fútbol

El derbi aragonés Real Zaragoza - SD Huesca acabó en bronca

La Romareda condena a Escribá, entrenador de un Zaragoza que no chuta. El Huesca calló, jugó y ganó.

La afición vivió con tensión el encuentro.
La afición vivió con tensión el encuentro.
Duch/Galán

La teórica fiesta acabó en bronca. Entre una y otra orilla del curso torrencial del fútbol, el Huesca anestesió al Zaragoza y silenció La Romareda. Victoria altoaragonesa en el derbi aragonés que le permite salir del abismo del descenso, mientras que Fran Escriba se despeña por otro abismo, el de la destitución.

Aunque el encuentro también arrancó con el silencio de un minuto de ídem en memoria del corazón inmenso de Dwamena y del toque sutil de Vicente Mayoral, ciertamente el duelo de rivalidad venía cargado de decibelios. Bastante más personal que en anteriores citas. Prácticamente estaba llena La Romareda. Y con presencia sensible desde los mismos aledaños del campo. Diríase, ambiente de gala.

Ambiente de gala, también en el palco. Asistió hasta Jorge Azcón, que regresó corriendo desde Madrid para ver el encuentro. Por la mañana, acudió en la capital de España a la masiva protesta contra la amnistía. Por la tarde, no se perdió el derbi. A su lado, en primera fila del palco, las alcaldesas de Zaragoza y de Huesca, Natalia Chueca y Lorena Orduna. Completando esta localidad preferente, el presidente del Huesca, Fernando Callizo, y el director general del Real Zaragoza, Raúl Sanllehí.

Había más barrito del bueno en el palco. Notoria fue la presencia de Agustín Lasaosa, cada vez más presente en el Huesca. A fe que se nota: no hay más que ver los últimos resultados de los azulgranas... Los demás asientos, esto es, todos los asientos de platea, su ocuparon. No era un día cualquiera...

Obeng adelantó al Huesca de cabeza y Juanjo Nieto consiguió el 0-2.

El límite alcanzado hace ya dos meses de los 28.882 abonados en el Real Zaragoza también se reflejó en la entrada. No fue día de quedarse en casa. Casi lleno, con presencia azulgrana en una esquina del fondo sur. Apenas las 339 entradas entregadas a la Sociedad Deportiva Huesca.

Entre tanto ruido local, los visitantes, se dedicaron a lo suyo, a callar y a jugar. Y jugaron bastante más que un Zaragoza que no jugó nada. Así, jugando y callando, el Huesca silenció La Romareda en el minuto 15, con un  buen cabezazo de Obeng a centre del soriano (de Ólvega) Javi Martínez.

Después, el ruido se transformó en pitos cada vez que el Huesca movía, que fue casi siempre. El segundo gol altoaragonés, un eslalon de Juanjo Nieto finalizado con un soberbio zurdazo al largo de Rebollo (un verdadero golazo si no hubiera venido prececido de una clarísima falta sobre Jaume Grau no señalada) encendió definitivamente la grada

Quedaban 20 minutos de sufrimiento para el Zaragoza. Fueron más con los nueve de alargue. Sucedieron cambios de Escribá que nadie entendió. Poco fútbol y ahora sí mucho más ruido, que incluso se prolongó una vez finalizado el encuentro en los aledaños de La Romareda. El único silencio lo trajo el Huesca para llevarse los puntos.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión