derbi aragonés

Un derbi aragonés por la salvación

SD Huesca y Real Zaragoza ya miran a un nuevo enfrentamiento vecinal, esta vez marcado por las urgencias clasificatorias. Quien gane dará un salto crucial hacia la permanencia

Partido Real Zaragoza - SD Huesca, en La Romareda.
Partido Real Zaragoza - SD Huesca, en La Romareda.
Toni Galán

Semana de enfrentamiento aragonés. Uno más en este ciclo en el que las fuerzas entre ambos clubes se han nivelado en el contexto del fútbol profesional, con la Segunda División como escenario de batallas, polémicas, rivalidades, tensión y fútbol. Esta vez, SD Huesca y Real Zaragoza vuelven a retarse en un partido cargado de relevancia. Seguramente, desde aquel derbi de la pandemia en junio de 2020, con La Romareda vacía y ambos clubes jugándose el ascenso a Primera, este enfrentamiento no ha tenido una trascendencia semejante. Pero, en esta ocasión, el envoltorio es bien distinto, más amargo y menos entusiasta: está en juego la supervivencia en Segunda División. El Alcoraz será la tablado de un duelo con mucho en juego, con, podría decirse, media temporada condensada en 90 minutos. Acecha el descenso a Primera RFEF, cuyas fauces se encuentran a tan solo cinco puntos de Huesca y Zaragoza. La distancia es prudencial, aunque aún faltan siete jornadas por delante y varios de los rivales de la zona baja se han puesto las pilas y han incrementado el nivel de alarma.

Esa falsa tranquilidad puede convertirse en una plena seguridad para aquel conjunto aragonés que se imponga en El Alcoraz. El Huesca es 13º con 42 puntos y el Zaragoza, con idéntica puntuación, es 14º. La horquilla de la permanencia sigue estimada en los 44-47 puntos, siempre en función de la fuerza de la reacción de los equipos ahora en la zona crítica y del número de ellos que se resistan al descenso. Así que una victoria de Huesca o Zaragoza supondría un salto de gigante para afianzar la salvación y vivir un tramo final con cierta serenidad, dedicándose a gestionar rentas. El empate, por su parte, no sería tan definitivo, aunque, viendo el panorama y con cierta ventaja clasificatoria sobre el descenso, cualquier punto hace ahora granero.

Esa necesidad de victorias delimita así el enfrenamiento entre Huesca y Zaragoza. Un partido ya asentado en los tiempos modernos de ambos clubes y que, como siempre, facilitará un ambiente exclusivo y de rivalidad, esta vez, con las gradas del estadio del Alcoraz como teatro de operaciones.

El Zaragoza, en todo caso, alcanza este partido en una coyuntura menos favorable, más tensa y exigida. Las tendencias entre ambos conjuntos son una buena manera de representar sus momentos. El Zaragoza solo ha ganado uno de sus últimos diez encuentros; mientras que el Huesca solo ha perdido uno -este pasado domingo, además- de sus últimos once. Poco a poco, desde la llegada de Antonio Hidalgo, los oscenses han ido recuperando terreno y escapando del peligro. Para un equipo con sus posibilidades salariales, destinado a sufrir esta temporada como comenzó haciéndolo, la perspectiva de tener la salvación a tiro es un estímulo notable. 

El Huesca lleva varios meses de menos a más, de subida, y eso es una ventaja competitiva en este tipo de peleas. El Zaragoza representa todo lo contrario. Cuarto límite salarial; expectativas desmedidas en verano; sobrevaloración del proyecto; un comienzo de temporada histórico… Lo que ha sucedido después pertenece ya al terreno de lo asombroso. Crisis tras crisis, tres entrenadores, falta de soluciones tácticas y técnicas… El Zaragoza ha caído a plomo y su futuro en la categoría está más en riesgo que nunca. Una derrota en Huesca puede dejar cicatrices profundas e irreparables. Mientras que los oscenses han reflotado gracias al impacto del cambio de técnico, en el Zaragoza esos estímulos no llegan. Antonio Hidalgo es el protagonista absoluto de esa reacción. 

Un acierto en el relevo de entrenador. Le ha dado al Huesca un manual moderno de fútbol; frescura en su juego y soluciones de todo tipo; fortaleciendo sus virtudes y corrigiendo y atenuando sus debilidades. En el Zaragoza, Julio Velázquez fue un fracaso en esas funciones, y Víctor Fernández, de momento, no le ha entregado tampoco a su equipo las herramientas y fórmulas suficientes para elevar su musculatura competitiva. Ahí está la diferencia: desde que el Huesca optó por Hidalgo en la jornada 11, ha sumado doce puntos más que el Real Zaragoza. Ahora, ambos equipos se juegan media vida cara a cara.

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