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Escribá tiene un dilema con Francho

El técnico debe decidir si en Burgos fuerza la presencia de uno de sus jugadores predilectosEl canterano ha entrenado toda la semana con el grupo con buenas sensaciones. 

Francho Serrano controla un balón durante un entrenamiento en la Ciudad Deportiva.
Francho Serrano controla un balón durante un entrenamiento en la Ciudad Deportiva.
Rubén Losada

Mes y medio después, Francho Serrano está listo para ayudar. La ausencia del canterano se ha hecho demasiado larga. Tanto por los plazos marcados, que se han extendido más de lo previsto, como por las consecuencias futbolísticas, pues el Real Zaragoza ha acusado sobremanera la baja de un mediocampista que no tiene sustituto natural en el once.

Hasta que se lesionó en Cartagena, allá por el 10 de septiembre, los de Fran Escribá contaban sus partidos por victorias (cinco de cinco). A partir de ahí, el equipo únicamente ha sido capaz de sumar el 23% de los puntos (cinco de 21), cayendo desde la primera posición de la tabla hasta la novena que en estos momentos ocupa.

Así, la visita a Burgos de este domingo (21.00) es trascendental. Fran Escribá afronta el examen más serio desde su llegada al banquillo del Real Zaragoza, y celebra poder contar de nuevo con uno de sus jugadores predilectos.

Recuperado de su rotura fibrilar en los isquiotibiales, Francho lleva 10 días entrenando con el grupo –este viernes se le vio ejercitarse al mismo ritmo que el resto– y podría tener protagonismo en El Plantío. No como titular, pero sí contribuyendo desde el banquillo, en función de lo que demande el partido y de lo que Escribá, que ya ha visto recaer a otros futbolistas como Cristian Álvarez, esté dispuesto a arriesgar con él.

El técnico valenciano, en ese sentido, siempre lo ha considerado muy útil en las funciones de agitador del juego. Y es que Francho Serrano, a diferencia de la mayor parte de los centrocampistas de la plantilla zaragocista, posee capacidad de conducir y romper líneas. 

Es una pieza esencial con el balón controlado –en esas funciones de ‘cartero’ que acerca el balón a la zona adelantada– y también sin él, puesto que se descuelga para atacar los espacios y generar incertidumbre en las defensas contrarias.

Precisamente ahí es donde más está sufriendo el Real Zaragoza en las últimas jornadas. Adolece de aptitudes sorpresivas en la medular. Los movimientos de circulación son demasiado previsibles y facilitan la labor de rivales bien ordenados, como el Eibar que se presentó en La Romareda el pasado fin de semana y se llevó el triunfo (2-3) a base de rigor táctico y colmillo.

Marc Aguado y Jaume Grau acumularon numerosos pases horizontales, sin asumir riesgos, y el juego del equipo lo acusó. Hasta el punto de que en la recta final del choque, tras los goles visitantes y ya con Toni Moya sobre el césped en sustitución del propio Aguado, el bloque mostró una preocupante falta de profundidad. 

Las sesiones previas

Es por eso que Francho, que salvo sorpresa mayúscula no partirá de inicio pasado mañana, podría ser muy provechoso en los minutos finales de un duelo que se prevé igualado y de marcador corto.

Será Fran Escribá quien, en función de cómo lo vea en los dos últimos entrenamientos y en consenso con el equipo médico, decida si fuerza su presencia en El Plantío o no. El riesgo de reincidir en este tipo de lesiones, a pesar de las precauciones que se han tomado en esta ocasión, está ahí. La necesidad de un revulsivo, con el equipo inmerso en una preocupante racha de resultados, también.

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