Sporting-Real Zaragoza: Muy cruel
Fue un final tremendamente cruel. Cruel para el Real Zaragoza, cruel con los aficionados que viajaron a Gijón, cruel hasta con el propio Poussin... El error del portero francés es de esos que tienen una difícil explicación. Nadie tiene que decirle a un guardameta profesional que cosas como estas no son admisibles. Él lo sabe mejor que nadie, y lo va a lamentar más que nadie también. Su fallo cuando el partido agonizaba echó por tierra el trabajo de todos. Lo dicho, es muy cruel. Pero es así.
Ser suplente de Cristian Álvarez no tiene que ser sencillo. El predicamento que tiene el argentino bajo los palos y fuera de ellos es tan grande que cualquiera que ocupe su lugar estará expuesto a las comparaciones. Tras su desastroso debut como titular del pasado fin de semana, su partido en Gijón fue muy bueno durante 97 minutos. El resto, está ya contado.
Al margen de la jugada en cuestión, el partido del Real Zaragoza fue notable. Era un partido de los de verdad, contra un equipo bien armado y muy trabajado. Una cita en las alturas entre dos históricos que querían mandar un potente mensaje a toda la Segunda División. El equipo de Escribá dio la cara. Fue de menos a más. Quizá no mereció irse por delante al descanso, pero el gol de Maikel Mesa –que por fin desempolvó el frac– le dio una renta preciosa que Azón amplió después. Fue una muy buena segunda parte del Real Zaragoza, con un dibujo nuevo que le dio más frescura en ataque, algo que se echaba en falta en las últimas jornadas.
La victoria nunca se debió escapar, esta es la verdad. Toni Moya falló en el primer gol con una pérdida de balón impropia de un jugador de su categoría, lo que dio alas al Sporting. Lo que vino después es mejor no recordarlo, aunque será difícil para cualquier aficionado.
