Malditas roturas de fibras
Los exámenes médicos realizados a Cristian Álvarez y Fran Gámez no han reportado buenas noticias a Fran Escribá. Pierde a ambos, piezas titulares, hasta avanzado el mes de diciembre, si no es algo más, hasta la reanudación de la competición en el mes de enero.
Sus bajas se unen a las de Carlos Nieto y Francho Serrano, quien acaba de empezar a entrenar con el grupo, cuando ya acumula siete semanas fuera del equipo.
Son sus lesiones contratiempos sensibles. Que se han dejado notar. Y que han abierto espacio para consideraciones que no estaban previstas en el guion de la temporada. En el seno del club empieza a mirarse con cierta preocupación a la condición y preparación física.
Las rotaciones, el fondo de armario y el reparto de minutos al que empujan los modernos métodos del ‘big data’ no han conseguido librar al Real Zaragoza de este demonio: una sucesión de lesiones de parecida índole.
De este modo, se ha pasado de la casualidad a la causalidad, a la búsqueda de motivos, de razones que den explicación.
No es la primera vez que ocurre algo similar en el club aragonés. En su momento, Marcelino García Toral, entrenador meticuloso más allá de los aspectos tácticos, padeció una plaga de lesiones de rodilla en sus futbolistas que le impulsaron a abordar cambios en el césped de los terrenos de entrenamiento de la Ciudad Deportiva y en la elección de los médicos de cabecera a la hora de operar las roturas de ligamentos de las rodillas.
