Real Zaragoza: la cantera acelera

Los extraordinarios resultados del Deportivo Aragón y del equipo juvenil vienen acompañados de la insultante juventud de sus plantillas, con jugadores que juegan en categorías superiores para avanzar su progresión

Entre la niebla, la imagen de la gran referencia en los banquillos del fútbol juvenil, Javier Garcés.
Entre la niebla, la imagen de la gran referencia en los banquillos del fútbol juvenil, Javier Garcés.
Toni Galán

Un día antes de que el domingo le comenzara a doler el estómago y le operaran de apendicitis en la Clínica Quirón, Javier Garcés y nuestro Zaragoza juvenil conquistaban La Masía (0-2), firmando un triunfo que desvela todo el talento que cobija la Ciudad Deportiva. La generación de Adrián Liso adelante y Hugo Barrachina atrás. El equipo que aspira a todo en la División de Honor Juvenil. Un motivo de alegría en este Real Zaragoza que languidece.

Llegado febrero, las casualidades no existen en el fútbol. No es casual que el Zaragoza juvenil le meta un meneo en Barcelona a un Barça cuyo valor de sus cláusulas de rescisión supera a las del primer equipo del Real Zaragoza. La explicación, igual que la explicación de por qué el pasado domingo el Deportivo Aragón le metió un repaso por su sitio al filial del Athletic de Bilbao (probablemente, el mejor partido visto en Aragón esta temporada), reside en la capacidad, en la gestión de los equipos de la Ciudad Deportiva. Después de 20 años fuera del ‘play off’ de ascenso, el Aragón ha vuelto a pisar ese terreno, entre otros motivos, por la entidad de su entrenador, Emilio Larraz.

Tampoco se entiende la gesta del Zaragoza juvenil sin su entrenador, Javier Garcés. Para encontrar el porqué, hay que mirar a los banquillos. Aunque no se vea tanto como a los entrenadores, también conviene mirar al director de Metodología, José Luis Arjol: de un tiempo a esta parte, el futbolista de la Ciudad Deportiva es muy competitivo, muchísimo. No lo digo yo; lo dicen las clasificaciones en estas categorías máximas. Además del porqué, hay que subrayar el cómo. El Aragón puede jugar el ‘play off’ y, si lo logra, será con chavales en su inmensa mayoría aragoneses. Igual que si el primer equipo juvenil hace la machada de quedarse campeón de la División de Honor Juvenil.

En esta defensa del producto propio, se aprecia la mano de Ramón Lozano, director de cantera, y su política de aceleración de trayectorias, esto es, que los mejores jugadores jueguen con futbolistas de edades superiores para que la exigencia y progresión sean mayores. De esta forma, hasta siete jugadores en edad juvenil han entrenado con continuidad y han llegado a debutar con el filial zaragocista en Segunda RFEF: el portero Espuña; los defensas Hugo Barrachina y Motilva; los centrocampistas Lucas Terrer y Diego Hernández; y los delanteros Jano Monserrate y Adrián Liso. Entre esta elegida nómina, Jano Monserrate firmó el pasado enero por el Atlético de Madrid, y Hugo Barrachina y Lucas Terrer ya han sido citados por Julio Velázquez con el primer equipo zaragocista.

Esta tendencia a acelerar trayectorias no es exclusiva del Deportivo Aragón. Quizá la aceleración más evidente sea la del infantil Gorka Buil, que juega habitualmente con futbolistas dos años mayores en el Cadete A. En el resto de equipos de la Ciudad Deportiva, se aplica esta norma con los futbolistas que se considera pueden progresar más compitiendo en edades superiores.

Si el Aragón, además de por su resultados sin parangón en dos décadas, destaca por la extrema juventud de su plantel y su carácter casi exclusivamente aragonés, en el primer equipo juvenil también merece un subrayado la edad de su plantel. Solo tres de los once titulares que cantaron victoria en Barcelona no podrían jugar por edad la temporada próxima en el equipo juvenil: los defensas Motilva y Aznar, y el delantero Adrián Liso. Este último firmó el partido de su vida en La Masía, anotando dos goles de bandera en el triunfo zaragocista: el primero, una gran finalización tras una peinada de Dennis Rufo; el segundo, una jugada individual del zurdo mágico arrancando desde su campo.

Lo demás, en el Zaragoza juvenil, no es lo de menos. Toda la base del equipo podría jugar la próxima temporada en División de Honor Juvenil, evidencia de la insultante apuesta por la juventud de la Ciudad Deportiva. Junto al guardameta Espuña, defensas que ya son referencia en la categoría, como Hugo Barrachina y David García. En el medio, jugadores de futuro, como Olmos, hijo del gran jugador de fútbol sala José Mari Olmos. O Tobajas y su inmenso talento necesitado de la conveniente asesoría. Cada vez más firme, Diego Hernández, que ya ha saltado al filial. Arriba, el peligro se aprecia por todos los lados. Dennis Rufo atesora muchísimas virtudes. Adrián Liso ya demostró en Barcelona lo que lleva dentro. Después de la dolorosísima pérdida de Jano Monserrate, el nombre de Hugo Pinilla emerge como alternativa: fútbol exquisito, muy buena cabeza, ambiente adecuado para crecer dentro y fuera del campo. Apúntense este nombre: Hugo Pinilla. Y una consideración final: a todos estos chavales les han ayudado, se han desvivido, los técnicos de la Ciudad Deportiva para que abrieran casi todas las puertas; pero ahora hay que ayudarles a abrir la puerta principal, la del primer equipo.

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