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Un Real Zaragoza inofensivo

53 centros -récord de la temporada en Segunda- realizó el equipo contra el Cartagena en un partido paradigmático de sus problemas para generar ataques y dominar el área rival.

Imágenes del partido Real Zaragoza-Cartagena, correspondiente a la jornada 27 de la Segunda División
Imágenes del partido Real Zaragoza-Cartagena, correspondiente a la jornada 27 de la Segunda División
Guillermo Mestre

El Real Zaragoza se podía haber pegado toda la noche del viernes poniendo centros en una Romareda ya vacía y oscura que la historia no hubiera cambiado mucho: centros, centros y centros a ninguna parte, no porque el problema resida solo en la calidad de los envíos, sino porque el equipo, como evidenció contra el Cartagena, es incapaz de imponerse, dominar y explotar el área rival. El conjunto aragonés igualó en esa derrota el récord de centros de la temporada en Segunda. Puso 53 -prácticamente uno cada dos minutos-. Los mismos que el Valladolid en la jornada 22 contra el Burgos y uno más que el Oviedo en la fecha 25 contra el Eldense. De esos 53 pases laterales; los rematadores apenas conectaron el 25% de ellos. Es decir, tres de cada cuatro centros se marcharon al contenedor de residuos orgánicos. No solo batió el Zaragoza su registro de centros en el partido contra el Cartagena. Ayudado por el contexto táctico del rival y su inferioridad tras la expulsión de Jairo en el minuto 40; el Zaragoza percutió sobre la portería de Lizoain: sus 20 disparos fueron su tope de la temporada. Sin embargo, solo seis de ellos fueron a portería.

El partido -la derrota- situó al Zaragoza frente a su paradigma de la temporada: un equipo escaso de pegada; inofensivo; improductivo a la hora de generar, producir y carburar ataques; impotente en la zona de finalización; sin herramientas tácticas ofensivas para fabricar un fútbol veloz, fluido, creativo y profundo; corto de elementos de calidad, diferentes y desequilibrantes. Todas estas debilidades, ya conocidas en la temporada , independientemente de su entrenador y de sus rasgos tácticos, se acentuaron ante un rival como el Cartagena. Concebido ese día para protegerse atrás y fortificarse en la defensa de su área. Su tempranero gol y la roja a Jairo aún redoblaron más esa propuesta. Y así, el Zaragoza se lanzó de cabeza contra un muro con más corazón que cabeza. La idea de coser a centros a un rival con centrales expertos en ese tipo de defensa como Kiko Olivas y Alcalá no parece salida del laboratorio de un genio.

De todos esos centros, solo uno acabó en gol. Lo marcó Francés, un central diestro que contra el Cartagena se pasó toda la primera parte centrando desde la izquierda y que asumió la responsabilidad anotadora. Esto, en este equipo, está fuera del alcance de sus delanteros principales. Sus puntas no marcan. Había cuatro delanteros en el césped y marcó Francés. Enrich y Bakis siguen de vació. Azón lleva dos, pero no mete una desde octubre. Otros atacantes complementarios sí han marcado: Manu Vallejo embellece los bollos de su carrocería con dos goles. Tan solo Mollejo -a quien Velázquez puso a centrar media hora alejándolo de la región de los remates-, con cinco tantos, mantiene el tipo entre los hombres avanzados, con el aliño de una segunda línea comandada por Maikel Mesa (8) y enriquecida por Francho Serrano (3). En el Zaragoza, los pocos goles que se marcan -suma solo 28 en 27 jornadas- no son cosa de delanteros.

Y ese su mayor problema de la temporada: el desacierto en la configuración ofensiva de la plantilla y el desaprovechamiento del mercado de enero para subsanarlo. Esta debilidad se acerca cada vez más a una carencia estructural que coyuntural. Escribá ya cayó del banquillo víctima de un equipo agarrotado en ataque. Julio Velázquez, en este aspecto, no ha mejorado mucho las cosas. El equipo ha tratado de asentarse más en campo rival y ha crecido tímidamente en las transiciones y los ataques tras recuperación. Pero, en líneas generales, sigue manifestando similar problemática a la hora de crear y finalizar. El índice goleador apenas ha variado: con Escribá se metía un gol por partido y ahora se mete 1,09. La falta de oxígeno anotador sigue estando ahí. O llegan nuevas fórmulas ofensivas o Bakis encuentra las piernas que ahora aún no tiene para romper a marcar. No quedan ya muchas más vueltas que darle al asunto.

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