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Fran Escribá no saca de la crisis al Real Zaragoza, que sigue sin ganar y solo empató 0-0 con el Oviedo

En un mal partido de fútbol, espeso y lento durante 80 minutos que solo se aceleró al final, los aragoneses aumentaron su récord negativo a un balance de 7 puntos sumados de los últimos 27 disputados. El equipo no da muestras de reactivación y sigue con su formato plano.

Foto del partido Real Zaragoza-Ovierdo de la jornada 14 de Segunda División, en La Romareda
Foto del partido Real Zaragoza-Ovierdo de la jornada 14 de Segunda División, en La Romareda
Toni Galán

Fran Escribá no saca al Real Zaragoza de su crisis de solvencia. El 0-0 con el que acabó el partido de la jornada 14 en La Romareda ante el rocoso Real Oviedo prolonga su mala racha de resultados y los problemas crecen. Son solo 7 puntos sumados de los últimos 27 disputados, en las últimas 9 jornadas.

Espesura, lentitud de movimientos y poco diente tuvo el fútbol de los dos equipos en la primera parte. Algo menos acentuado en el cuadro zaragocista, que por aquello de la obligación de jugar como local y por las urgencias de Escribá y el equipo tras los dos meses de colapso casi total en solvencia, debió tirar siempre del carro del guion del partido. Los ovetenses, por su parte, siempre se vieron cómodos arropados atrás, jugando en la zona inerte de su defensa, con infinitos pases a su portero y nulas ganas de profundizar mientras el 0-0 estuviera en el marcador. Por momentos, muchos, fueron dos equipos gemelos en esas trazas. A eso ha jugado en infinidad de ratos el Real Zaragoza en lo que va de liga, como bien se sabe y se padece.

En ese escenario general, la intensidad un grado superior de los blanquillos provocó que llegasen hasta cinco veces en los primeros 45 minutos al área de Leo Román con peligro, por solo una de los asturianos. Eso sí, la del Oviedo fue, además de ser calificada de traca por el error de Rebollo en un regate fuera de lugar, la más clara y polémica. Ocurrió en el minuto 28, cuando Viti acosó al portero zaragocista, que se estrenaba este año en La Romareda, le arrebató la pelota en el lujo de ‘dribling’ que el guardameta intentó hacerle en el área chica y, a puerta vacía, con escaso ángulo, remató raso al poste más lejano. El rechace le cayó a Borja Bastón, a contrapié, y en la búsqueda del segundo remate sin portero bajo palos, Francés forcejeó con él y le impidió el remate. Los astures pidieron penalti. El árbitro no lo vio y el VAR tampoco.

Para entonces el Real Zaragoza había desperdiciado cuatro aproximaciones con marchamo de gol. La primera, nada más empezar, en un precipitado cabezazo en plancha de Mollejo en el minuto 3 a centro de Borge que paró Román. El extremo local pudo haber parado el balón y recrearse, pues estaba solo en el segundo palo. La siguiente opción para el 1-0 la estropeó Francés, solo, a bocajarro, a la salida de una falta lateral que tuvo como mediación una dejada sin querer de Azón. El remate del central zaragocista se marchó altísimo, mal golpeado a placer en el minuto 14. Después, en el 20, Azón culminó flojo, deficientemente, un pase de Maikel Mesa en una contra rápida, rematando a las manos del portero. Se equivocaron los dos protagonistas, pues Valera entraba solo a su derecha y asistirlo hubiese sido, seguramente, garantía de éxito. No lo vieron. No está acostumbrado el Real Zaragoza de Escribá a este tipo de ataques corales. Los practica poco y, claro, suele errarlos cuando surgen. Y justo antes de la pifia gruesa de Rebollo y el casi gol ovetense, de nuevo Azón erró un cabezazo franco a centro del activo Lecoeuche, rematando mal, fuera, en el 27.

Le sigue faltando puntería a este Zaragoza rácano en la producción de jugadas ligadas de tres cuartos de campo en adelante. Pasa demasiados espacios de tiempo en fase de letargo, de verlas venir y, cuando suelta sus ramalazos de vez en cuando, no hay nadie habitualmente que aporte lucidez en los momentos de la verdad. Así, jornada a jornada. Sobre todo en casa. El 0-0 inicial no le molestaba demasiado ni a unos ni a otros. Están programados para esto.

Desde el susto provocado por Rebollo, que dejó patente el problema que es la portería para el actual Zaragoza cuando no está Cristian Álvarez hasta que algún aspirante se asiente con fuerza, solo cupo anotar un disparo fallido de Valera tras un córner rechazado por la zaga al borde del área en minuto 35. Lo más destacado del equipo de Escribá en este arrugado primer periodo fueron los fogonazos de Lecoecuche por la izquierda y los del citado Valera por la derecha, siempre culminados sin buenos pases o, en última instancia, con malos remates en destino. El resto de las cosas, en la más absoluta planicie. El juego es monótono, no sufre modificaciones según avanzan las jornadas. Viene a decir el técnico que “esto es lo que hay”. O sea, lentejas...

Tras el descanso, el Zaragoza salió con la clásica efervescencia de cada inicio de parte. Botó un córner en el primer minuto que Mollejo estuvo cerca de embocar en el 1-0 a la media vuelta, pero su derechazo rozó el palo izquierdo por fuera. Enseguida replicó el Oviedo, en el 50, con un cabezazo del exzaragocista Borja Bastón que se fue fuera del marco a escasos centímetros del poste izquierdo de un batido Rebollo. Se pitó fuera de juego, pero era más que dudoso. Menos mal que no entró, si no, el VAR hubiera tenido que entrar y quién sabe cuál hubiera sido su veredicto.

El juego entró en un ir y venir, algo diferente a lo visto antes del intermedio. Es ese botón que se toca en los banquillos para alborotar de alguna manera los ritmos de las primeras partes conservadoras y miedosas. Valera remató mal en el 54 una contra iniciada en superioridad por los zaragocistas que, como otras veces ya vistas, no supieron combinar bien en su conclusión. Se le cruzó Bretones ‘in extremis’ y evitó que el balón fuese a puerta. En la otra dirección de nuevo, fue Colombatto el que acabó de puntera una falta sacada desde el lateral por el laureado Cazorla en el 58, fuera del marco por un metro. La moneda estaba dando vueltas sin parar y podía caer de cualquier lado… o seguir girando hasta pasadas las 11 de la noche con el empate inicial. Lo de marcar goles no parecía tarea sencilla para ninguno de los presentes en el césped.

Foto del partido Real Zaragoza-Ovierdo de la jornada 14 de Segunda División, en La Romareda
Foto del partido Real Zaragoza-Ovierdo de la jornada 14 de Segunda División, en La Romareda
Toni Galán

Pasada la hora de juego se abrió la veda de las sustituciones. Como manda el ‘big data’. El Oviedo hizo dos cambios y metió a Alemao en punta y a Camarasa en la creación. Y Escribá apostó por un inusual triple cambio: Enrich, Vallejo y el reaparecido Francho ocuparon las plazas de Mesa, el tarjeteado Mollejo y Aguado. Jugó con el efecto de los ex el técnico zaragocista, pues Enrich y Manu Vallejo fueron los dos delanteros ovetenses en la segunda vuelta de la liga pasada. En ese barullo de varios minutos hasta que todo se recolocó, el Oviedo fue el que gozó de la mejor opción para marcar, al cabecear Seoane desde muy cerca un córner cerrado, fuera por medio metro en el 66.

Entretanto, Rebollo, que no se repuso nunca del marro grave de la primera parte (que no penalizó con gol en esta ocasión, afortunadamente), demostró ser un mar de nervios cada vez que jugaba con los pies. El runrún de La Romareda sonó con buenos decibelios. Inevitable. Consustancial. En el 71, Viti perdonó con claridad el 0-1, tras irse solo a la espalda de los centrales zaragocistas. Su chut se marchó por encima del larguero, para alivio general del zaragocismo. Se había entrado ya en el tramo donde suele morir el cuadro de Escribá en esta última racha negativa.

Foto del partido Real Zaragoza-Ovierdo de la jornada 14 de Segunda División, en La Romareda
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Toni Galán

Uno de los refrescos, Vallejo, pudo abrir el marcador tras un doble quiebro en el área carbayona en el minuto 74 que acabó con un latigazo seco raso que echó a córner en un paradón Román. Se soñaba con que, por una vez, los salidos desde el banquillo cambiasen las cosas para bien. No es lo habitual. El siguiente que rozó el 1-0 fue Sergi Enrich, por dos veces en el minuto 78. A pase de Borge, primero se le interpuso el portero y, en el rechace, su cabezazo los salvó bajo palos, en la raya de gol, el central Dani Calvo. Son ocasiones de esas que no se pueden fallar en partidos tan trabados.

El Oviedo no se achantó ante este ‘arreón’ zaragocista. Otro de sus relevos, Paulino, forzó a Rebollo a echar a córner con apuros un balón lanzado desde fuera del área que iba dentro en el minuto 84. El partido acabó siendo un correcalles. Es el efecto incontrolable del carrusel de cambios del neofútbol. Diez hombres nuevos en media hora ejercen un efecto de alboroto impredecible.

En el 88 La Romareda estalló con un gol de cabeza de Francés, peinando una falta lateral sobre el área. Pero era fuera de juego evidente. El VAR, esta vez, iba a rectificar al árbitro y al linier. Observar la algarabía de la afición a la vez que las imágenes repetidas de la televisión causó una pena muy honda a quienes teníamos los monitores a mano. Hubiese sido un final feliz por primera vez en la temporada, saboreando con dulzor lo que tantas veces se ha sufrido recientemente con amargura. Pero Francés estaba adelantado. El partido, con 5 minutos de aumento, acabó en el área ovetense. Pero con mucha precipitación y sin clarividencia de ningún zaragocista. Querer hacer en 15 minutos lo que no se ha forzado a conseguir en 80 es muy difícil. Y todo acabó como empezó.

Escribá sigue siendo incapaz de sacar al Real Zaragoza de su crisis y vive de las rentas de cinco tiros a la diana perfectos entre agosto y la primera quincena de septiembre. El récord es de 7 puntos sumados de los últimos 27 jugados. No hacen falta más explicaciones ni valoraciones.

Foto del partido Real Zaragoza-Oviedo de la jornada 14 de Segunda División, en La Romareda
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Oliver Duch

Ficha Técnica

Real Zaragoza: Rebollo; Borge, Francés, Jair, Lecoeuche; Aguado (Francho, 64), Maikel Mesa (Sergi Enrich, 64), Grau; Valera (Bermejo, 84), Mollejo (Manu Vallejo, 64); y Azón.

Real Oviedo: Leo Román; Luengo (Lucas, 46), Costas, Dani Calvo, Bretones; Cazorla (Camarasa, 63), Colombatto; Viti, Seoane (Paulino, 75), Moyano (Masca, 82); y Borja Bastón (Alemao, 63).

Árbitro: Moreno Aragón (Comité Madrileño). Amonestó a Costas (9) y Mollejo (59).

Goles: No hubo.

Incidencias: Noche de día laboral, fría con apenas 10 grados al inicio del partido (21.00). El césped de La Romareda presentó un buen aspecto visual pero demasiado inestable. Obviamente, la presencia de aficionados en las gradas se vio ostensiblemente mermada por la ubicación de La Liga de este partido en un nuevo lunes, solo acudieron alrededor de 19.500 espectadores.

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