta que la chispa de un juvenil prendió el derbi.

La fe de Adrián Liso acabó siendo decisiva. Buscó un balón al espacio, ese recurso que tanto le gusta, que tan bien explota y que tan poco ha usado el Real Zaragoza esta temporada. Lo buscó, decía, pero además lo encontró y creyó en que podía hacer algo bonito con él cuando todavía no era ni un amago de ocasión. Cayó al suelo medio derribado por Loureiro. Otro se hubiera quedado ahí abajo, pidiendo una falta que probablemente no fue. Él no. Apenas tocó el césped, se levantó como si la hierba de El Alcoraz fueran chinchetas. Siguió persiguiendo el balón, pero en realidad lo que perseguía era el sueño de meter su primer gol con el Real Zaragoza. Hizo el empate y, con él, volvió a meter a su equipo en el partido.

La chispa que encendió Liso provocó un incendio. El derbi se convirtió en un partido caliente, apasionado y en el que el 1X2 acabó siendo casi una lotería. Pudo sentenciar el Real Zaragoza, pero luego pudo empatar el Huesca; hubo penaltis, decisiones del VAR difícilmente comprensibles, fallos garrafales, paradas antológicas, una expulsión por cada equipo... Pasión en la grada y sobre el césped, con dos equipos que se jugaban mucho. Se notó que los puntos eran oro, pero también que cederlos ante el vecino iba a ser algo doblemente doloroso.

Aunque los dos partían con los mismos puntos, probablemente el triunfo cayó del lado del equipo que más lo necesitaba, de un Real Zaragoza al que Víctor Fernández no le acababa de encontrar un rumbo que se empezó a torcer con Escribá y que se dirigía directo a la zozobra con Velázquez. La victoria le permite respirar, tanto al técnico como al equipo. El Huesca sale del derbi algo más debilitado, con una segunda derrota consecutiva que le mete en apuros, después de una extraordinaria racha de imbatibilidad con Antonio Hidalgo. Con seis jornadas por delante, y unos y otros aún tendrán que remar si quieren seguir en la Segunda División la temporada que viene.

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