El fútbol más cruel
La rodilla de Raúl Guti nos dolió a todos. Las lágrimas de Guti las lloramos todos, aunque fuera por dentro. No se merecía el jugador del Real Zaragoza lo que le pasó este lunes en La Romareda. El fútbol es un deporte maravilloso, que gusta hasta cuando aburre, que provoca sentimientos irracionales hasta a la mente más sensata. Lo más importante de las cosas que no son importantes, dicen. El fútbol, digo, es maravilloso, pero también puede ser cruel, y con Raúl Guti lo ha sido.
La Romareda respiraba un ambiente especial con su regreso. Más allá del tan manido hijo pródigo, la vuelta de Raúl Guti es verdad que era especial. Él quería volver y la gente quería que volviera. Todo encajó y allí que saltó al verde, titular a las pocas horas de llegar, con galones de mando y un 10 en la espalda que llenaba los ojos de quien miraba.
El centro del campo del Real Zaragoza agradeció el regreso. Los minutos que estuvo sobre el césped, Raúl Guti demostró que tiene buen pie para tratar el balón y buenas piernas para buscarlo. El minuto 49, con la ‘cazada’ que sufrió tras disparar a puerta, acabó con todo eso. El fichaje estrella de invierno en lo futbolístico y en lo sentimental tendrá que pasar por el quirófano y, salvo grata sorpresa, no volverá a jugar con la camiseta del Real Zaragoza, al menos esta temporada. En el futuro, pocos dudan de que lo volverá a hacer. El fútbol se lo debe.
Ahora, Juan Carlos Cordero rastrea el mercado del paro en busca de un sustituto. El perfil de Raúl Guti no era una prioridad cuando se abrió la lonja de futbolistas de enero, pero ahora se plantea como un objetivo. A estas alturas y con la normativa actual, parece imposible encontrar algo a la altura del zaragozano. Venga lo que venga, seguro que no será Guti.
