REAL ZARAGOZA

Antesala eléctrica del Real Zaragoza a 24 horas de un partido trascendental

Víctor Fernández dirigió este Sábado Santo el último entrenamiento de una semana que puede ser crucial para detener la crisis heredada de la etapa de Velázquez: solo sirve ganar al Tenerife. 

Víctor Fernández, difuminado al fondo, observa uno de los rondos con los que empezó el entrenamiento de este sábado el Real Zaragoza.
Víctor Fernández, difuminado al fondo, observa uno de los rondos con los que empezó el entrenamiento de este sábado el Real Zaragoza.
Guillermo Mestre 

Ciudad Deportiva. Mañana del Sábado Santo. El sol volvió a salir sobre Zaragoza tras un día, el anterior, cargado de lluvias y mal tiempo. Faltaban poco más de 24 horas para que el Real Zaragoza reciba al Tenerife en La Romareda en el partido de la jornada 33, en la cuenta atrás ya de los 10 duelos que definirán la temporada 23-24, tan insufrible para el zaragocismo, por enésima vez en más de una década de bajonazo en el estatus de la entidad. 

Víctor Fernández, el tercer entrenador del curso, dirigió un ensayo culminante, último, decisivo para preparar los detalles que sirvan para derrotar a los canarios. En el silencio de un puente festivo, sin el habitual trajín sabatino en las instalaciones blanquillas ni en las carreteras de alrededor, los jugadores se afanaron en dar forma a esta antesala eléctrica de un partido trascendental. Sabe todo el mundo que todo lo que no sea ganar al Tenerife no sirve y sería sinónimo de problemas mayúsculos en lo sucesivo

No hubo novedades nominales. Más allá de la larga lista de lesionados, la bandera positiva de este fin de semana es el regreso de Francés al eje de la defensa, una vez cumplida su obligatoria presencia con la selección sub 21 de España que lo dejó fuera de planes en Miranda de Ebro hace seis días. Y de los apoyos del filial, Víctor solo cuenta a estas decisivas alturas con los dos puntas con los que busca el gol inexistente en el resto de la plantilla profesional: el exterior Liso y el multifacético atacante Pau Sans. Es decir, el mediocampista Vaquero esta vez parece que irá con el filial.

En las bicicletas estáticas del gimnasio se vio al margen de todo al portero Cristian Álvarez, que probó al inicio de la semana a juntarse con el resto de colegas sobre la hierba pero al que aún le faltan varias pasadas por el banco de restauración para considerarlo apto para verse de nuevo bajo palos en un partido de verdad. Con él, Nieto, que va a cumplir enseguida 7 meses de baja médica tras una grave lesión sufrida a primeros de septiembre, en la jornada 5, que marcó precisamente el apagón global de este Real Zaragoza que pelea por salvarse de caer a la zona de descenso a Primera RFEF. La nómina de ingresados en la enfermería la siguen completando Borge, GutiMollejo y Francho.

Después de los dos nuevos patinazos del equipo en los dos primeros partidos de Fernández tras haber recibido la tóxica herencia de Julio Velázquez hace 17 fechas (0-1, derrota con el Espanyol, y 0-0 el otro día en Miranda), este domingo en La Romareda ante el Tenerife no hay demasiadas cuestiones que aportar como narración del envoltorio de semejante choque de liga. Es una final y se percibe en el ambiente de los entrenamientos. 

Dos son los objetivos únicos de la cita en el estadio: ganar como sea y, para ello, condición 'sine qua non', marcar al menos un gol. Porque este Real Zaragoza catatónico no ha anotado uno solo en los últimos 5 partidos. Y únicamente vio puerta una vez en los últimos 7, de forma inútil en la derrota por 1-2 en La Romareda. Por este sendero ha caminado el equipo toda la semana en la Ciudad Deportiva, intentando desbrozar la mala hierba que nació entre septiembre y octubre con Fran Escribá como capataz y que desvencijó al grupo cuando fue el jefe Velázquez, especialmente desde Navidad a esta parte. 

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