real zaragoza

Mouriño: "La llegada de Víctor nos ha dado aire, estábamos hundidos y él es una institución"

El defensa uruguayo del Real Zaragoza, de 22 años y cedido por el Atlético de Madrid, describe su trayectoria y la del equipo en estos 8 meses de complicada trayectoria en la liga. 

Santiago Mouriño, central uruguayo del Real Zaragoza, este jueves en la Ciudad Deportiva en un posado para HERALDO DE ARAGÓN.
Santiago Mouriño, central uruguayo del Real Zaragoza, este jueves en la Ciudad Deportiva en un posado para HERALDO DE ARAGÓN.
Francisco Jiménez

Cumple ocho meses en el Real Zaragoza tras saltar el Atlántico en verano procedente del fútbol uruguayo. ¿Qué vivencias está teniendo en este tiempo tan importante en su emergente carrera futbolística?

Pasó todo muy deprisa. Cuando cumplía solo un año desde mi debut como profesional en el Racing de Montevideo yo ya estaba firmando contrato con el Atlético de Madrid en julio pasado. Está siendo todo muy rápido. Así que estoy viviendo un tiempo de asimilación, de estar muy tranquilo y pensar todo con sensatez. Digamos que estoy sentando la cabeza en mi nueva etapa. No es fácil conseguirlo cuando pasas de Uruguay al fútbol de Europa. Estoy muy contento por todo lo logrado. 

Su caso es excepcional. Había jugado solo 17 partidos en Segunda uruguaya con el Racing y 14 más en Primera. Su eclosión fue fulgurante.

Sí. Soy consciente. Es algo cada vez más habitual entre los futbolistas sudamericanos, lo mismo argentinos, brasileños, uruguayos... Lo nuestro tiene mucho mérito, pues en Uruguay somos muy pocos habitantes en comparación con el resto de países importantes del continente. Mi idea es dejar huella, que se me recuerde bien allá por donde vaya. 

Uruguay es un territorio pequeño, solo tres veces más que la región de Aragón, tanto en superficie como en habitantes. Y es cuna del fútbol, campeón mundial, siempre en la élite.

Y creo que el fútbol y su implantación cada vez va a más. Hay muchos jóvenes futbolistas que aparecen en todos los clubes de élite. Se nos está dando más oportunidades que nunca. De mi edad, por ejemplo, también llegó este año Ferrari, delantero del Villarreal, con el que me enfrenté en juveniles hace nada y el otro día me lo encontré en frente aquí en España. Se ven uruguayos por todas partes. No sé cómo pero nos encontramos en todo el mundo pese a ser poco más de 3 millones de habitantes en todo el país. 

Cuando lo fichó el Atlético de Madrid se apreció la intención de encontrar otro eslabón como central que dé continuidad a Godín y Giménez, dos charrúas que han marcado la grandeza de los rojiblancos en la última década. 

Sí, podría ser. Desde que llegué hablo mucho con Josema (Giménez), él me arropó desde el primer día. Yo no había salido nunca del país y no sabía cómo era esto del fútbol profesional a este nivel. Me está ayudando mucho como amigo y compañero. 

¿Se ve reflejado en ellos dos?

Giménez me dijo que debo tener calma. Que las oportunidades llegan y que solo hay que estar preparado para cuando sucede. Me fijo mucho en ellos, es cierto, aunque los inicios de Godín me queden más lejos. Josema es una persona excepcional. Hablamos mucho. 

¿Cuando salió usted de Montevideo rumbo a Madrid ya sabía que iba a ser cedido al Real Zaragoza?

No, de eso no hablamos nada entonces. De hecho, hasta el último momento del mercado de verano no se definió mi préstamo del Atlético al Zaragoza. Había arrancado incluso ya el campeonato. No tenía ni idea, sinceramente. 

Hizo la pretemporada con el Atlético de Madrid, con Cholo Simeone y el resto de estrellas. Menudo sueño.

Fue tremendo. Viajé con el primer equipo a Corea del Sur, a Estados Unidos y a México antes de venir a España. Jugamos contra el Manchester City y les ganamos 2-1. Para mí, jugar en el mismo equipo con grandes estrellas, con varios campeones del mundo, no lo podía creer. Es fácil de imaginar mi ilusión. 

Cuando le dijeron que venía cedido al Real Zaragoza, ¿cómo lo asumió?

Bien. Yo sabía que no iba a contar con minutos en el Atlético. La plantilla se había cerrado con el tope de los 25 jugadores y sabía que lo normal y lo mejor era salir. Me llamó Cordero y me dijo que el Real Zaragoza estaba interesado. También lo hizo Fran Escribá. Yo percibí que había ganas de que yo viniese aquí y eso me ayudó a sentirme importante. Este club yo sabía que es un histórico en España, así que no lo dudé. En tres días de conversaciones, no más, yo estaba ya aquí. 

No hizo la pretemporada con el Real Zaragoza y eso fue un lastre inicial para usted en el comienzo de su andadura zaragocista. 

Hasta la 5ª jornada en Cartagena no debuté. El equipo ganaba todo, iba muy bien, líder. Yo entrenaba para estar dispuesto en cualquier momento, pero sabía que era el cuarto central tras Francés, Jair y Lluís López. No podía pedir nada entonces pues un equipo que gana no se toca. En Cartagena me tocó y creo que lo hice bien. Después, se fueron dando resultados peores y, con el paso de las semanas, sí vi que no entraba en el equipo pese a todo. Eran momentos muy puntuales en los que yo participaba y se me exigía hacerlo muy bien. Me costó tener oportunidades en los primeros meses. Son cosas del fútbol. Sentí que después de varios meses donde todo me venía con las flechas hacia arriba, me tocaba vivir un tiempo con todo hacia abajo. Me hizo madurar. 

Venía de ser convocado con la selección absoluta de Uruguay, aunque no llegó a debutar. ¿Qué tal la experiencia con el técnico Marcelo Bielsa?

Divina. Es un entrenador que sabe mucho, que te deja mucho espacio para que des tu juego. Estuve dos semanas con la selección y fue una experiencia única. Ojalá que pueda volver pronto. 

Asentado en España, jugando siempre en el Real Zaragoza, ese regreso parece cantado. 

Yo creo que cada vez estoy más cerca, es cierto. Pero debo de seguir trabajando duro. Llegará, llegará. Si no toca enseguida será más adelante. 

La destitución de Escribá en noviembre trajo a Velázquez como segundo entrenador del curso. Ahí, con el cambio de sistema táctico y el paso a 5 defensas con tres centrales, facilitó su titularidad por fin.

Con la llegada de Velázquez conseguí esa confianza que necesita todo jugador para sentirse importante. Me ayudó saber que iba a jugar todos los partidos, que no iba a entrar y salir, me afiancé. Personalmente, esos cuatro meses me hicieron crecer.

Y desde marzo, Víctor Fernández como rector y... usted pasa a ser lateral derecho, no central. 

Yo, en categorías inferiores y cuando debuté como profesional en el Racing de Montevideo, jugué mucho como lateral. Mis primeros siete partidos con el primer equipo allí fueron en el carril derecho de la zaga. Víctor no me ha inventado pues como lateral. Eso sí, hacía un año que no jugaba ahí con continuidad y estoy en fase de recordar las características de esa posición, que son muy diferentes a las del central. 

¿Se siente cómodo, pues?

Sí. Creo que con el paso de las semanas me voy a ir soltando mucho más. Mi idea es ayudar al equipo ahí si el entrenador lo considera necesario. El último día con el Tenerife me sentí mucho más suelto. Voy a mejorar posicionalmente, seguro. 

En el mercado de enero se manejó su posible retorno al Atlético al ver que aquí no jugaba y lesionarse Azpilicueta.

Se juntó todo. Yo llevaba tres meses sin jugar demasiado aquí y el Atlético tuvo dos bajas en la posición de central. En esas circunstancias, es normal que se barajen todas las opciones. El Atlético es el que tiene mi pase y el que puede decidir en cualquier momento qué hacer. 

Mide 1,86, es un defensor de envergadura.

Sí, en los últimos tres años aún crecí dos centímetros, por eso en algunas fichas me ponen menos estatura. También me he puesto más fuerte en Zaragoza. Cuando llegué a España en julio pesaba 76 kilos. Ahora estoy en 80. Adquirir más musculatura es fundamental en el profesionalismo, tal y como son ahora los delanteros de élite. Yo me noto mejor que con esos kilos de menos que tenía, algo que me pasó algo de factura cuando debuté en el Real Zaragoza. Voy a ganar un poco más de músculo, sobre todo en las piernas, en el tren inferior. Mejoraré por este lado. 

Su carácter es canchero, muy uruguayo. 

Algo de barro tengo. El carácter es clave para un defensa. Hay que demostrar presencia y que los rivales lo vean. Eso sí, sin pasarse nunca de la línea permitida.

Se dice en España que un central ha de ser feo y mal encarado. Que los defensas guapos y amables no triunfan. 

(Risas). Seguramente sea así, insisto en lo de la presencia. No puede ser que si vas al choque o a un salto con un delantero el que salga desplazado sea el defensa. 

Uno tiene el estereotipo de que el fútbol uruguayo es mucho más pausado que el español. ¿Cómo lo aprecia usted?

Así es. Aquí se juega mucho más a un toque, con pases más rápidos que allí, donde todo pasa más despacio. Fue buenísima una charla con mi representante al poco de venir: me dijo que espabilara, que en España, cuando vas a presionar, la pelota ya se ha ido a otro lado. Y dicho y hecho. No es un tópico, yo lo noté. Creo que me he adaptado bien. 

Usted se inició en la cantera del Nacional de Montevideo, uno de los dos grandes, con el Peñarol. ¿Por qué no siguió ahí?

Hice toda la formación allí hasta Cuarta División. Vino el Racing y me ofreció un contrato dentro de un proyecto nuevo en el que, aunque estaban en Segunda, querían subir a Primera rápidamente. Era una decisión arriesgada, pero la acepté. Y salió todo bien, como se ve. Hay que tener suerte y, a la vez, estar preparado. 

El año en Zaragoza no ha salido bueno. Por ahí, no ha tenido un aterrizaje plácido. 

La afición siempre quiere al club en lo más alto. En Uruguay, el Nacional y el Peñarol llevan sin ganar un torneo de América desde los años ochenta y sé lo que se siente al ver que no vuelven los tiempos buenos. Entiendo al zaragocismo. Soy hincha del Nacional y no concibo que no se gane la Libertadores desde hace décadas. El Real Zaragoza merece que este equipo vuelva a Primera cuanto antes. Más pronto que tarde será ese regreso. 

El año que viene, ¿cabe una segunda cesión suya del Atlético al Real Zaragoza?

La idea primera es volver en junio al Atlético de Madrid y, una vez allí, ver qué hacer. Todavía no sé nada. No quiero que me digan nada hasta el final porque quiero estar concentrado al cien por cien aquí. Si se diera esa opción, por mí encantado. Pero el que decide es el Atlético. No sé si querrá cederme de nuevo a un Segunda o, quizá, hacerlo a un Primera interesado. Habrá que ver y ponerlo todo en la balanza. Yo aquí soy feliz, el vestuario es divino y me adapté a la ciudad por completo. Jugar en tu estadio con 20.000 o 30.000 personas no pasa en todos los lados. 

Para un chico uruguayo de 22 años, hablar de Juan Carlos 'Cacho' Blanco ¿qué significa? Aquí fue uno de los grandes Zaraguayos de los años 70.

Yo lo conozco personalmente porque sigue estando en el Nacional, trabajó allí siempre y coincidí con él. El hijo de Cacho Blanco, además, jugó con mi hermano en el Academia de Montevideo hasta el año pasado. Blanco es todo en el Nacional, un ídolo en Uruguay. 

¿Y cómo ubica a otro charrúa como Gustavo Poyet, campeón de España y de Europa con el Real Zaragoza en 1994 y 1995?

Sé de su paso importante por este club. Como soy consciente de que Rubén Sosa hizo historia en varias temporadas y marcó el gol que dio un título contra el Barcelona. Tenía una pegada tremenda. Para un joven como yo estas cosas te quedan lejos por obligación porque no pude verlos nunca. Lo mismo que a Carlos Diogo, que es más reciente. 

Este es un ejercicio de análisis generacional. 

Sí, es evidente. Yo sé todo ello por interés mío, porque me lo cuenta mi padre y porque veo vídeos. 

Entrenadores también tuvimos: Ildo Maneiro y Víctor Espárrago. 

Sí, Espárrago tiene su peso en la historia del fútbol uruguayo. De Maneiro he oído menos. Hay tantos uruguayos en la historia mundial que cuesta conocerlos a todos en la historia. 

El otro día se enfrentó a otro charrúa, central, que también vino cedido en su día por el Atlético de Madrid...

Sí, Leandro Cabrera. Estuve charlando largo rato con el 'Lele' cuando acabó el partido con el Espanyol. Me dijo que había recorrido la ciudad por la mañana, recordando sus años en Zaragoza. Me doy cuenta que soy un eslabón de una larga cadena de uruguayos en este club y eso me enorgullece. Seguro que seguirán viniendo en el futuro.  

Es defensa pero está buscando hace días marcar un gol y no llega. 

Espero que me dé tiempo antes del final de temporada y, además, que sea lindo y útil. Pero si es con la canilla o en un rebote, tampoco pasa nada. He estado cerca varias veces, pero no se ha dado. Siempre gusta marcar. 

¿Qué ha significado la llegada de Víctor Fernández a este vestuario abatido?

Estábamos hundidos anímicamente. Se veía desde fuera y nosotros también nos dábamos cuenta. Habíamos entrado en una rosca negativa que nos metía hacia dentro, nada nos salía bien. Con la llegada de Víctor, el entrenador nos dio enseguida un poco de aire. Por todo lo que representa él, que es una institución. Se le respeta mucho y eso a nosotros nos ha dado mucha tranquilidad. Vamos a sacar esto adelante. Ha cambiado por completo el ambiente. La victoria del otro día nos va a devolver la alegría. 

¿Qué le pasó por la cabeza el domingo ante el Tenerife cuando le dio esa asistencia letal a Ángel que casi costó un gol en contra?

Son jugadas en las que se te amontonan muchos pensamientos en la cabeza. Salía de dos regates sobre varios rivales en corto espacio y me salieron tan bien que me precipité en la continuidad. En todos partidos hay errores. Este fue muy serio y no se repetirá. 

Pregunta final, que tiene 11 años de vigencia: ¿Le gustaría estar en la orla del ascenso a Primera, en su caso, ya el año que viene?

Obviamente, sí. Sería hermoso. Me gustaría pasar a la historia de un club tan grande como es el Real Zaragoza en el fútbol español. Toda su gente merece ya que eso se dé. 

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión