fútbol

El VAR no juega y decide en Amorebieta

El peritaje arbitral no entró en un clarísimo penalti de un defensor vasco que además significaba su expulsión. También hubo otra agresión pasada por alto. El arbitraje tampoco ayudó a un gris Zaragoza

Francho y Mollejo, a la conclusión del encuentro.
Francho y Mollejo, a la conclusión del encuentro.
Carlos Gil-Roig/Prensa 2

Ver y mirar parecen lo mismo, pero no son igual. En un partido con tan poco buen fútbol que disfrutar, como el de este domingo entre el Amorebieta y el Real Zaragoza, sí hubo mucho que mirar. Acciones polémicas que mirar para luego ver, para después escrutar y para finalmente juzgar. Además de los jugadores, de los entrenadores, en los partidos también interviene el cuerpo arbitral. Antaño se limitaba a un árbitro principal y un par de jueces de línea. Pero el fútbol ha cambiado mucho en los últimos años. Y no para bien, según pudimos ver (que no mirar) en Lezama, donde la omisión del VAR fue determinante en el resultado.

El trío arbitral ha crecido con el paso del tiempo. Ahora, la nómina arbitral, entre jueces, asistentes, analistas y personal vario, supera incluso la media docena. Hasta siete figuran en el acta arbitral. Y con tanto juez o como ahora se les llame, paradójicamente, el VAR no entró en dos acciones absolutamente decisivas: una clarísima agresión de Morcillo sobre Maikel Mesa (minuto 16) y un penalti clamoroso por mano de Félix a disparo de Toni Moya (minuto 60). Además, era tarjeta roja, pues era ocasión manifiesta de gol. Lo dicho: lo peor de todo es que el VAR ni entró a analizar la jugada. Ni miraron los peritos. Y si no se mira, es imposible ver...

Ver y mirar son distintos en todos los idiomas. También en euskera. Una cosa es ‘ikusi’ y otra ‘bigaritu’. Por ejemplo: ‘Futbola ikusi duzu’? (¿Has visto el fútbol?). Otro ejemplo: ‘Zerura bigaritu’ (Mirar al cielo). Al cielo, o ayer, a las avutardas... El entrenador del Athletic campeón y seleccionador nacional español Javi Clemente también explicaba muy bien la diferencia entre ver y mirar. Porque no siempre que se mira se ve... Gramática parda, Clemente en estado puro. Y en los prados de Lezama, precisamente. Y añadiendo a la argumentación una vaca. Sí, una vaca. Decía Clemente que las que más fútbol veían eran las vacas de los campos anejos a Lezama, allí todo el día pastando; pero que ninguna vaca sabía de fútbol.... Este domingo sí había mucho que mirar. Y no era por falta de ojos: José Antonio López Toca (árbitro principal), David Ortiz Calderón (árbitro asistente 1), Josep Bordoy Homar (árbitro asistente 2), Antonio Alberola Rojas (cuarto árbitro), Andrés Fuentes Molina (árbitro VAR), Carlos Martínez Caballero (asistente VAR) y Carlos Delgado Ferreiro (oficial informador). Catorce ojos para desmenuzar un par de jugadas absolutamente cruciales en el signo del careo. Catorce ojos ciegos de la peor ceguera posible: la que no se molesta en mirar, acción imprescindible para después ver.

Pero la inutilidad del VAR, el desquiciamiento que ha producido en el fútbol, no puede cegarnos tampoco a nosotros. El Real Zaragoza, pese al VAR, no fue mejor que el humilde Amorebieta en un territorio para nada adverso, como el verde de Lezama. La entrada al partido del cuadro aragonés fue pésima, con un penalti de Rebollo en el que solo faltó la musiquilla de Benny Hill. Lo de Jair también fue (vuelve a ser...) de traca. Qué decir del gol encajado, con la actitud contemplativa de los centrales. Y eso que ayer solo eran tres los teóricos defensas centrales... De acuerdo, el fútbol facturado no fue merecedor del triunfo; pero el Amorebieta sí tuvo que haber perdido un hombre al cuarto de hora, y también tuvo que haber sufrido un penalti y una expulsión a la hora. Y nada de eso pasó porque el VAR este domingo no jugó. Y, sin embargo, decidió...

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