El salvaje Oeste que es la Segunda División se recrudece esta temporada, con más igualdad, irregularidad, inconsistencia, imprevisibilidad e incertidumbre que nunca, con catorce equipos metidos en nueve puntos entre la segunda plaza y la decimoquinta. Por eso, en este ecosistema de empates, rachas cortas, sorpresas, ausencia de jerarquías y competitividad extrema, las victorias adquieren un valor supremo.

Puede parecer una obviedad: ganar tres puntos siempre es relevante; pero sumar de tres en esta Segunda División casi vale el doble. Por eso, la victoria del Real Zaragoza contra el Andorra tras cuatro empates consecutivos ha tenido un importante efecto en su traslación a la clasificación esta jornada: aunque fruto del colapso que hay en la zona intermedia de la tabla, el equipo no escala en el ordinal, sí que ve más cerca las posiciones de referencia.

Una victoria en Alcorcón en el próximo partido sería oro molido, permitiría, seguramente, ya ver con claridad y cercanía las posiciones de promoción en las puertas del choque contra el Sporting, un duelo, y el siguiente contra el Eibar en su campo, que pueden aclararle bien al Zaragoza qué puede y no puede hacer esta temporada en Segunda División. Se aproxima así el equipo de Velázquez a la encrucijada clave del curso.

Los empates, en Segunda, permiten dar pasos pequeños, pero no se puede vivir de ellos. Deben ser la guarnición del triunfo, no el plato principal. El Zaragoza lo venía manifestando: su racha de cuatro empates seguidos le impedía crecer, necesitaba romperse por el lado de una victoria. Como así fue contra el Andorra.

Hacerlo, más después del frenazo y las dudas surgidas del partido contra el Eldense, le ha permitido comenzar a dar valor a su dinámica de igualadas nacida tras vencer al Leganés y reforzar la tabla de resultados con Julio Velázquez, que solo perdió en su estreno en Albacete: el equipo encadena seis jornadas sin perder, con dos triunfos y cuatro empates. No está muy lejos, pues, de construirse una tendencia alcista, de impulsarse en unos números propios de aspirante a ascenso. Por eso, debe seguir ganando. Porque la competición le abre aún un abanico de posibilidades.

Más cerca de la cabeza

El Zaragoza, después de los resultados de esta jornada, está ya a cuatro puntos de la zona de promoción. Hay muchos equipos implicados, metidos en el lío, pero casi nadie impone regularidad a sus resultados. Si el Zaragoza logra hacerlo en positivo, subirá como la espuma. Ahora, el ascenso directo lo tiene a siete puntos, los 39 que marca el Sporting en la segunda posición. 

Con 19 jornadas aún por delante, el equipo aragonés sigue estando a tiempo de todo. El triunfo contra el Andorra supuso un respaldo a la dinámica reciente, alimentó de crédito a Julio Velázquez, quien en el modelo de tres centrales y carrileros ha encontrado un camino, y puso al Zaragoza en el camino del triunfo justo cuando el calendario reserva un tramo, si no decisivo, sí determinante. Ahora, visita al Alcorcón, renacido con Nafti y escapado del descenso, justo antes de recibir al Sporting y viaja a Éibar. Después, el Zaragoza se enfrentará consecutivamente a tres equipos de la zona baja, como si eso significara mucho en esta categoría inestable e ingobernable: Cartagena en casa, Villarreal B fuera, y Amorebieta de nuevo en La Romareda.