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Fran Gámez se pone la chistera

Su golazo al Andorra, o su taconazo asistente contra el Eldense, son la guinda del buen momento de un jugador crecido en su papel de carrilero en el nuevo sistema del equipo.

Partido Real Zaragoza-Andorra, de la jornada 23 de Segunda Divisón, en La Romareda
Partido Real Zaragoza-Andorra, de la jornada 23 de Segunda Divisón, en La Romareda
Toni Galán

La letra ‘M’ con los dedos, las iniciales de su pequeño Mateo, y la pelota abombando la camiseta, la cortesía para su mujer embarazada y el bebé en camino, representaron la dedicatoria y celebración de un gol de los que se guardan en el cofre de las piedras preciosas: una tijera al aire de las que desafían al mismo tiempo las leyes de la gravedad, del equilibrio de los cuerpos y del espacio y del tiempo. Fran Gámez lo hizo todo posible contra el Andorra para sentenciarle el partido en una semana en la que el lateral derecho ha sublimado la dimensión estética del fútbol, su lado más complejo, habilidoso, y, por lo tanto, más atractivo y colorista: en Elda, el pasado lunes, le dio a Maikel Mesa una asistencia con un taconazo seco y puntual.

Pero no son estas acciones de videojuego las que ponen en valor ahora el fútbol renovado de Fran Gámez, sino sus prestaciones del último tramo de la competición. Desde la reconversión táctica impulsada por Julio Velázquez para alumbrarle dos carrileros al equipo hace seis jornada; Gámez ha elevado su juego y eficacia: ha dado tres asistencias y marcado un tanto en poco más de un mes. Números que no están nada mal: frente al Espanyol asistió a Manu Vallejo y contra el Levante y Eldense a Maikel Mesa.

El carril, ante todo, le ha dado seguridad y confianza. Para Gámez, esos metros de banda ofensiva son una pista de despegue, pero, sobre todo, un abrigo. Custodiado por Mouriño como central derecho y protegido también por Toni Moya en ese sector; el jugador valenciano ha reducido su exposición defensiva y eso le ha liberado, animado y empujado a planear por la banda con vuelo firme.

El nuevo sistema le ha potenciado sus rasgos de lateral llegador. Desde su fichaje por el Zaragoza procedente del Mallorca en la época de Miguel Torrecilla en la dirección deportiva en julio de 2021; la mayor cualidad del fútbol de Gámez ha sido su ‘timing’ y entendimiento del juego a la ahora de engranar con las necesidades ofensivas y colectivas del equipo. El carril ha endulzado esas facetas. Las ha avivado. A Gámez, aun con sus notables números asistentes, le penaliza su toma de decisiones y la inexactitud de sus centros.

Es, con todo, un jugador que produce, signo de su volumen ofensivo, de su capacidad de llegada con claridad a las zonas de finalización. Con un pie más fino y un pulso más frío a la hora de decidir en el sector del campo donde se gana verdaderamente dinero en el fútbol, quizá su carrera se hubiera desarrollado en Primera División. Tiene ese punto desconcertante Fran Gámez, capaz de lo mejor, de lo bueno y de lo no tan buen en la misma página de un partido, como contra el Andorra, cuando, por ejemplo, en la primera mitad tenía a Maikel Mesa libre, solo atrás, con el gatillo armado en la frontal del área, pero el lateral metió el pase de la muerta al lugar más complicado, o lo intentó, en dirección a Azón. Sin embargo, minutos después se sacó de la chistera un gol antológico.

Sus tres asistencias del último mes y medio, la entregada aún con Escribá en el banquillo en Gijón a Azón, elevan a 14 el registro de Gámez en sus 90 partidos con el Real Zaragoza. En el Mallorca, en 84 encuentros, dio tres. A ello, suma dos goles. Al marcado al Andorra, le agrega el anotado la pasada temporada al Granada en La Romareda: otro golazo, con un remate de exterior hacia la escuadra más alejada.

Gámez es el único jugador de la plantilla que finaliza contrato en junio. Va camino de los 33 años. De momento, hace fuerza para renovar desde su nueva vida en el carril diestro.

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